tag:blogger.com,1999:blog-90048305791206180792024-03-19T15:24:29.564-07:00Matando más enanos...J la Ratahttp://www.blogger.com/profile/16691113236926349816noreply@blogger.comBlogger23125tag:blogger.com,1999:blog-9004830579120618079.post-90128575037055880142009-09-03T07:05:00.000-07:002009-09-03T09:07:52.683-07:00<div align="center"><span style="font-size:180%;">Entrevista a Eduardo Romano*</span></div><div align="center"></div><br /><div align="justify"><img style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 337px; CURSOR: hand; HEIGHT: 180px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://www.lavoz.com.ar/anexos/imagen/07/43588.JPG" border="0" /><br /><p align="right">Por Vicente Costantini y Martín Yuchak </p><p align="center"></p><p align="left"><em>El cambio de Plan de 1974 </em></p><em><p align="justify"><br /></em><strong>Para empezar, queríamos pedirte que nos cuentes cuál era el contexto que se respiraba cuando se llevó a cabo el cambio de plan de estudios de la carrera de Letras, en 1974, y en base a qué reclamos es que se hizo.</strong> </p><p align="justify"><br />Cada plan está vinculado con un contexto; no sólo con un contexto político, sino con un contexto social. Para nosotros era, por ejemplo, muy importante que pudiera haber carreras intermedias. Que a los tres años hubiera, digamos así, una formación de técnico que estuviera capacitado para trabajar en editoriales. Pero esto pensado en un contexto donde había editoriales, donde se podía trabajar en editoriales y además no existía la carrera de editor que hay ahora, la carrera de Edición, que es un resultado indirecto de aquellas preocupaciones. Para nosotros era muy importante el título intermedio.<br />Otra cuestión que estaba en debate era la de elaborar los fundamentos para la carrera de Comunicación, que no existía, y que para nosotros era muy importante que estuviera dentro de Filosofía y Letras, cosa que después se volvió a discutir, ya en democracia, y que desgraciadamente se perdió. Digo desgraciadamente, porque son dos carreras que tendrían que funcionar de una manera cercana, con un vínculo más o menos fuerte, porque a unos les falta lo que les sobra a los otros y viceversa. Yo trabajaba en las dos, trabajé entre el ‘89 y el 2000 en Comunicación. Cuando se estructura el plan de estudios de Comunicación, durante el período de Alfonsín, un grupo del Centro de Estudiantes me propone trabajar en un seminario de Cultura popular y cultura de masas, y ese seminario prácticamente lo fundé, le di un programa, una bibliografía del ‘89 al 2000, y después mi adjunto siguió a cargo de la asignatura. Me tuve que ir por una resolución de Schuberoff, según la cual si vos tenías una dedicación exclusiva acá no podías tener una simple en otro lugar, como era antes. Y bueno, finalmente tuve que renunciar. Pero tengo una experiencia sobre el alumnado de las dos carreras y me doy cuenta de que sería un intercambio muy interesante que estuvieran cerca estos dos alumnados y pudieran inclusive intercambiar materias. </p><p align="justify"><br /><strong>Éste es uno de los puntos en los cuales estábamos trabajando en la propuesta, que es el problema de que quizás no hay suficiente interrelación entre carreras, entre Facultades o incluso entre cátedras. Queríamos saber si vos considerás que existe alguna posibilidad de facilitar o favorecer esa integración, esa puesta en común de elementos que se podrían compartir. </strong></p><p align="justify"><br />Bueno, en un momento dado, la oferta de la materia que yo daba en Comunicación se hizo en la carrera de Letras y vinieron como veinte alumnos de la carrera de Letras a cursar a Comunicación. Es el único caso que conozco, pero a lo mejor hay otros. O sea, esa sería una posibilidad, que la oferta se haga en una carrera y los de la otra puedan cursarla. </p><p align="justify"><br /><strong>Volviendo un poco al pasado, porque se conoce muy poco de la experiencia en general, ¿podés reponer el contexto social y universitario que se estaba viviendo y qué fue lo que los llevó a ustedes a plantear la necesidad de este cambio en la carrera, en el marco de la Universidad en general?</strong> </p><p align="justify"><br />Por un lado estaba esta cuestión de lo laboral, de hacer una carrera que tuviese un título intermedio y que eso permitiera a la gente poder trabajar. Después estaba todo el funcionamiento academicista de los profesores, de los docentes que estaban en ese momento a cargo de las materias: a eso se le quería dar un giro político; no partidario, pero sí de participación, de revisión de los programas, y eso sin duda se consiguió, porque de los docentes que estaban muchos renunciaron, otros adujeron que estaban perseguidos, pero en general la verdad es que la mayoría se fue. Algunos daban un cuatrimestre en USA y el otro en Buenos Aires y se quedaron donde les pagaban mejor, patrióticamente.<br />El cambio era muy drástico, digamos así, se explicitaba mucho lo político; por supuesto que ellos habían hecho su política, pero no la reconocían ni la enunciaban como política. Les digo porque esto fue una discusión por ejemplo con Garassa, que había sido director de la carrera de Letras hasta el 73. No sé si ustedes lo ubican, se llamaba Delfín Leocadio, lo cual es ya la imposición de un destino. Fue muy graciosa la salida de Garassa, porque era allá en el Clínicas, y entonces había un grupo de la JUP no sé por qué razones en la calle, con bombos en la puerta de Ciencias Económicas, y cuando vieron que había como quince o veinte detrás de un profesor, y que le gritaban cosas y este profesor se iba, vinieron todos a sumarse, así que terminó corrido por ciento cincuenta tipos, una despedida que salió de los cánones habituales digamos… (risas). </p><p align="justify"><br /><strong>Estaba renunciando.</strong> </p><p align="justify"><br />Bueno, a él se lo estaba destituyendo, ahí se cambiaba la dirección de la carrera…porque las autoridades anteriores habían sido complacientes con las autoridades militares que “gobernaron” hasta el 73. </p><p align="justify"><br /><strong>¿En qué mes y año fue esto específicamente?</strong> </p><p align="justify"><br />Me pedís demasiado, pero fue en el ´73, después de las elecciones, que vino ese cambio. El tipo de cargos directivos como director de carrera y directores de institutos se modificaron, pero entre los profesores comunes hubo muchos casos de gente que no quiso participar porque las cosas no siempre estaban claras, como suele sucedfer en los momentos de reales cambios.<br />El clima era conflictivo porque tampoco todos apuntábamos a lo mismo; los que participábamos de la intervención no éramos todos montoneros, si bien había, indudablemente, una hegemonía montonera. Eso creó rápidamente disidencias, discusiones, gente con la que se podía discutir y gente con la que no se podía discutir… No fue un período fácil para nadie. Y después se plantearon también algunos intentos de racionalizar aspectos de la carrera, en el sentido de “por qué algunos estudiaban Alemana y otros estudiaban Francesa”. Se trató de hacer literaturas europeas por épocas: Medieval, Renacimiento, Barroco y después Moderna y Contemporánea. De hecho ahora existen Literatura del siglo XIX y Literatura del siglo XX, ¿no? De alguna manera son la herencia de esos cambios. </p><p align="justify"><br /><strong>¿Cuáles eran las críticas que se le hacían al plan de 1959? Y queríamos saber también cómo se pone en funcionamiento el plan a partir de la intervención, si hay participación de los estudiantes, cómo se define el nuevo programa…</strong> </p><p align="justify"><br />Los estudiantes participaban, pero a través de las agrupaciones. No se discutía en asambleas abiertas con todos los estudiantes los cambios que se iban a hacer. Pero bueno, todos los grupos y los sectores discutieron, mayorías y minorías, todos tuvieron participación. Y también todos los docentes nuevos que nos incorporábamos.<br />Me parece que se trató de implementar otra relación, distinta, con los alumnos frente a ciertas situaciones o ciertos rituales académicos, por ejemplo el caso del examen final. Se empezó a tomar examen final por grupos que no excedieran las tres personas. En el caso de que hubiera dudas de que dentro el grupo había una persona que había trabajado menos, se insistía con esa persona, y a veces no se los calificaba a todos de la misma manera Incluso se practicó la discusión con los alumnos sobre la calificación final. (Después creo que eso desapareció.) Es decir, “yo creo que tu calificación es ésta por esto, esto y esto”. No el hábito, que a mí me sigue molestando, de hacer salir a los alumnos para ponerles la nota. Será porque me acostumbré a los métodos de aquella época, ¿no? Me parece que la nota se pone cara a cara y tenés que decirle “mirá, por tales razones yo creo que te merecés esta nota”, y si a él no le gustaba podía tener el derecho a réplica. Por supuesto, siempre el profesor seguís siendo vos y en última instancia el que vas a decidir, pero se podía escuchar al alumno y, eventualmente, también te podía cambiar tu opinión; si el alumno te decía algo en lo que vos estabas equivocado, podías aceptarlo, ¿no?…<br />Esto nos parecía que dinamizaba, que democratizaba, que le daba otro carácter al examen. No sé, cuando yo entré a la Facultad los exámenes a veces eran realmente traumáticos. Recuerdo una compañera de Introducción a la Literatura, que daba José María Monner Sans. Era tal la tensión que había creado el profesor, que cuando esta chica se sentó para dar examen, empezó a hablar y se desmayó. No está de más aclarar que ese profesor era socialista. Imaginate cómo actuaban los conservadores… </p><p align="justify"><br /><strong>El examen con bolillero, tipo tribunal…</strong> </p><p align="justify"><br />Sí, sí, todavía. Ese era el tipo de cosas que uno pensaba que se podían humanizar, como la situación del examen. </p><p align="justify"><br /><strong>Y además del sistema evaluativo, ¿se alteraron algunas otras dinámicas de cursada, de dictar los cursos, se plantearon otras alternativas en el plano de las formas de impartir conocimiento? </strong></p><p align="justify"><br />Yo creo que lo que cambió fundamentalmente fueron los prácticos, los prácticos eran, casi diríamos, una ampliación del teórico. El profesor, si era un buen profesor, te daba un teórico liviano. Yo he tenido profesores de prácticos que nos leían un cuento, todo el práctico era la lectura de un cuento. A lo sumo te preguntaba al final “¿Saben de quién es el cuento?”. Además, cuando sucede la intervención, tras el triunfo de Cámpora, no era nada difícil provocar la discusión (risas); todos estaban con ganas de discutir y cada uno creía que tenía la suya, y sabía lo que había que hacer, así que el práctico se convirtió en un grupo de discusión y en buena medida les diría que también los teóricos. En los teóricos la gente participaba mucho.