"Rehúye, dentro de lo posible, las enfermedades
venéreas,pero si alguna vez necesitas optar
entre un premio a la virtud y la sífilis,
no trepides un solo instante: ¡El mercurio es
mucho menos pesado que la abstinencia!"
Oliverio Girondo
Espantapájaros, XIV
Si no sos un viajero frencuente en el maravilloso mundo de las letras, a lo mejor durante febrero o marzo, mientras usabas algún suplemento sabático para prender el fuego dominguero, quizás te distrajiste inocentemente con una página que se salvó del destino ígneo y leiste dos nombres pintorescos: Sergio Di Nucci y Carmen Lafouret.
¿Quién es Sergio Di Nucci?
Y, más importante, ¿a quién mató?
Te contesta Daniel Link:
Sergio Di Nucci se presentó a la edición 2006 del premio anual de novela La Nación-Sudamericana con el seudónimo Bruno Morales y obtuvo el primer premio por Bolivia Construcciones, novela que se publicó firmada con el mismo seudónimo, a pedido de Di Nucci, quien declaró que donaría el premio (un anticipo en conceptos de derechos de autor) a una asociación de migrantes bolivianos.
(...)Meses después, el jurado revocó su veredicto cuando un joven lector de 19 años remitió al diario La Nación un prolijo relevamiento de los muchos párrafos (sin referencia explícita) que Bolivia Construcciones literalmente incluia de la novela Nada de Carmen Laforet. Fue entonces cuando estalló un escándalo de proporciones.
Acá dejo enlaces a buena parte de los debates que se desarrollaron entre variadas figurillas de este maravilloso mundo y que fueron alojadas en Nación Apache, ordenados del más reciente al más antiguo (o sea que tenes que empezar por el de abajo de todo, petrimete).
Y de bonus-track, selección de algunas disquisiciones de chicos de letras.
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Gracias por el artículo. Sin duda la polémica es mucho más edificante, sobre todo para aquellos a los que nos interesa la literatura. De cualquier modo, encuentro que no siempre la ilustración es sabiduría. Si hacen falta tantos argumentos, de un lado y del otro, para iluminar el tema, dan ganas de decir "no aclaren que oscurece". Un plagio es un plagio, no hay muchas vueltas. Intertextualidad es intertextualidad, inclusive es una palabra mucho más técnica, está bien
definida. Y para aclarar esto no hace falta haber leído la novela de Di Nucci, que no leí, como tampoco la de Laforet, por lo cual no opino sobre ellas. Pero sí sobre el tema de debate; aquí se habló desde el lugar del escritor, del crítico o del académico. No desde el del lector. Que es mucho
más simple, y si leyó a Laforet y luego a Di Nucci sabrá juzgar, más allá de teorías e ideologías, si el autor es un chorro y si tiró a la basura el dinero que pagó por el ejemplar, así, en términos bien concretos.
Quisiera pensar que un robo es un robo, y cuando Brecht habla de robar un banco está hablando de expropiación, no hace falta haber leído a Marx para saberlo. Por eso me apena que Panesi hable la literatura como territorio del robo, un término mucho menos técnico que intertextualidad e incluso que plagio, pero mucho más cargado de connotaciones, para seguir a Bajtin. Tantas, que algunos interpretaron que incluso toda la facultad es territorio de robo. Te roban en baños o pasillos, se roban el presupuesto, te roban el espacio con puestos y carteles, te roban puestos que no se concursan... todos roban, roba el chorro y también roba el cana, roba el asaltante pero también roba el comerciante, ladrón que roba al ladrón tiene cien años de perdón... y allá en el horno se vamo a encontrar.
Darle un status del tipo que sea al robo es lamentable, aunque se trate de una figura. Me parece que es algo de sentido común y me da un poco de cosa que la gente que manya de verdad sobre el tema que estudiamos muestre tan poco sentido común. Así estamos. No hace falta nombrar teorías literarias, ni cuestiones de derecho, ni hablar de ideología. Si uno se sintió defraudado con lo que leyó, debería alcanzar y sobrar, es la postura del lector. Si un jurado decide que encontró un plagio, y se siente responsable ante una comunidad de lectores que pueden sentir lo mismo, no veo por qué no va a retirar el premio. Otro jurado, con otra postura, quizá podría justificarlo, hablar de intertextualidad o lo que fuera. Pero especular con que el lector no haya leído una novela olvidada para alzarse con los laureles (y la mosca), no creo que sea parte de un mundo mejor, y no creo que pueda encontrarse mérito en eso. Es una cuestión de intenciones, que las
argumentaciones casi nunca consiguen explicar. Sin hacer referencia, insisto, ni a Di Nucci ni a Laforet, que en paz descanse.