<br />Yo cuando volví en el ‘84 lo primero que vine a dar fue un seminario. En general a los que habíamos estado en el ´73 nadie nos fue a buscar: la política era otra; más bien no tenían ningún interés en vernos. Pero bueno, creo que fueron Piglia y Ludmer los que me propusieron para dar un seminario, y cuando vine a dar el seminario me encontré con otros alumnos. Venía con la idea del recuerdo, venía inclusive con la idea de que iba a ser parecida la cosa, y nada que ver. Sentí que eran incluso mucho más pasivos de lo que éramos nosotros cuando yo ingresé. Está bien, a nosotros no nos daban mucho lugar, pero a lo largo de la década del 60 lo fuimos construyendo.<br /></p><p align="justify"><strong>Pero bueno, también es claro que con la topadora que pasó…</strong> </p><p align="justify"><br />Sí, claro, no estoy culpando a los alumnos. Ahora yo creo que son mucho más participativos, hay más polémicas, pero en ese momento me parece que la gente todavía andaba con miedo, tenían miedo… Miedo, falta de costumbre, que se veían inclusive en el trato con los profesores: “¿Puedo hablar, puedo discutir, lo que yo digo tiene algún sentido, me van a escuchar?”. </p><p align="justify"><br /><strong>¿Te parece que eso se está revirtiendo ahora?</strong> </p><p align="justify"><br />Yo creo que sí, sin duda. No es lo mismo que en el ‘84. Hay tal vez otras maneras, eso sí, de expresarse, de intervenir… </p><p align="justify"><br /><strong><span style="font-family:times new roman;">Instrucciones para hacer un Plan de Estudios </span></strong></p><p align="justify"><strong><span style="font-family:times new roman;"><br /></span>¿Cómo se fue gestando, cómo se fue llegando a la propuesta de un nuevo plan? ¿Quiénes lo elaboraron? ¿Qué necesidades se planteaban, también en términos del perfil social que se buscaba, más allá de lo laboral?</strong> </p><p align="justify"><br />El interventor de la carrera era Paco Urondo. Para el caso de Clásicas él consultó fundamentalmente con Alberto Szpumberg, que dirigió interinamente el departamento de Clásicas, un escritor que después se exilió y que ahora está viviendo un poco en España y un poco en la Argentina. Para la parte de Letras modernas yo creo que Aníbal Ford y yo fuimos tal vez los más consultados, pero había otra gente con la que Paco también hablaba. Hizo conversaciones con distintos docentes que iban a trabajar o que estaban trabajando respecto de cómo se podía y hacia donde apuntar esa reforma del plan. Es cierto que había una “malformación” subyacente, que era la pretensión montonera de convertir a todos los estudiantes de Letras en militantes y en miembros futuros de la lucha armada. </p><p align="justify"><br /><strong>Vos decís que el plan apuntaba a eso…</strong> </p><p align="justify"><br />No, no. En el plan no estaba eso. Pero era parte de esa concepción de lo que iba a pasar en el país, de un posible Vietnam en la Argentina. Para mí era un poco un delirio de la visión que ellos tenían respecto de cómo podía funcionar una Universidad. Pero bueno, eso entraba también en discusión; pensá que Urondo no era un académico, su intención era política y los montoneros, creo, veían a la Universidad como un lugar de reclutamiento para las batallas decisivas, más que como un centro de estudio e investigación. </p><p align="justify"><br /><strong>¿El no era graduado de la carrera?</strong> </p><p align="justify"><br />No. Creo que estudió algo de Letras en Rosario, que era de donde él provenía. Por supuesto que era un importante escritor, título que vale más que el de académico, pero no era un graduado de Letras. Creo que ese proyecto político en todo caso él trataba de bajarlo a lo académico, y, bueno, ahí discutía y por eso nos preguntaba y funcionábamos como aseosores o dialogantes, digamos así, respecto de lo que se podía hacer. </p><p align="justify"><br />También la zona de Lingüística se trabajó bastante, porque tenía una orientación muy sesgada, como el enfoque que le daba un profesor llamado Salvador Buca. A esa materia vino a dictarla Prieto y él consultó con gente que estaba capacitada para hacer más sociolingüística, más psicolingüística y abrir así a nuevas propuestas, más actualizadas. O sea que si bien Paco tenía una concepción o una finalidad política, estaba dispuesto a conversar lo académico porque sabía que no se podía hacer exclusivamente política. Tenía en cuenta que inclusive el alumnado adheriría a esas políticas en la medida que la Facultad lo capacitara, le diera otras posibilidades profesionales, etcétera. No sé, yo respeto mucho lo de Paco más allá de las diferencias que teníamos, políticas, porque era de esos tipos coherentes, ¿no? No de los que se fueron rajando, dejaron un montón de gente patas para arriba y después vienen a reclamar por sus hijos, sus nietos… Que es muy válido, cada uno le tiene aprecio a su vida, pero muchos se acuerdan y está bien recordarlo que cuando escaparon apresurados quedaba mucha gente en bolas que no sabían donde refugiarse y que apelaron en muchos casos a los amigos, porque “la orga” estaba en otra. ¿Firmenich estaba vivo, no? </p><p align="justify"><br />Yo he visto tipos que andaban por la calle buscando una casa donde poder meterse porque… la organización fue un desastre en la última época respecto de sus propios militantes. Pero bueno, Paco fue un tipo coherente hasta el final. Y eso creo que es muy respetable frente a ciertos pseudo-montoneros que nunca vieron más que revólveres de cebita y andan hoy haciendo política como ex combatientes. </p><p align="justify"><br /><strong>Y en los hechos esto duró menos de un año, ¿no? </strong></p><p align="justify"><br />Muy poco, sí, muy poco. </p><p align="justify"><br />Yo di una materia que era nueva en el Plan: nosotros veíamos que si bien la gente estaba muy politizada, de pronto los estudiantes de Letras mucho de la historia argentina no sabían. Sí los que estaban politizados o los militantes, pero el grueso andaba medio en ayunas… Algunos eran los que habían estado cursando con esos profesores anteriores, protegidos de la “revolución argentina” comenzada en 1966 por Onganía. Había que meter una inyección dinamizadora para ésos… La materia se llamó “Proyectos políticos culturales en la Argentina”. Se llegó a dar dos veces, creo que la segunda vez incompleta y estaba destinada no sólo a los alumnos de letras.<br /></p><p align="justify"><strong>Dos cuatrimestres.</strong> </p><p align="justify"><br />Dos cuatrimestres. Y la dábamos Jorge [B.] Rivera y yo. También estaba Juan Sasturain, como Jefe de trabajos prácticos… Apuntaba a revisar cuáles habían sido los principales proyectos político-culturales en el país, desde 1880 en adelante.</p><p align="justify"><br /><strong>Y los contenidos, mínimamente, ¿cuáles eran?</strong> </p><p align="justify"><br />Cuáles habían sido los principales proyectos político-culturales en nuestra trayectoria moderna como país. Un poco relacionar la política con la cultura, y con los grandes proyectos del ‘80 en adelante. Tomábamos varios procesos y segmentos hasta el ‘70, hasta la actualidad (de entonces, claro). Se dio una sola vez completa. Tuvo toda la improvisación que tiene una materia que se da por primera vez. De hecho los apuntes se siguieron vendiendo, me acuerdo, todavía en la época de la dictadura. Alguna vez que yo iba a la biblioteca de la Facultad, me comentaban que había gente que seguía comprando los apuntes, como una prueba del hueco que se había producido desde 1976. También era una forma de saber lo que había pasado, digamos. </p><p align="justify"><br />Porque a su vez la cosa fue muy dura, ¿no? Después del ‘76, lo que se hacía en la Facultad… la gente que iba a los exámenes a dar los programas que nosotros dictamos y los bochaban por haber cursado ese programa, por las cosas que decían. No valía que el alumno se escudara con “El profesor decía esto…”, o: “El profesor daba tal autor o tal escritor”. Los examinadores les replicaban: “No, ese autor no tiene ninguna importancia en la literatura argentina” (risas).<br /></p><p align="justify"><strong>Con este plan también hay un cambio muy fuerte en cuanto a las materias seleccionadas, ¿no?</strong> </p><p align="justify"><br />Yo trabajé primero en Literatura Argentina y después me pasaron a esta materia, la mencionada Proyectos, que ya les dije que era nueva, la delineamos Rivera y yo; el que siguió dictando Argentina fue Ángel Núñez. </p><p align="justify"><br />En el caso de [Literatura] Argentina, la idea del programa que yo di era abrir un poco, digamos así, el concepto de literatura, y esto también se hacía en Teoría, lo hacía Aníbal Ford en Teoría literaria: trabajar con un concepto de literatura ampliado, que no era exactamente el del libro, ampliar la participación de la literatura a las revistas, a los medios. Yo me acuerdo que trabajamos literatura y cine, por ejemplo, y eso era novedoso. Y en cierto modo se contraponía a otra corriente que funcionó dentro de la carrera que era más cientificista, más acorde con la nueva teoría literaria que surgía en ese momento… </p><p align="justify"><br />También en ese sentido los alumnos tenían para debatir y para elegir, no fue una cosa monolítica, sino que nosotros representábamos una corriente, pero el caso de Jitrik, de Ludmer, etcétera, ellos representaban otra, una apertura distinta. Los alumnos cursaban las dos cosas e iban, en general, confrontando las experiencias novedosas que hacían en uno y en otro campo.<br /></p><p align="justify"><strong>¿Cuáles eran las diferencias entre las posturas de unos y otros?</strong> </p><p align="justify"><br />Bueno, en ese momento ellos seguían a Kristeva, a todo el grupo de Tel Quel, su concepción de la literatura. Mientras que nosotros apuntábamos a vincular la literatura con los medios, con la sociedad, con la política, eran discursos diferentes. A algunos les permitía la posibilidad de confrontar también en ese plano. </p><p align="justify"><br />Aclaro esto porque por ahí vas a escuchar… yo escuché cada tipo de deformaciones… A Ángel Rama le preguntaron una vez sobre esta experiencia y él contestó que le habían dicho que en la Universidad de Buenos Aires el único texto que se daba en Literatura argentina era La razón de mi vida (risas). Un texto que en la puta vida se me ocurrió incluir. </p><p align="justify"><br />Pero existían esas simplificaciones: “¿Cómo hacemos para demostrar que lo que esos tipos están haciendo no tiene validez, que es una cosa populista?”. Y bueno: “Lo único que dan es La razón de mi vida”. Esas cosas circulaban, y era inevitable. Y además si leés la Historia, hay una Historia que hicieron (no sé si es de la Biblioteca) de la Facultad, vas a ver que, en la época del ‘73 parece que estuvieran hablando de Perón en el ’55: “La decadencia de la cultura; alpargatas sí, libros no”, poco menos que eso. Está bien que la interventora en Bibliotecología era una tipa bastante desastrosa, que no había estado muy bien elegida, pero bueno, eso a veces ocurre, y es inevitable. </p><p align="justify"><br />Yo creo que fue una época muy revulsiva. Y como toda época revulsiva, en la que se empezaron a cambiar las estructuras académicas fosilizadas, seguramente se cometieron muchos errores. Pero los estudiantes la vivieron realmente como una época de cambio. Se les abrían nuevos horizontes. Tanto los que querían ciertas novedades teóricas y la “literaturidad” tenían su línea, como los que querían estar más en contacto con la historia, con la política, la sociedad y las conexiones de todo esto con la literatura, también. Por lo tanto tenían un panorama muy distinto del que habían vivido hasta ese momento. </p><p align="justify"><br /><strong>¿Cómo se vive el cambio, la intervención posterior a todo esto? Sabemos que viene la dictadura…</strong> </p><p align="justify"><br />No, esto fue antes de la dictadura. Esto fue con la intervención de Ivanissevich. Cuando Ivanissevich viene como interventor quedamos todos cesantes. Además no se habían hecho concursos: no hubo tiempo; en poco más de un año, qué ibas a hacer… Todo el panorama era muy inestable, de fuerte conmoción interna en la sociedad, entonces era impensable hacer concursos, estabas en otra, la situación era muy otra, muy distinta. </p><p align="justify"><br /><strong>Y qué se plantea como plan posterior, ¿un regreso al plan anterior?</strong> </p><p align="justify"><br />Sí. Incluso regresaron los mismos profesores, una cosa de borrón y cuenta nueva. Sacaron todas las materias que se habían reformado en el plan de estudios y se volvió a la situación anterior.<br /></p><p align="justify"><strong>Al plan calcado que existía antes… </strong></p><p align="justify"><br />Yo entiendo que sí. No tuve mucho contacto, como te imaginarás, con esa Facultad posterior.<br /></p><p align="justify"><strong>El Plan de 1984<br />Y en cuanto al plan del ‘84, quizás una de las críticas que se le hace a este plan es que, justamente frente al plan de la dictadura, se plantea como un plan anti-coercitivo, donde se supone que uno tiene que tomar la mayor cantidad de decisiones posibles, y de ahí tenemos todo el problema de que casi no existen las correlatividades, que tenemos todo el tiempo alumnos ingresantes cursando junto a alumnos avanzados…</strong> </p><p align="justify"><br />Bueno, yo creo que ahí ya pasamos un poco a lo que yo pude haber vivido acá del ´86 (que fue cuando gané el primer concurso de adjunto) a la actualidad. Porque a veces vos podés hacer muy buenos planes, ¿no?, pero los planes no van, tenés que tener profesores para esos planes, y después tenés que tener, creo yo, un trabajo del Departamento, que lleve adelante esos planes. Y eso me parece que falta, ¿no? La última reunión que tuve con mis pares, con los otros docentes, debe haber sido hace por lo menos ocho o diez años. Es decir, no se reúnen nunca los docentes para discutir, para ponerse de acuerdo, a ver qué es lo que estamos dando. No tengo idea si lo que están dando en otras materias nos sirve o no. Nosotros notamos en [Literatura] Argentina, por ejemplo, que hay una “inflación” de la teoría literaria. Antes había una materia como Introducción a la literatura, que te daba los elementos básicos como para reconocer géneros, como para ver un elemento de versificación, todas esas cosas que son herramientas básicas, y que en alguna materia te las tienen que dar. Eso desapareció. Los alumnos vienen y les das un poema en verso y no saben medir un verso. Y yo no me puedo poner a enseñarles eso, porque entonces me tengo que poner a dar otra materia. </p><p align="justify"><br /><strong>Es un problema grave que tiene nuestra carrera…</strong> </p><p align="justify"><br />Yo creo que se convirtió la teoría en una cosa que… que es muy importante, pero hay que hacerla en su momento, y no cuando ingresan. Porque me parece que les dan una problemática muy abstracta que los pibes no están todavía en condiciones de asimilar, cuando a su vez les faltan competencias elementales.<br /></p><p align="justify"><strong>…¿te referís a Teoría y análisis literario?</strong> </p><p align="justify"><br />Claro, claro. Tener una materia que realmente funcione como Introductoria a los estudios literarios. Después, que más adelante hagan Teoría, me parece bárbaro. Pero eso está faltando. Y está faltando también una coordinación: que el Departamento tenga la idea de coordinar el trabajo, y que cada uno sepa lo que en otras materias se está enseña.<br />No esto: fijate, en [Literatura] Argentina es pavorosa la desaparición del período colonial. Siglo XIX y siglo XX: ¿quién dictaminó que Argentina I tiene que ser siglo XIX, y Argentina II, siglo XX? Yo una vez di en Problemas [de Literatura Argentina] un tema sobre colonial y también hubo ciertas quejas, como diciendo, “Bueno, eso es meterse en Argentina I”. Pero si Argentina I no da tampoco esos temas. Como la materia Problemas de Literatura Argentina da un poco para todo, un día dije: “Vamos a hacer esto, vamos a estudiar la poesía argentina durante todo el período de la colonia”. Y tampoco vimos toda la colonia, pero bueno, arrancamos de más atrás por lo menos, no de Echeverría y los románticos. </p><p align="justify"><br /><strong>En función a esto, justamente, uno de los problemas que se está planteando en la propuesta es el problema de los contenidos mínimos. Porque uno de los problemas que se está dando es que a veces parece como si fuera una cuestión de azar, “A mí me tocó cursar tal programa entonces no vi el Martín Fierro”…</strong> </p><p align="justify"><br />Eso es consecuencia de la departamentalización y de un proyecto inorgánico, que deja todo librado al individuo aislado, como le gusta a la sociedad norteamericana. Ustedes saben lo que sucede con los alumnos extranjeros que vienen a cursar. En algunos casos han estudiado Geografía, Hidráulica, cualquier cosa, y cursan una materia de Letras. Tienen una mezcla de contenidos que vienen con los programas, que es una cosa de locos, no sabés ni de qué se reciben. Bueno, a la sociedad norteamericana le funciona eso. O de pronto te dicen: “Vengo a hacer una tesis sobre… no sé, Fresán”. “¿Qué leíste de la narrativa argentina anterior?”. Ni puta idea de nada. “A mí me interesa Fresán, yo leo Fresán, todas las novelas de Fresán y hago una tesis sobre él”. Así funcionan las universidades norteamericanas. Esa organización departamental se prestó a la organización de camarillas por departamentos, por institutos. Por eso yo digo que las instituciones son iguales a sí mismas. La Universidad donde yo estudié, la Facultad donde yo estudié, no es demasiado diferente en ese aspecto de la que funciona hoy. Toda la discusión sobre los Institutos yo la seguí de cerca; no me metí, pero hay mucho de eso. Nosotros cuestionábamos eso ya en el 73, el caso de los directores que se metían en los Institutos y se eternizaban, porque habían formado su camarilla, tenían sus protegidos, reservaban la información o ciertas invitaciones para ellos, y entonces no querían salir más de ahí. </p><p align="justify"><br /><strong>En función a esto de los contenidos, el problema que creemos que quizás se está dando es que cuando uno se pone a hablar de contenidos mínimos, siempre a uno lo rebaten con el tema de la libertad de cátedra: pareciera como que hay ahí un problema, no sé si de definiciones, donde uno se termina preguntando hasta qué punto es democrático que alguien, que un profesor, elija cuáles son los contenidos mínimos sin ponerlos en discusión. Vemos ahí un problema y queremos saber cuál es tu postura sobre esto y si ves que quizás hay alguna posibilidad de poner esto en discusión. </strong></p><p align="justify"><br />Eso es lo que yo te decía antes. Me parece que tiene que haber reuniones de los docentes donde todos estén enterados de lo que se está haciendo en las materias, para ver cómo se coordina la materia de ellos con las otras. Y qué agujeros, de pronto, hay. Esto que yo les decía: “¿colonial argentina se estudia en alguna parte?”. Aunque, claro, también sabemos que para algunos todo comienza con Echeverría, ni siquiera toman en cuenta a Hidalgo y la gauchesca, que por algo debe de ser anterior al romanticismo. Prefieren tratar desde el comienzo con una literatura “importada” para no preguntarse dónde fue a parar lo que preexistía. Y eso hay que subsanarlo, “¿quién lo va a hacer, quién lo puede hacer?”. Esto sería parte de una dinámica de discusión, de intercambio de los docentes convocados por el Departamento. El otro criterio es el del régimen individualista yanqui: “Cada uno haga lo que se le canta las bolas” y se supone que eso es la libertad. </p><p align="justify"><br /><strong>De hecho se defiende este plan en el sentido de que los programas pueden cambiar cada dos años y cada estudiante puede elegir si cursar un año con un programa que le guste o con otro, y pasa esto de que hay gente que se recibe y dos personas hicieron carreras casi diferentes porque cursaron las mismas materias en distintos momentos, viendo distintas cosas. Hay una falta de homogeneidad que es defendida por muchos, porque plantean que está bien que cada uno haga la carrera de Letras que le parece, y a veces hay diferencias muy grandes. Como decía él [V. C.], a veces podés cursar Argentina I sin leer el Martín Fierro o sin leer el Facundo. Y la libertad de cátedra, frente a eso, se presenta como bandera para que cada uno siga haciendo lo que se le antoja, lo que le parece… </strong></p><p align="justify"><br />No, de hecho hay grandes huecos… La literatura del interior del país no existe, salvo la del eje Rosario-Santa Fe. Fuera de esa autopista, no se sabe nada de lo que se hace en el interior. No hay tampoco ningún intercambio en ese sentido, pero me parece que eso es una herencia unitaria fuerte nuestra, no nos interesa un carajo lo que pasa en el interior. Todo lo importante está acá, todo el centro de producción fuerte está acá: los suplementos literarios, los nombres destacados, las editoras multinacionales… Pero bueno, eso me parece que de alguna manera también tendría que ser contemplado. O que los programas de Argentina son sólo programas de narrativa, entonces el teatro es una especialización que se ve en otro lugar, y la poesía no digamos… Esto contribuye a la hegemonía de ciertas concepciones que están muy arraigadas, con las cuales se hace muy difícil luchar. Yo me he encontrado con ayudantes que me dicen “Yo no sé leer poesía, así que no puedo dar en el práctico ningún tema de poesía”. Y el teatro, bueno, habría que ver si tiene relación con la literatura. El teatro estaría en el mismo caso que el cine, que cualquiera de los otros medios que vos tenés que considerar, o en una materia especial, o en todas las materias. No podés desvincular a la literatura del fenómeno de la canción, inclusive, porque la gente entiende que la literatura es ésa, ¿qué otra poesía conoce la gente que no sea la poesía de las canciones? No han leído poetas. Bueno, esto no lo podés desconocer, está ocurriendo. A mí me parece que ahí es donde el intercambio con Comunicación podría ser más importante, en el sentido de que ahí estos problemas están mucho más presentes. Intercambio en el sentido de que los alumnos podrían cursar algunas materias que serían optativas. </p><p align="justify"><br /><strong>Sí, así como hay un tramo de materias de elección libre, que se facilite o que aunque sea se promocionen las materias que se dan en Comunicación, así como uno puede, pidiendo autorización, cursar materias de otras carreras de esta Facultad.