Mis respetos a todos,
Carlos Capella
Lo que me impresiona de la postura de Drucaroff es la mezcolanza que hace. Según ella de un lado estaría la gente lúcida y honesta (como ella) y del otro los sofistas, los “afrancesados” (“ja, ja”, qué gracioso), los noventistas, los menemistas. ¿No es una estupidez insólita declarar “menemista” a una postura frente a este tema? Ya sé, para su mirada, acá hay un “afano”, por lo que lo que aquellos que no opinan así son defensores de este afano, o sea, menemistas, canallas,
cuneolibaronas (¿y por qué no, ya que estamos, lavadores de dinero, traficantes de armas y asesinos de Carlitos Jr?).
Claro está que la nefasta década del noventa y la cultura menemista marcó una execrable forma de ser en la Argentina pero de ahí a pensar absolutamente todo en relación a eso me parece, por lo menos, injusto para la gente que no opina como Drucaroff.
Con respecto al concurso, no sé como funcionan, pero supongo que exigirán que la obra a presentar sea totalmente original; si es así me parece que no hay manera de negar que el autor de “Bolivia Construcciones” cometió una falta. Pero eso en relación a la legalidad del concurso y de lo extraliterario. Lo literario parece ser de segundo orden para Drew. Está bien, es su visión. Está muy preocupada por el destino del dinero, por los derechos de una autora muerta cuyo texto fue publicado en 1944 (que recibió un premio y que cobró por su trabajo). Claro, eso seguramente no importa para ella, seguramente es lo mismo que un texto sea de 1944 o de 2004 o de 1844. Lo que importa es que “alguien presentó el trabajo ajeno como propio”. Aunque, para mí (que no sé nada), presentarlo de esa manera falsea la cuestión porque la reduce. Claro, ¿quién podría decir que “está bien” decir que lo que es de otro es de uno? Pero más allá de este caso puntual podría uno pensar en lo siguiente: supongamos que yo escribo una novela y que en el medio (o en otro lugar) injerto diez páginas tomadas y modificadas de “La peste” ¿Qué pasaría? Creo que puede ser interesante, porque me imagino que sería como abrir una línea de fuga, un conducto que desplaza el texto hacia otros lugares. En fin, sólo es una impresión que tengo. Pero cito este pasaje de Daniel Link al respecto: “Lo que me pregunto es: dado que las concepciones de la literatura son históricas, y dado que en el horizonte de los jurados del premio La Nación-Sudamericana consideran que Bolivia Construcciones no puede formar parte del sistema literario tal y como ellos lo imaginan: ¿en qué sistema literario (si es que hay alguno) Bolivia Construcciones sería un libro no sólo posible sino legítimo?”
Yo pienso que no es lo mismo haber hecho esto (más allá de los resultados estéticos, que no parecen ser los mejores, según algunos amigos que leyeron la novela) con Laforet que haberlo hecho con un escritor que estuviese produciendo ahora. Pero repito: es sólo una impresión que tengo. Y en todo caso dudar no lo convierte a uno en un imbécil ¿no?
El final del texto de Drucaroff es una perla negra: me parece que subestima innecesariamente a los estudiantes. Y sobreestima su propia posición de docente (y en esto me gustaría conocer la opinión de Augusto): muy pocos profesores son dignos de “admiración”, así en esos términos tan absolutos. Uno escucha y piensa, acuerda a veces y a veces no.
Apena ver la opinión que tienen algunos docentes de sus alumnos. En fin.
Alejandro Henchoz
Más en: Polémica veraniega
Acá dejo enlaces a buena parte de los debates que se desarrollaron entre variadas figurillas de este maravilloso mundo y que fueron alojadas en Nación Apache, ordenados del más reciente al más antiguo (o sea que tenes que empezar por el de abajo de todo, petrimete).
Y de bonus-track, selección de algunas disquisiciones de chicos de letras.