</strong> </p><p align="justify"><br />Sí, de hecho nosotros teníamos un núcleo de materias de Filosofía, Historia, de cualquiera de las otras carreras. Pero bueno, me parece que Comunicación tendría que estar en el mismo nivel. Tendríamos que poder hacer materias de la carrera de Comunicación que nos interesen. </p><p align="justify"><br /><strong>Y en cuanto a la relación, más allá de Comunicación, con las diferentes disciplinas como Filosofía, Historia, ¿cómo ves que está la situación actual? Porque da la impresión también de que hay una profunda falta de diálogo, entre esto que vos llamaste una “concepción estrecha” de la literatura. Pero no sólo en el sentido de no considerar ‘literatura’ un montón de otros fenómenos, sino en una dificultad de hacer dialogar a la literatura con la historia, básicamente, que se ve en los cursos de todas las literaturas: las Argentinas, las Europeas, las Latinoamericanas. Una dificultad de hacerlas dialogar con contextos históricos y también con otras formas de pensamiento y de producción filosófica… ¿Cómo lo ves vos? </strong></p><p align="justify"><br />Pensando en los profesores, me parece que eso no debería ocurrir, en el sentido de que gente como Viñas, o Zanetti, vinculan, tienen una tendencia a vincular el proceso literario con la serie histórica, social, etcétera. Claro, yo no estoy enterado de lo se hace en sus cursos, pero me parece que la gente que entró a partir del ‘84 no se caracterizaría por no hacer esas cosas, ¿no? Dado lo que yo conozco de ellos, su producción y demás. Ahora bien, de pronto en algunas materias no se les ocurre, claro. No tengo experiencia de lo que se hace en otras materias como para juzgar eso, no podría. Para mí la literatura siempre estuvo vinculada con la cultura, y en la medida en que está vinculada con la cultura está vinculada con toda la sociedad, no hay otra manera de encararla. Me imagino que, aunque desde otra perspectiva, es el enfoque de mucha de la gente que entró acá a partir del ‘84. También mucha de esa gente fue cambiando, claro. Ya no están más, o están en otras universidades privadas que les pagan mejor, o se fueron por diferentes razones… </p><p align="justify"><br /><strong>Y con respecto a esto de la falta de correlatividades…</strong> </p><p align="justify"><br />Bueno, eso estaría dentro de lo que yo decía, que hay que hacer una coordinación de la carrera, que tiene que estar coordinada y que eso tiene que ser periódicamente revisado. Si están bien, las correlaciones son necesarias; nosotros en Literatura Argentina recibimos pibes que recién ingresan y tipos que ya están terminando la carrera. Entonces vos no sabés para quién hablar. </p><p align="justify"><br /><strong>Creo que ese es uno de los problemas más grandes que tiene este plan, esta cohabitación, podríamos decir, de estudiantes avanzados e ingresantes. Creo que dificulta las cosas también para el docente.</strong> </p><p align="justify"><br />Y sí, muchas veces decís “No, qué voy a decir esto, si esto lo saben…”, y no, el pibe que recién llega no sabe un corno de nada, cualquier cosa que le digas es nueva. Y a su vez el otro está diciendo “Uh, estos me vienen a contar la misma historia que ya escuché en otras tres materias…”. </p><p align="justify"><br /><strong>Y a su vez, esto que decías de que para vos también falta un tramo más introductorio a la carrera. </strong></p><p align="justify"><br />Sí. Falta una materia que sea de capacitación técnica de lo que vas a estudiar, y que te dé elementos básicos que no sean tan teóricos y abstractos como los que se dan en Teoría. Antes se llamaba Introducción a la literatura. Se le puede cambiar el nombre, no importa, pero te capacitaban, te daban una serie de instrumentos prácticos, de trabajo, como para después decir “Bueno, estos instrumentos técnicos los conozco, lo puedo aplicar”. </p><p align="justify"><br /><strong>¿Tenés idea de por qué algo así nunca se llevó a cabo? </strong></p><p align="justify"><br />No, esa materia existía. Después fue borrada. En la medida en que fue apareciendo la teoría, la teoría, la teoría… </p><p align="justify"><br /><strong>¿Estaba inicialmente en el plan del ‘84? </strong></p><p align="justify"><br />Ah, no, no me acuerdo. Estaba en el anterior, en el más viejo. Era una materia que yo empecé con Raúl Castagnino y que después también ocupó Barrenechea con Pezzoni. Y era una materia muy útil: te daba los elementos como para después trabajar. Se nota la falta de una materia así. </p><p align="justify"><br /><strong>Sí, e incluso de esa forma también se pone quizás más en evidencia la proveniencia o el antecedente que tiene cada estudiante, la formación del secundario, donde quizás se le dieron más elementos para trabajar la literatura que a otros estudiantes. Ahí se pone de relieve este tipo de disparidad, porque hay algunos que lo pueden manejar mejor y otros que no. </strong></p><p align="justify"><br />Bueno, eso siempre ocurre, dependiendo de dónde uno haya cursado la escuela media. Los del [Colegio Nacional de] Buenos Aires son una cosa, y si vienen de una escuela de Villa Fiorito o de Villa Adelina es otra. Yo tenía un compañero, que es hoy un cineasta argentino en Francia, que Latín I, por ejemplo, ni lo estudió, porque eso ya lo había visto en el Buenos Aires. Yo venía del Mariano Moreno y sí, algo de latín sabía, pero tenía que estudiar. Pero bueno, justamente una materia de este tipo tiene que poner a todos los tipos en el mismo nivel, es decir: “Bueno, esto es lo básico que ustedes tienen que tener, es como un utilaje mínimo para empezar la carrera”. Después, de ahí… </p><p align="justify"><br /><strong>Para ir cerrando, respecto de las críticas que le hicimos al Plan, ¿ves alguna perspectiva posible de cambio? </strong></p><p align="justify"><br />Está bien, el Plan es importante, se puede reformar, se pueden recuperar cosas… Pero yo insisto en que lo más importante, y lo que está más abandonado, es el funcionamiento de la carrera con la participación de los docentes, de todos los docentes en el sentido de discutir lo que se está haciendo, qué se hace en cada materia y en qué medida la materia de uno puede ayudar o no a la de otro. Y algunos tendrían que hacer modificaciones, o tener en cuenta esto o aquello. Que es como algo elemental, ¿no? Y es tan elemental que no se hace. Porque vos te enterás de oídas, o si por ahí ves un programa, lo que están haciendo otros, porque sino no sabés nada. Y llega un momento en que uno sabe si en Argentina I están dando siglo XIX y de ahí pasás. Te enterás de eso, pero no porque a su vez lo pudiste hablar con los profesores de la otra materia, preguntarles a ellos por qué hacen eso, preguntarle al jefe del Departamento, el Director de la carrera, “¿y lo que no se ve dónde se va a ver, no se propone nunca, se deja absolutamente de lado, no tuvimos período colonial?”. </p><p align="justify"><br /><strong>¿Pero de parte de los profesores no hubo iniciativa en los últimos años de hacer algo de eso, no surgió la iniciativa de ningún lado…? </strong></p><p align="justify"><br />Que yo sepa, no. Te digo, hablamos de que hace por lo menos ocho años que no hay una reunión de Departamento. Y fue una reunión formal. Un día, para hablar algún tema y se acabó, no para discutir esto que te digo que debería ser prioritario… Bueno, siempre recaés en las mismas cosas, porque decís, “Encima de lo que tengo que hacer, tengo que ir, tener reuniones de Departamento, y a mí quién me paga eso, y con la mierda que me pagan…”. Es inevitable, siempre caemos en ese problema. Tampoco vamos a estar hablando como si acá fuéramos todos docentes con dedicación exclusiva…<br />Yo me acuerdo que en el ´73 se peleaban por una dedicación exclusiva, porque se podía vivir de eso. Ahora, con una dedicación exclusiva, minga. Hay que tener algo aparte, si no, es imposible, pero como estamos en una sociedad hipócrita, te impiden trabajar en otro lado… La insuficiencia económica impide que le exijas a un profesor más tiempo del que insume al enseñar. “No, usted tiene que venir una vez por mes a las reuniones del Departamento…”. ¿Con qué autoridad le decís eso a un tipo al que le estás malpagando? Y eso inevitablemente hace que desemboques en un problema de presupuesto, en las penurias económicas que estamos viviendo en la Universidad de Buenos Aires. Diferente a otras universidades latinoamericanas; no hablo del primer mundo, ¿no?, lo que pagan en San Pablo o en la UNAM: los profesores gozan de otra situación. Pero bueno, la educación está devaluada. Todos los políticos dicen que es importante la educación, pero no hacen un carajo…porque en el fondo saben que ellos no llegaron a los más altos puestos por su mayor saber. Bueno, espero que la charla les haya servido para algo…<br /></p><p align="justify"></p><p align="justify"><br /><br /><br />* Nació en 1938 en Avellaneda, provincia de Buenos Aires. Doctor en Letras, ensayista, investigador y poeta, se ha desempeñado como docente en las carreras de Letras y Comunicación. Ha editado antologías y publicado numerosos libros y artículos en torno a la literatura argentina y la cultura popular, entre los que mencionaremos: Poesía gauchesca del siglo veinte (1977), Sobre poesía popular argentina (1983), Voces e imágenes en la ciudad (1995) y Revolución en la lectura. El discurso periodístico-literario de las primeras revistas ilustradas rioplatenses (2004). </p></div>J la Ratahttp://www.blogger.com/profile/16691113236926349816noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-9004830579120618079.post-80405946407674847692008-03-26T23:16:00.000-07:002008-03-26T23:34:41.782-07:00Oficios y perfiles de lector<div style="text-align: justify;"><span style="color: rgb(255, 0, 0);font-size:85%;" >Gabriel Castillo es profesor de la cátedra de Teoría y Análisis Literario C (Panesi). Amablemente nos ha cedido este boceto provisorio de un trabajo en preparación que profundiza conceptos desarrollados en sus celebradas "clases del NO". </span><br /><br /><br /><br />Consideremos el análisis de un cuento o de una novela, de algún <span style="font-style: italic;">relato </span>en sentido general. La necesidad de decir algo sobre eso que hemos leído define, de mínima, el trabajo a realizar. El cumplimiento más básico consistiría en hacer un resumen que satisfaga el interés por saber de qué se trata y, tal vez, cómo lo hace: contar el argumento y dar cuenta de alguna peculiaridad de la construcción o del estilo, si amerita. La comprensión es, entonces, no sólo la primera operación de lectura (intelectiva, al menos), sino también el primer objeto posible de una operación crítica, de un decir algo sobre eso.