Demoliendo nuevas construcciones
Por Norberto Cambiasso
Sergio Di Nucci, autor de Nada
Por Estanislao Figueroa Washington
Menemismo permanente (respuesta a Susana Santos)
Por Elsa Drucaroff
Don Sergio Di Nucci: un perezoso desvergonzado
Por Leonardo Sai
Literatura interrumpida
Por Susana Santos
El futuro de la literatura
Por Daniel Link
Qué supone defender un plagio
Por Elsa Drucaroff
Con las manos en la masa III
Por Julio Zoppi
La literatura considerada como suspensión de la moral
Por Jorge Panesi
Con las manos en la masa II
Por Julio Zoppi
Vindicación del copy/paste (aka: "La carta de Puan")
Con las manos en la masa
Por Julio Zoppi
Homenajes, copias e inspiraciones
Por Maximiliano Tomas
Premoldeados. A propósito de Bolivia Construcciones y la revocación de un fallo
Por Gabriel Báñez
Re: [KLEO] Qué supone defender un plagio, por Elsa Drucaroff
Gracias por el artículo. Sin duda la polémica es mucho más edificante, sobre todo para aquellos a los que nos interesa la literatura. De cualquier modo, encuentro que no siempre la ilustración es sabiduría. Si hacen falta tantos argumentos, de un lado y del otro, para iluminar el tema, dan ganas de decir "no aclaren que oscurece". Un plagio es un plagio, no hay muchas vueltas. Intertextualidad es intertextualidad, inclusive es una palabra mucho más técnica, está bien
definida. Y para aclarar esto no hace falta haber leído la novela de Di Nucci, que no leí, como tampoco la de Laforet, por lo cual no opino sobre ellas. Pero sí sobre el tema de debate; aquí se habló desde el lugar del escritor, del crítico o del académico. No desde el del lector. Que es mucho
más simple, y si leyó a Laforet y luego a Di Nucci sabrá juzgar, más allá de teorías e ideologías, si el autor es un chorro y si tiró a la basura el dinero que pagó por el ejemplar, así, en términos bien concretos.
Quisiera pensar que un robo es un robo, y cuando Brecht habla de robar un banco está hablando de expropiación, no hace falta haber leído a Marx para saberlo. Por eso me apena que Panesi hable la literatura como territorio del robo, un término mucho menos técnico que intertextualidad e incluso que plagio, pero mucho más cargado de connotaciones, para seguir a Bajtin. Tantas, que algunos interpretaron que incluso toda la facultad es territorio de robo. Te roban en baños o pasillos, se roban el presupuesto, te roban el espacio con puestos y carteles, te roban puestos que no se concursan... todos roban, roba el chorro y también roba el cana, roba el asaltante pero también roba el comerciante, ladrón que roba al ladrón tiene cien años de perdón... y allá en el horno se vamo a encontrar.
Darle un status del tipo que sea al robo es lamentable, aunque se trate de una figura. Me parece que es algo de sentido común y me da un poco de cosa que la gente que manya de verdad sobre el tema que estudiamos muestre tan poco sentido común. Así estamos. No hace falta nombrar teorías literarias, ni cuestiones de derecho, ni hablar de ideología. Si uno se sintió defraudado con lo que leyó, debería alcanzar y sobrar, es la postura del lector. Si un jurado decide que encontró un plagio, y se siente responsable ante una comunidad de lectores que pueden sentir lo mismo, no veo por qué no va a retirar el premio. Otro jurado, con otra postura, quizá podría justificarlo, hablar de intertextualidad o lo que fuera. Pero especular con que el lector no haya leído una novela olvidada para alzarse con los laureles (y la mosca), no creo que sea parte de un mundo mejor, y no creo que pueda encontrarse mérito en eso. Es una cuestión de intenciones, que las
argumentaciones casi nunca consiguen explicar. Sin hacer referencia, insisto, ni a Di Nucci ni a Laforet, que en paz descanse.
Mis respetos a todos,
Carlos Capella
Re: [KLEO] Ahora Elsa le responde a Susana
Lo que me impresiona de la postura de Drucaroff es la mezcolanza que hace. Según ella de un lado estaría la gente lúcida y honesta (como ella) y del otro los sofistas, los “afrancesados” (“ja, ja”, qué gracioso), los noventistas, los menemistas. ¿No es una estupidez insólita declarar “menemista” a una postura frente a este tema? Ya sé, para su mirada, acá hay un “afano”, por lo que lo que aquellos que no opinan así son defensores de este afano, o sea, menemistas, canallas,
cuneolibaronas (¿y por qué no, ya que estamos, lavadores de dinero, traficantes de armas y asesinos de Carlitos Jr?).
Claro está que la nefasta década del noventa y la cultura menemista marcó una execrable forma de ser en la Argentina pero de ahí a pensar absolutamente todo en relación a eso me parece, por lo menos, injusto para la gente que no opina como Drucaroff.