<br /><br />Pero explicitar en un informe nuestra comprensión del relato no es una operación tan unívoca como básica; cada quien capta, retiene y promueve datos y modos con filtros diferentes y en magnitudes e intensidades diferentes. No obstante, es posible alcanzar con algún expediente de bajo o nulo riesgo de argumentación un margen de consenso bastante aceptable como para empezar a trabajar. En el mejor de los casos, basta con citar, con mostrar el pasaje explícito que permite, por ejemplo, incluir entre las verdades del relato el dato no registrado o no seleccionado por nuestro interlocutor. En el peor de los casos, habrá que solicitarle un esfuerzo de presunción. El esfuerzo es ínfimo, casi un reflejo, en el final de “La muerte y la brújula”: “Retrocedió unos pasos. Después, muy cuidadosamente, hizo fuego”, de donde se presume que Scharlach mató a Lönnrot. Con igual o apenas mayor esfuerzo, el mismo desenlace se puede presumir que tuvo (estrictamente, que tendrá) Dahlmann en el final de “El Sur”, cuando “empuña con firmeza el cuchillo, que acaso no sabrá manejar, y sale a la llanura”. Rechazar esas muertes por no explicitadas sería atorarse en una prudencia exorbitante, más propia de un autómata que de cualquier ser humano libre de una literalidad psicótica.<br /><br />Como sea, la crítica comienza cuando alguien se pregunta qué puede decir de eso que ha leído y comprendido. A su vez, el crítico define su perfil (o su trama de perfiles) según qué haga con la comprensión de la que parte. (Toda crítica es una política de la comprensión, y se hace en nombre de una comprensión mejor o nueva.)<br /><br />Si restrinjo aquí el concepto de comprensión a una lista de enunciados de Verdadero‑Falso, es precisamente porque sostengo que cualquier otro concepto menos restringido resulta de operar sobre aquél. El catálogo de esas operaciones se corresponde uno a uno con el catálogo de perfiles, que a veces pueden convivir o alternarse en un mismo crítico y otras veces se repelen (un régimen de solidaridades los agrupa por objetivos compartidos o afines). Hojeemos esos catálogos paralelos.<br /><br /><br /><br /> Como vimos, si lo que hago con la comprensión del relato es meramente formularla, expresarla, soy alguien que cuenta el cuento y acaso describe su hechura: un relator de espectáculos, el hacedor de un informe cuyos méritos de oficio se buscan en el criterio de selección, en la edición de los datos y en la información de los modos. La intervención más básica respeta el elenco de las verdades que integran la comprensión de lectura; por lo demás, no arriesga ninguna observación.<br /><br />Ese riesgo es asumido en las otras intervenciones: sistematizar la comprensión, aclararla, corregirla, profundizarla, redefinirla. No hay momento álgido en la polémica entre modos de leer que no pertenezca al juego de las alianzas y los duelos que protagonizan estas acciones (y los perfiles de crítico que con ellas quedan caracterizados). De ahí la importancia de discernirlas y contrastarlas.<br /><br /><br /><br />Empecemos por la sistematización. Mientras el relator del argumento dice de qué se trata aquello, un primer comentarista dice de qué trata: identifica sus temas, los jerarquiza (principales y secundarios), los clasifica (temas políticos, temas metafísicos; temas realistas, temas fantásticos; etc.); identifica sus recursos y sus técnicas, comenta alguna gracia —local o general— de su construcción, tal vez de su estilo (con el riesgo típico de quien explica un chiste). Para él, los hechos y datos del relato son paradigmáticos, sistemáticos y tal vez complejos, pero ninguno es aún oscuro ni enigmático.<br /><br /><br /><br />Quien se ocupa de iluminar y aclarar las zonas que cree oscuras es un segundo comentarista, que es una sofisticación del primero: el autor de un «estudio crítico», experto o erudito, que aplica su conocimiento (textual, intertextual, contextual, etc.) para que la comprensión del lector mejore en nitidez y detalle (esa utilidad pedagógica le da su razón de ser a la vez que le impone la necesidad de encontrar un nicho adecuado, de dirigir su divulgación a un target bien definido).<br /><br />Sus dos colegas anteriores podían iniciar sus servicios con un “Te cuento”; él es el primero que lo hace con un “Te explico”, y el único de los de su clase cuya explicación puede todavía respetar el plantel de datos que forma la comprensión. No está libre de cometer atribuciones equivocadas, y sus asociaciones esclarecedoras pueden recibir objeciones ideológicas (un blanco frecuente por recalcitrante son las explicaciones biografistas de una obra, como la que enseña, con aire de hallazgo germinal, que Borges sufrió el accidente de Dahlmann). No obstante sus posibles bloopers y supersticiones, el aclarador no es acosado ni desafiado por enigmas escondidos en la trama; lo suyo no es todavía interpretar en busca de algún dato que es invisible a la mera comprensión de lectura, o que fue disfrazado para engañarla.<br /><br /><br /><br />Corregir así la comprensión define más bien el perfil de un primer tipo de hermeneuta. Para éste, la cuestión ya no pasa por cómo es lo que hay, sino qué y cuánto es lo que hay “en realidad” (fórmula favorita del rito hermenéutico); cuál es la verdad de la historia que se oculta o enmascara “entre líneas”, en lo dicho y en lo no dicho del relato, en su densidad alusiva; cuál es la realidad última que se deja ver tras el velo enigmático de lo aparencial (hasta ahí llega ahora la comprensión lectora, que es una primera aproximación «literal» a la verdad, el avistaje de la punta del ice‑berg).<br /><br />Desde luego, hay interpretaciones más razonables que otras. Pero pretender de ello que esa diferencia de grado es el único criterio válido para aceptarlas o rechazarlas es pretender también que comprender e interpretar son una sola operación, que en algunos casos se practica con razonabilidad y en otros con desmesura. Algún deslinde cualitativo puede, sin embargo, intentarse. La interpretación empieza a diferenciarse de la comprensión con el primer paso hacia la verdad que el crítico da más allá de la indicación de un hecho verificable mediante una simple cita o la presunción de alguno no explicitado. Ese primer arrojo es la conjetura, tal vez tímida, de un dato nuevo (extensión literaria del relato destinada a completarlo) o del auténtico carácter o identidad de un dato ya presente (cuya modificación o canje afinaría la comprensión). Los siguientes pasos aventuran aún más al crítico suspicaz hacia lecturas alucinatorias de ambigüedades, sugerencias, alusiones, indicios y claves varias que él tiene el privilegio o la sagacidad de penetrar y descifrar (o sea, hacia delirios hermenéuticos que terminan sustituyendo lo que hay o agregándole lo que no le falta).<br /><br />La doble maniobra de atribuirle esos misterios al relato y solucionárselos con una interpretación victoriosa siempre es defendida con una remisión a alguna autoridad: la del autor, que en tal prólogo o en tal reportaje nos insinuó o confesó sus intenciones originales, atajo precioso que tomamos hacia una lectura hecha a imagen y semejanza del creador; la autoridad de la teoría que aplico (un “yo leo desde acá”), que genera una lectura a la medida, imagen y semejanza de esa teoría; la autoridad de mi propia libertad de opinión e interpretación (un “a mí me parece”, “yo lo veo así”), que me devuelve una lectura a imagen y semejanza de mí o de mis modelos culturales interpretativos.<br /><br /><br /><br />Un segundo tipo de hermeneuta también contrabandea en la comprensión conjeturas tan irrefutables como indemostrables (tan invulnerables como inocuas), pero ya no de datos, sino de una imagen de la obra entera, metáfora o alegoría en que se cumple su sentido profundo y trascendente.<br /><br />Para el revelador de verdades ocultas, interesado en<span style="font-style: italic;"> qué es </span>“en realidad” lo que hay, el oblicuo autor quiere decir otra cosa<span style="font-style: italic;"> en lugar de</span> la que dice, en la que ve señales e indicios de aquella otra cosa. Para el revelador de sentidos ocultos, interesado en <span style="font-style: italic;">para qué es</span> “en realidad” lo que hay (o lo que “en realidad” hay, porque estos dos perfiles acostumbran cruzarse), el sabio autor —nunca ocioso, nunca vano— quiere dejar un mensaje, decir otra cosa <span style="font-style: italic;">a través de</span> esa que dice, y siempre para hacer algo con ella: una crítica política o social, un homenaje, una lección, etc. En la explicación de esas intenciones creadoras, ambos críticos suelen verse a sí mismos leyendo la mente del autor, como Stephen Hawking dijo alguna vez estar leyendo la de Dios al hacer Física.<br /><br /><br /><br />Laplace tenía otra visión de su oficio. Cuando Napoleón le preguntó dónde entraba Dios en la explicación del universo que acababa de exponerle, Laplace contestó famosamente: “Prescindo de esa hipótesis”. Una prescindencia análoga del autor (o, más exactamente, de sus poderes de origen sobre la verdad y el sentido) asume el último perfil de crítico que veremos, el que prescinde además de ofrecer en sus análisis una explicación de qué pasa ahí, cómo pasa, por qué pasa, para qué pasa o qué sentido tiene.<br /><br />Lo que afirman el que relata un argumento y el que lo aclara no es demostrable, sino suficientemente constatable (señalable o presumible). Lo que afirman el que interpreta que el relato es otro o que es diferente y el que interpreta que es imagen de otra cosa o ilustración de una idea universal o más general, es indemostrable, es meramente conjeturable. En cambio, quien conecta datos del relato para hacer constelaciones conceptuales o problemáticas, y sobre esas relaciones y figuras elabora hipótesis, somete sus observaciones a exámenes de pertinencia y de arbitrariedad, es decir, de rigor argumentativo: se chequean la probidad de la selección, la exactitud de los datos seleccionados, la precisión de las categorías que los vinculan y reúnen, el juego limpio de las razones enhebradas, etc. Sus afirmaciones sobre el relato presuponen constataciones diversas, pero no son ellas constatativas, y además son demostrables: todo lo que él usa para hacer sus figuras está ahí, al alcance de quien quiera verificarlo, y los movimientos con que las hace no se justifican con una remisión a ninguna autoridad que esté obedeciendo o retratando, sino a un juego de argumentación compartido que por definición excluye el recurso a una autoridad.<br /><br />Los datos del relato y sus temas —la comprensión de lectura— no se ven alterados ni durante ni al cabo del análisis; a diferencia de las lecturas explicativas, acá la verdad y el sentido del relato no son la meta del trabajo crítico, sino apenas su punto de partida. La meta —o al menos el efecto— de estos análisis es cierta redefinición de la comprensión del objeto, a la manera en que lo hace Nicolás de Cusa cuando nos hace ver en una línea recta infinita el arco de un círculo infinito, sin que deje de ser una línea recta. Una visión no sustituye a la otra, ni la refuta ni la corrige; simplemente se ubica del otro lado de un signo de equivalencia que las relaciona, que ofrece a una como visión alternativa de la otra.<br /><br /></div>chicoverdehttp://www.blogger.com/profile/03529406440487048448noreply@blogger.com18tag:blogger.com,1999:blog-9004830579120618079.post-25790336565061915112008-03-26T05:19:00.001-07:002008-03-26T05:23:48.591-07:00El Tránsito LentoPor Daniel Link para <a href="http://www.perfil.com/contenidos/2008/03/22/noticia_0003.html">Perfil</a><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgt4VKCOKU-BBL59e6yAN4bkeV9qeGSZ6NSPpw_KxrgY1ZjO-QN8p8n0PleDdgJOhoKrQiBvJaSkATArE2nalK-1Itsyq0n-mXd4As277YYWm6LJ-Nryv1zooeZiQnAdNHRDGsxmux1zxy7/s200/link.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer; width: 112px; height: 163px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgt4VKCOKU-BBL59e6yAN4bkeV9qeGSZ6NSPpw_KxrgY1ZjO-QN8p8n0PleDdgJOhoKrQiBvJaSkATArE2nalK-1Itsyq0n-mXd4As277YYWm6LJ-Nryv1zooeZiQnAdNHRDGsxmux1zxy7/s200/link.jpg" alt="" border="0" /></a><br /><span style="color: rgb(255, 255, 255);">Hay preguntas que vuelven como un </span><i style="color: rgb(255, 255, 255);">ritornello</i><span style="color: rgb(255, 255, 255);">, como un agua que no desemboca: "</span><span style="color: rgb(255, 255, 255);" lang="es-ES">¿En qué se reconoce una política? Por supuesto, en sus efectos reales o imaginarios (previstos)". En dos años y un mes, Argentina celebrará con no se sabe para qué su Segundo Centenario.<br />Tal vez, sólo tal vez, el Teatro Colón esté reinaugurado para algarabía de embajadores, ministros y princesas invitadas. El Museo de Arte Moderno de la Ciudad de Buenos Aires, por su parte, seguirá siendo la nada que es ahora. La obra de ampliación del Museo Nacional de Bellas Artes no ha comenzado, como tampoco el reciclado del edificio de Correos. El Centro Cultural Recoleta es una ruina y los miles de metros que el "nuevo" Centro Cultural San Martín destinará a la tecnología de punta parecen un chiste de mal gusto en un país con problemas de provisión energética (sin ninguna nueva central prevista, salvo las termoeléctricas compradas a los apurones, que son como un </span><span style="color: rgb(255, 255, 255);" lang="es-ES"><i>plug and play</i></span><span style="color: rgb(255, 255, 255);"><span lang="es-ES"> de bajísimo rendimiento, y además contaminantes), con trenes catatónicos y sin rutas adecuadas (la autopista Rosario-Córdoba no estará terminada este año y es sólo un tramo de los miles de quilómetros que se necesitan). El Teatro Nacional Cervantes sigue esperando el tiro final, el Riachuelo cada vez hiede más y la Reforma Educativa quedó en declaraciones de principios bellos. Mientras tanto, las clases en la Universidad de Buenos Aires comenzaron con edificios en situación crítica (algunos sin provisión eléctrica, otros sin gas, sin ascensores, con déficit de aulas y de implementos básicos) y la lluvia y el frío nos dan miedo como nunca antes.</span><br /><span style="font-size:100%;"><span lang="es-ES">No hay una sola obra de envergadura que permita pensar en efectos (reales o imaginarios) a mediano plazo. El gran problema argentino pasa estos días por las retenciones: no las retenciones a la renta agraria, ni la retención insensata de reservas en un país sin crédito, ni la retención suicida de los índices inflacionarios, sino la </span></span></span><span style="color: rgb(255, 255, 255);"><span style="font-size:100%;"><span lang="es-ES"><i>retención de políticas de Estado</i></span></span></span><span style="color: rgb(255, 255, 255);"><span style="font-size:100%;"><span lang="es-ES">. Es como si la casta de gobernantes tuviera problemas para evacuar ideas y proyectos: cien días de estreñimiento. Preguntas que no vuelven como un </span></span></span><span style="color: rgb(255, 255, 255);"><span style="font-size:100%;"><span lang="es-ES"><i>ritornello</i></span></span></span><span style="color: rgb(0, 0, 0);"><span style="font-size:100%;"><span lang="es-ES"><span style="color: rgb(255, 255, 255);">, me corrijo, sino como un cólico.</span><br /><br /><span style="color: rgb(255, 255, 255);">(no se pierdan en la web de perfil, a un tal Dresde corrigiéndole el estilo a DL)</span><br /></span></span></span>J la Ratahttp://www.blogger.com/profile/16691113236926349816noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-9004830579120618079.post-8938594953515081842007-08-27T05:06:00.000-07:002007-08-27T05:21:15.927-07:00Masterplan Nº2De promedios, investigaciones, y mitos.<br /><br /><br /><p><img style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 200px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgaa-pY7Q8sDwgJ9et83kjvM8jJTJPgHE4A2ph09586ezhkszmnp6kGrXhMnFfGI84lMWkrhjiekaNNB4DTiYWWUnfrPhIWDnjYBxj16U6FIhJrPG31I5ZSI74WZcUYsy1Tgtc9cwbFJq37/s320/trom.jpg" border="0" /><br /></p><p>Lo que transcribo es una consulta que se dió en la lista de correos de Augusto Trombetta, "<a href="http://groups.yahoo.com/group/kleopatra">KLEO</a>". Pregunta Veronica Barrionuevo y responde punto por punto Augusto. Agrego también otro mail, de Gisela Roitman, muy interesante. Para sacar un poco los mieditos, esto sirve, y para eso está matandoenanos... (era para eso ¿no?)</p><p><br /><strong>de</strong>: Augusto M. Trombetta <a href="mailto:augustus_ar@yahoo.com.ar">augustus_ar@yahoo.com.ar</a></p><p><strong>para</strong>: kleopatra@yahoogroups.com<br /><strong>fecha</strong>: 22-ago-2007 23:52<br /><strong>asunto</strong>: [KLEO] Materias libres y promedio</p><p><strong>Te respondo más abajo, una por una, pero con la mejor de las ondas te pregunto: ¿no estás especulando un poquito mucho?</strong></p><p><strong>Besos,</strong></p><p><strong>AMT</strong></p><p>Verónica Barrionuevo wrote:</p><blockquote>Estimados contertulios,<br /><br />Tengo algunas dudas acerca de los finales libres. Estoy pensando en dar dos<br />materias con esta modalidad (Sintaxis y Lit. francesa), yendo a las clases como<br />oyente y tomando notas para tener como guía. Ahora bien, mis dudas son las<br />siguientes:<br /><br />1. ¿Es verdad que los alumnos que rinden libre no pueden aspirar a una nota<br />mayor a 4, por muy bien que esté su examen? Eso me afectaría bastante, porque<br />tengo no tengo un mal promedio<br /></blockquote><br /><strong>No, para nada. Un 4 es la nota mínima, no la máxima, en cualquier final, libre o regular. Si pensás hacer eso que dijiste de ir a los teóricos, hacele saber esa circunstancia a la profesora.</strong><br /><br /><br /><blockquote>2. ¿Qué promedio es preciso tener para iniciar una carrera como investigador?</blockquote><br /><br /><strong>Ninguno. El inicio de una carrera de investigación tiene que ver con el interés por investigar, no con una nota o un promedio de notas.</strong><br /><br /><br /><blockquote>3. En el promedio final, una vez que uno se recibió, ¿se incluyen también las<br />calificaciones del CBC? Me parece que lo lógico sería que sí, pero leí varias<br />veces en anuncios cosas como "reseñar promedio (sin CBC)".</blockquote><br /><br /><strong>Sí, el CBC es el primer año de todas las carreras de la UBA y en tal carácter entra a formar parte del promedio de la carrera. Esto no quita que te pueden pedir, para un fin específico, un promedio sin CBC.</strong><br /><br /><br /><blockquote>Quiero decidir si me conviene rendir estas dos materias libres para<br />recuperar un poco del tiempo que estuve sin cursar o esperar un cuatrimestre más<br />y mantener el promedio un poco más alto.</blockquote><br /><strong>No todo es tan matemático.</strong><br /><strong></strong><br /><strong>Besos y mucha suerte,</strong><br /><strong></strong><br /><strong>Augusto M. Trombetta</strong><br /><em><strong>pulvis et umbra sumus</strong></em><br /><em></em><br /><em>-----------------------------------------------------------</em><br /><em></em><br />Una cosita sola, Vero. Por mi experiencia personal también, siendo de la misma época de ingreso a la UBA (soy del 77). Si algo te interesa, tiene razón Augusto, ponete a investigar por las propias, y presentate con lo que tengas a algún concurso internacional. Te podés llevar sorpresas como la que me llevé yo, que gané un concurso de historia y letras sin haber terminado ninguna de las dos carreras (claro que con un título de grado,pero que no se relaciona ni con la historia ni con las letras). Y aquí me tenés en España, terminando de pulir un libro con esa investigación, que tengo que presentar en noviembre). Después las cosas de van desarrollando solas... y empezás a conectarte y te llevás sorpresas increíbles... Y no solamente por conocer a los grandes ;-)***) que leemos en clase, sino tambien darte cuenta que son de tu edad, y que es gente macanuda y que está dispuesta a darte una manito, sino que los grandes que ya nos llevan años a nosotras, también están cerquita (lease Alan Deyermond, sea Martínez Diez)<br />El resto, desde Montaner hasta Hook, pasando por Gomez Redondo o Paco García Fitz, Escalona o Rodriguez Velazco, toda gente interesantisima, de la cual aprendés y mucho... Recomendación, para comparada, nadie como Hook, para historiografía Paco Bautista, para historia el tano Cittano, o Guillermo Redondo, gente de primera. Asíque como dijo Augusto, ponete y jugate, que por ahí te sale bien la historia...y eso si, sin necesidad de presentar tarjeta de cartón...Bueno... eso dentro de medievalismo e hispanismo que es el marco dentro delcual me estoy moviendo yo.<br /><br />Ah, otra cosa, gracias hacen los monos ;-)<br /><br />Un saludo fraterno<br />GiselaJ la Ratahttp://www.blogger.com/profile/16691113236926349816noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-9004830579120618079.post-84303454196885499052007-07-25T06:59:00.000-07:002007-07-25T07:08:34.208-07:00Algunos Lineamientos para una Política Cultural<div align="justify">Texto publicado en el blog de <a href="http://linkillo.blogspot.com/">Daniel Link</a>, en siete partes, entre el 17/7/07 y el 23/7/07.