Con respecto al concurso, no sé como funcionan, pero supongo que exigirán que la obra a presentar sea totalmente original; si es así me parece que no hay manera de negar que el autor de “Bolivia Construcciones” cometió una falta. Pero eso en relación a la legalidad del concurso y de lo extraliterario. Lo literario parece ser de segundo orden para Drew. Está bien, es su visión. Está muy preocupada por el destino del dinero, por los derechos de una autora muerta cuyo texto fue publicado en 1944 (que recibió un premio y que cobró por su trabajo). Claro, eso seguramente no importa para ella, seguramente es lo mismo que un texto sea de 1944 o de 2004 o de 1844. Lo que importa es que “alguien presentó el trabajo ajeno como propio”. Aunque, para mí (que no sé nada), presentarlo de esa manera falsea la cuestión porque la reduce. Claro, ¿quién podría decir que “está bien” decir que lo que es de otro es de uno? Pero más allá de este caso puntual podría uno pensar en lo siguiente: supongamos que yo escribo una novela y que en el medio (o en otro lugar) injerto diez páginas tomadas y modificadas de “La peste” ¿Qué pasaría? Creo que puede ser interesante, porque me imagino que sería como abrir una línea de fuga, un conducto que desplaza el texto hacia otros lugares. En fin, sólo es una impresión que tengo. Pero cito este pasaje de Daniel Link al respecto: “Lo que me pregunto es: dado que las concepciones de la literatura son históricas, y dado que en el horizonte de los jurados del premio La Nación-Sudamericana consideran que Bolivia Construcciones no puede formar parte del sistema literario tal y como ellos lo imaginan: ¿en qué sistema literario (si es que hay alguno) Bolivia Construcciones sería un libro no sólo posible sino legítimo?”
Yo pienso que no es lo mismo haber hecho esto (más allá de los resultados estéticos, que no parecen ser los mejores, según algunos amigos que leyeron la novela) con Laforet que haberlo hecho con un escritor que estuviese produciendo ahora. Pero repito: es sólo una impresión que tengo. Y en todo caso dudar no lo convierte a uno en un imbécil ¿no?
El final del texto de Drucaroff es una perla negra: me parece que subestima innecesariamente a los estudiantes. Y sobreestima su propia posición de docente (y en esto me gustaría conocer la opinión de Augusto): muy pocos profesores son dignos de “admiración”, así en esos términos tan absolutos. Uno escucha y piensa, acuerda a veces y a veces no.
Apena ver la opinión que tienen algunos docentes de sus alumnos. En fin.
Alejandro Henchoz
Más en: Polémica veraniega
7 comentarios:
Ah, fue divertido mientras duró...
Mi posición al respecto es básicamente, separar los dos asuntos que aquí se mezclan sin contemplación -y esa es la razón de que haya polémica alguna-.
Le guste o no a Drucaroff, la Literatura SI se juzga mediante criterios diferentes de los que se usan para el comportamiento social cotidiano.
Más aún, me atrevo a decir que, esta diferencia de funcionamiento, o de lógica, es [b]condicion necesaria[/b] de la literatura.
Lo que no signfica que [b]haya[/b] que darle el premio a Di Nucci. Pues los premios Literarios y la literatura también tienen lógicas harto diferentes.
El premio existe en el mundo institucional y responde ante las leyes generales de comportamiento ético-legal.
En síntesis, mi postura es: El plagio no es argumento suficiente para criticar la calidad literaria. Y respecto del premio, bueno... no veo en que nos concierne opinar sobre como consigue sacarle plata un tipo a las masas compradoras del seleccionado cultural, ni qué piensa hacer ese tipo con la guita -la done a los bolivianos pobres, o se compre kilos de merca de los bolivianos ricos, no es asunto nuestro...
Besitos.
-J.
CLIQUEANDO SOBRE "REFRANES SBRE PLAGIO",PUEDEN LEERSE ÍDEM,HUMORÍSTICOS, DE MI AUTORÍA.
INVITA: MARÍA ALICIA GARCÍA FACINO,HIJA DE LA LIC. SARA ZAPATA VALEIJE (2DO. PUESTO DEL PREMIO CLARÍN DE NOVELA 2005),PLAGIADA POR MARÍA ELENA WALSH http://plagiodemariaelenawalsh.blogspot.com/
profesorgarciafacino@yahoo.com.ar
Teléfono:(03482)15635531
profesoragarciafacino@yahoo.com.ar
es la correcta dirección.
Para vuestra cultura general:
sarazapatavaleije@yahoo.com.ar ,
plagiada por
mewalsh@sadaic.org.ar
Alguien que me haga un esquema o diagrama de flujo con la genealogia del plagio de la que habla Garcia Facino porque me perdí.
-J.
María Elena Walsh los espera a todos en http://plagiodemariaelenawalsh.blogspot.com/ . Cliquear sobre ídem.
me aburriste
Acá tenés un buen resumen de lo que pasó y sigue pasando con la señora Facina-Folino.
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