<br /><br /><br /></div><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgt4VKCOKU-BBL59e6yAN4bkeV9qeGSZ6NSPpw_KxrgY1ZjO-QN8p8n0PleDdgJOhoKrQiBvJaSkATArE2nalK-1Itsyq0n-mXd4As277YYWm6LJ-Nryv1zooeZiQnAdNHRDGsxmux1zxy7/s200/link.jpg"><img style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 156px; CURSOR: hand; HEIGHT: 224px; TEXT-ALIGN: center" height="236" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgt4VKCOKU-BBL59e6yAN4bkeV9qeGSZ6NSPpw_KxrgY1ZjO-QN8p8n0PleDdgJOhoKrQiBvJaSkATArE2nalK-1Itsyq0n-mXd4As277YYWm6LJ-Nryv1zooeZiQnAdNHRDGsxmux1zxy7/s200/link.jpg" border="0" /></a><br /><br /><br />Fui arrastrado (¡a mi edad!), después del mediodía del lunes, a una reunión "privada" convocada por el equipo de asesores en temas de cultura que trabajan en una de las candidaturas presidenciales para las elecciones de octubre. La consigna era clara: hablar durante cuatro minutos y llevar propuestas concretas. En la lista de invitados había dos personas que yo conozco personalmente (y que terminaron desistiendo, porque nunca se les vio el pelo), y un amigo al que pedí asesoramiento me aconsejó que fuera, como quien se asoma a un abismo.<br /><br />Alrededor de la mesa había gente de las más diversas procedencias e inscripciones profesionales. La persona a mi lado, formada en no sé qué rama de la disciplina filosófica, se presentó diciendo: "Fui candidato a premio Nobel". Más allá, había una estrella teatral de la calle Corrientes preocupada por el "interior de las personas" y se detuvo en la necesidad de llevar el teatro a las escuelas para que los niños "tomen conciencia de su propio cuerpo". Cuando leí los seis puntos que yo había preparado para los cuatro minutos indicados (cada uno de ellos una propuesta concreta de gestión), una burócrata en la otra punta de la mesa exclamó "Eso es un disparate", <a href="http://linkillo.blogspot.com/2007/07/algunos-lineamientos-para-una-poltica.html">refiriéndose a uno de ellos en particular</a>.<br /><br />Le pedí aclaraciones sin obtenerlas en el momento, pero esperando que se disculpara cuando le llegara el turno de exponer a ella. No lo hizo, sino que (luego de citar, mal, a Habermas y hablar de las "industrias culturales") se puso a leer unas estadísticas berretas sobre la producción de contenidos para celulares en Estados Unidos. Harto, le pregunté si ella estaba proponiendo que el Estado argentino se dedicara a producir contenidos para celulares. No sé qué contestó porque ya me pareció que era hora de irse de esa reunión desencaminada y me estaba poniendo el saco. "Esa es una idea caduca", alcancé a oir que me decía la burócrata (que no cesó de mascar chicle en toda la reunión y de reírse a carcajadas de cosas que sólo a ella podían divertir, como su divisa: "No se puede trabajar con personas con inteligencia inferior a la de mi perro").<br /><br />Yo aclaré, para beneficio del equipo de asesores de la candidatura presidencial (cuyo vértice estaba presente en la reunión, por cierto), que pudieran dejarse impresionar por la catarata de sandeces, lo preocupante de diseñar políticas según las modas en cuanto al management cultural, que es lo que los burócratas han venido haciendo en los últimos quince años, para poder seguir robando. Como la burócrata era de esas personas que no hacen pausas al hablar, para evitar precisamente ser interrogadas sobre la cantidad de necedades que rebuznan, me vi obligado a levantar la voz más allá de lo que suelo, y de lo necesario.<br /><br />Cuando me retiré del recinto, después de haber saludado a los anfitriones (sólamente), las ciento cincuenta personas que estaban trabajando en sus cubículos (el lugar parecía una redacción de un periódico norteamericano) me miraron para ver quién era el loco que había gritado de ese modo en el despacho presidenciable.<br /><br />Otro papelón más para sumar a la larga cuenta, una carrera política abortada de cuajo y una escena deliciosa para incorporar a una futura obra de teatro.<br /><br /><br /><br />----------------------------------------------------------<br /><br /><br /><br />Querida Patricia, Dr. Lavagna, Dra. Carrió, Señor Scioli, Cristina, señor@s <strong>representantes:</strong><br /><br /><br /><br />Un pueblo sin cultura es un pueblo hundido, y como en las sociedades contemporáneas el pueblo es la base de la soberanía, un pueblo educado es la única vía para sostener el sistema político en su conjunto.<br /><br />No sé en qué exacto y pérfido momento se optó por la desasociación histórica y más que pertinente entre educación y cultura. Un aparato educativo sin contenidos culturales es objeto de manipulaciones tecnocráticas, cuyos resultados desastrosos han quedado en evidencia en los últimos quince años. Por otro lado, una esfera cultural sin objetivos pedagógicos sólo puede pensarse a sí misma como el espectáculo vil e infamante al que pareciera que nos hemos ido acostumbrando.<br /><br /><br /><br />1. Educación y cultura forman parte del mismo ministerio, comparten los mismos objetivos y son las mismas instituciones las que constituyen sus esferas de actuación: escuelas, museos, bibliotecas, teatros, cinematecas, clubes. <a href="http://linkillo.blogspot.com/2007/07/arrastrado-una-vez-ms.html">Educación y cultura deben marchar juntas de la mano, transitando el camino de la imaginación</a>.<br /><br /><br /><br /><br /><br />2. Por supuesto, se trata de garantizar la inscripción de la ciudadanía en un proyecto cultural de excelencia y, al mismo tiempo, democrático. Hay que recuperar, para el ámbito de la educación y la cultura, la meritocracia, mediante sistemas de becas y premiaciones para quienes en la materia se destaquen. No me refiero sólo a las becas para escritores y artistas que tienen, ya, instituciones y programas específicos sobre los cuales habría que volver para garantizar su funcionamiento democrático y transparente, sino a becas y premiaciones destinadas a estudiantes secundarios de las escuelas públicas de todo el país: becas de estudio, de formación, de intercambio; premios al rendimiento escolar.<br /><br />Así como existen <a href="http://www.oma.org.ar/">olimpíadas matemáticas</a> y <a href="http://www.torneosbonaerenses.gba.gov.ar/torneos/inicio.asp">torneos bonaerenses</a>, no se entiende por qué las actividades relacionadas con el arte y la cultura no habrían de tener un esquema similar de promoción y patrocinio (juegos florales, competencias de declamación, concursos de manchas...).<br /><br /><br /><br /><br /><br />3. Lo primero es sacar a educación y cultura del penoso sistema de clientelismo político que <a href="http://linkillo.blogspot.com/2007/07/algunos-lineamientos-para-una-poltica.html">no hace sino hundir más lo ya hundido</a>. Las instituciones culturales y educativas (escuelas, teatros, museos, bibliotecas, etc…) deberían estar bajo la dirección de especialistas designadas por concursos públicos de antecedentes y oposición (como las leyes lo prevén) durante períodos que, necesariamente, sean distintos de los ciclos del calendario político (cinco años alcanza para medir la eficacia de un proyecto).<br /><br />Entiendo por "oposición" la presentación de un proyecto de gestión, evaluable periódicamente por jurados competentes.<br /><br />La actual Secretaría de Cultura ha realizado concursos semejantes en los últimos años, pero es tan poca la voluntad política de llevarlos adelante que los dictámentes (cuando los hay) naufragan en la pesadilla de los justos, a la espera de la distribución de no se qué migajas de no sé qué torta (la habitual "repartija de carguitos"), como puede comprobar cualquier ciudadano que solicite información sobre <a href="http://www.cultura.gov.ar/archivos/programas_docs/Memoria%20DNPM%202006.pdf">lo actuado en materia de concursos por la Dirección Nacional de Patrimonio y Museos, por ejemplo</a>.<br /><br /><br /><br /><br /><br />4. Al mismo tiempo que integren a la ciudadanía mediante estrategias de distribución democrática de la modernización, las acciones educativas y culturales de un país como la Argentina deben tender a reforzar los vínculos (también previstos por las leyes) con países que comparten su misma precarización. El Mercosur suponía una integración bilingüe en las escuelas, que sólo en Brasil llegó a desarrollarse. Hay que enseñar portugués en las escuelas secundarias argentinas y premiar a los mejores estudiantes con viajes de estudio y programas de intercambio a ese país.<br /><br /><br /><br /><br /><br />5. La cultura lleva y trae: es un vehículo, un arca de Noé que no sólo preserva sino que transforma. En momentos críticos, muchas naciones usaron herramientas culturales como estrategia de reconstrucción de un lazo herido. Pienso en el teatro en los Estados Unidos después de la crisis de 1929 o en la España republicana, que confió a Federico García Lorca uno de sus más hermosos proyectos culturales, La barraca. Hay que crear compañías itinerantes que recorran los pueblos de todo el país en camiones, representando el teatro de repertorio al que de otro modo quienes no viven en las grandes ciudades no pueden acceder jamás en la vida. <a href="http://linkillo.blogspot.com/2007/07/diario-de-otro-dramaturgo.html">Hay que devolverle el teatro al pueblo</a>.<br /><br /><br /><br /><br /><br />6. Lo que ya ha desaparecido es irrecuparable salvo como memoria. Pero a partir de lo que ya no existe también se puede construir. En Francia, el <a style="FONT-FAMILY: trebuchet ms" href="http://www.imec-archives.com/">IMEC</a> instaló los fondos de manuscritos que atesora en una abadía totalmente destruida durante la segunda guerra mundial, en las afueras de un pueblo en la costa normanda. Poco a poco, lo que era un páramo desolado y un mero monumento a la barbarie fue poblándose de casas, habitantes, escuelas. En la Argentina han desaparecido pueblos y ciudades enteras: basta seguir las líneas de los ferrocarriles que ya no existen. Es ahí, en esas estaciones de ferrocarril abandonadas, donde deberían instalarse centros culturales, residencias para artistas, escritores, traductores, centros de documentación y archivo que generarían (lo sabe cualquier demógrafo de Francia o Alemania) el renacimiento de esos pueblos muertos*.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><span style="font-size:85%;">*La idea no me pertenece. Como se trabaja (trabajamos) en un proyecto orientado en esa dirección, reservo la fuente a la espera de circunstancias más propicias.</span>J la Ratahttp://www.blogger.com/profile/16691113236926349816noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-9004830579120618079.post-78518264066610669582007-07-12T06:27:00.000-07:002007-07-12T06:35:06.370-07:00Masterplan Nº1<div align="center"><span style="font-size:130%;">"Si lo que te gusta es el área formal..."</span></div><div align="center"><span style="font-size:130%;"></span> </div><div align="center"><span style="font-size:130%;"><img style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 200px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgaa-pY7Q8sDwgJ9et83kjvM8jJTJPgHE4A2ph09586ezhkszmnp6kGrXhMnFfGI84lMWkrhjiekaNNB4DTiYWWUnfrPhIWDnjYBxj16U6FIhJrPG31I5ZSI74WZcUYsy1Tgtc9cwbFJq37/s320/trom.jpg" border="0" /></span></div><br /><p align="center">(Por Augusto M. Trombetta)</p><p align="justify"><strong>La Consulta</strong></p><p align="justify">La verdad es que cuando hice lingüistica confirmé excitadísima que era lo que quería seguir (empecé la carrera pensando en seguir ling, siempre me gusto estudiar idiomas, compararlos, ver como los distintos idiomas configuran distintas realidades, siempre me interesaron las teorías de la comunicación, en el colegio encima estudiaba latín a ful, etc), y me intereresaron muchísimo todos los temas del programa, además de limar con chomsky.</p><p align="justify">No tengo una buena idea de lo que sería en su totalidad el ára de lingüistica formal y la parte de psico y neurolingüistica, ni a qué > apuntaría una vez terminada la carrera, pero creo que me gustaría ir para esos lados (en un práctico con guillermo toscano se habló de la afasia y de cómo hay especialistas en lingüistica metidos en eso). El tema es que creo que tambien la parte de socio-etnolingüistica me interesa pero no se de que trata específicamente, creo que igual hay que hacer algunas materias de las otras partes de la orientación, no?. No sé bien para dónde encarar, digamos y creo que con todo este palabrerío no te digo nada. Tengo una ensalada mental.</p><p align="justify">Igual por lo pronto tengo que terminar el ciclo de grado. Pero se me ocurrió ir viendo por esta cuestión de la oferta lingüistica de 2do cuatrimestre. Y siempre pensando en eso que decís del masterplan.. vos qué opinás?</p><p align="justify"> </p><p align="justify"><strong>La Respuesta</strong></p><p align="justify"> </p><p align="justify">Hola, Belén</p><p align="justify"> </p><p align="justify">Bueno, si lo que te gusta es el área formal, está perfecto que la combines neuro, psico y todo eso. Es decir, podés hacer como núcleo duro lo que sería lingüística formal más Psico I y II y Neuro, lo que te da 7 materias (3 irían para las optativas, las otras 4 son las obligatorias del área). Después añadiría Etnolingüística y Sociolingüística (o sea, 2 optativas más), como para complementar, y meté dos materias a elección (mi sugerencia: Historia de la Filosofía Moderna y Epistemología o Lógica). Para el tramo puente, hacé las sistémicas: Fonología y Morfología, Sintaxis (se da ahora), y Semántica y Pragmática.</p><p align="justify">En suma, para un perfil lingüístico sesgado hacia el área formal, el masterplan te queda algo así:</p><p align="justify"> </p><p align="justify">a) para el tramo puente, 2 entre:</p><p align="justify">a1) Fonología y Morfología</p><p align="justify">a2) Sintaxis</p><p align="justify">a3) Semántica y Pragmática</p><p align="justify">b) para el tramo obligatorio (área formal):</p><p align="justify">b1) Modelos Formales no Transformacionales</p><p align="justify">b2) Lingüística Chomskiana</p><p align="justify">b3) Teoría Léxica</p><p align="justify">b4) Filosofía del Lenguaje</p><p align="justify">c) para el tramo optativo:c1) Psicolingüística I</p><p align="justify">c2) Psicolingüística II</p><p align="justify">c3) Neurolingüística</p><p align="justify">c4) Sociolingüística o Dialectología Hispanoamericanac</p><p align="justify">5) Etnolingüística o Lingüística Diacrónicac</p><p align="justify">6) Historia de la Filosfía Moderna</p><p align="justify">c7) Lógica o Epistemología</p><p align="justify"> </p><p align="justify">La justificación de esto es más o menos la siguiente: tenés un foco de interés principal, el área formal, que suma sus derivaciones inmediatas (Psico y Neuro). Esto se complementa con dos lingüísticas comparatistas de áreas no formales para tener puntos de apoyo adicionales, sobre todo de carácter metodológico. Para mí, Filosofía Moderna es una necesidad de cualquier estudiante de Letras, así que viene bien, y Lógica o Epistemología van para reforzar los aspectos metodológicos. Con este masterplan saldrías muy "cientficista", si me perdonás el término.</p><p align="justify">Recordá, finalmente, que ya Saussure se refiere al tema de las afasias y a los descubrimientos que, por esa época, había realizado Broca. Es decir, el de las afasias es un tema que siempre les resultó caro a los lingüistas y que durante el siglo XX tuvo un desarrollo realmente impresionante.</p><p align="justify">Besos y mucha suerte</p>J la Ratahttp://www.blogger.com/profile/16691113236926349816noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-9004830579120618079.post-79376142081004387762007-07-02T08:04:00.000-07:002007-07-02T08:14:58.016-07:00Seminario Colectivo...<div align="center"><span style="font-size:180%;">Seminario Temático</span></div><br /><div></div><br /><div></div><br /><div align="center"><em>«Filosofía, Historia y Comunidad. La Filosofía en la Historia y la Historia en la Filosofía: actualización de una problemática político-filosófica en ciertos autores del siglo XIX»</em></div><br /><div></div><img style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjaPRx0CT-gmUqjWpg2x1u75KxlsiKWLMH8a6InAd5C660kPDnK43E4hOv_RsfC-PQmURCbod8h7bIXC4Np9JkuLCpgvqzsshWPSD4CQ2_7tsi2GZh4OA3ju1iR9KRqySDFYvvO9t3aeVts/s320/nie.jpg" border="0" /><br /><div>Profesores: Eduardo Emilio Glavich, Mario Heler.</div><br /><div>Período: Segundo Cuatrimestre de 2007</div><br /><div>Horario: Martes de 19 a 23hs</div><br /><div></div><br /><div></div><br /><div>Fundamentación</div><br /><div></div><br /><div>Consideramos que la producción filosófica no puede permanecer impermeable a las condiciones sociales en las que esa producción tiene lugar. Este punto de partida nos permite postular un objetivo general que servirá de guía al desarrollo del seminario: pensar la vinculación de la producción filosófica con la materialidad de los procesos históricos de la que parte y sobre la que directa o indirectamente interviene. Esto implica no sólo vincular la producción filosófica de ciertos autores del siglo xix con sus condiciones de producción hoy pretéritas, sino también con nuestras propias condiciones de producción en la actualidad. Por este motivo, el hecho de tomar como eje principal del seminario la dialéctica entre historia y filosofía responde a un intento de llevar a cabo la «actualización» de la problemática filosófico-política y político-filosófica con vistas a nuestro propio presente histórico-concreto. Con «la filosofía en la historia y la historia en la filosofía» hacemos referencia, por un lado, a la emergencia de la historia como objeto de indagación filosófica durante el siglo xix y, por otro lado, a la emergencia de la expresa inquietud filosófica por la intervención en la historia. La historia, en este contexto, deja de ser una mera disciplina especializada para volverse un elemento constitutivo del desarrollo de las categorías filosóficas. Esto lleva a la filosofía a emprender un ejercicio de reflexión ampliada que la obliga a pensar su inmanencia en la realidad histórica, que pasa a ser un sustrato ineludible del pensamiento. Esta problemática es abordada a nivel temático a través de tres autores que representan posiciones bien definidas: Hegel, Marx y Nietzsche. En Hegel, la historia aparece como el desarrollo del Espíritu absoluto y la filosofía como la autoconciencia progresiva de este desarrollo. En Marx, la relación entre filosofía e historia es explicitada como una dialéctica entre los procesos materiales e inmateriales; esto es, la filosofía aparece condicionada por las relaciones y condiciones materiales de producción y la historia aparece, a su vez, condicionada por la filosofía. Por último, en Nietzsche, la historia abandona este carácter dialéctico para convertirse en genealogía, en el campo de batalla donde las voluntades de poder entran en pugna y crean los valores que serán útiles para cada época, valores que, por su parte, la filosofía contribuye a forjar. A cada una de estas concepciones corresponderá a su vez un modo específico de concebir la comunidad: en Hegel como reconciliación del individuo con la realidad histórica; en Marx como vehículo de una posible transformación futura; y en Nietzsche, como realidad a ser transformada a través de una explicitación y destrucción de los valores que la sostienen. El propósito del seminario es, por lo tanto, problematizar en los autores escogidos, y más allá de ellos, la relación entre las nociones de filosofía, historia y comunidad. Entendemos que el tipo de comunidad proyectada depende de cómo se defina en cada caso a la filosofía, a la historia y, a su vez, a la relación que entre ambas se establece. Del giro señalado en la relación entre filosofía e historia resultará un determinado tipo de configuración política.<br /><br />Al mismo tiempo, se intentará vincular esta relación con el seminario mismo: ¿Qué tipo de filosofía/política actualizan las prácticas a las que da lugar el seminario? La propuesta es que el seminario mismo no sólo sirva para elaborar una crítica a lo existente sino que también permita la formulación de una alternativa posible. ¿Qué otro tipo de Filosofía/Política/Comunidad nos permite elaborar experiencias como la de este seminario? ¿Es posible otro tipo de práctica filosófica?</div><br /><div></div><br /><div></div><br /><div></div><br /><div><span style="font-size:130%;"><strong>Contenidos </strong></span></div><br /><div></div><br /><div></div><br /><div><strong>UNIDAD I</strong>: Dialéctica entre los procesos inmateriales y los procesos materiales Crítica a la Historia de la filosofía: El problema de la relación con el pasado filosófico: sentido y modo de abordaje de los autores del pasado; la actitud «universitaria» y el problema de la enseñanza de la filosofía como legitimación del estado de cosas existente. Crítica a la «actitud universitaria»: El problema de la especialización del conocimiento; la «neutralidad» moral de los métodos disciplinarios y de las premisas filosóficas; articulación de los «discursos filosóficos» con los «discursos políticos». El filósofo como político activo: La filosofía como disciplina inserta en el sistema social; relación contradictoria entre los discursos políticos-filosóficos y los procesos históricos: ¿Qué operación ideológica permite la subsistencia inadvertida de esta contradicción? La producción de enunciados y conceptos filosóficos y su inmanencia en la realidad histórica. Filosofía de la historia/Historia de la filosofía : ¿necesidad o contingencia del desarrollo histórico? </div><br /><div></div><br /><div></div><br /><div>Bibliografía Específica</div><br /><div></div><br /><div>Chatelet, François, «El Problema de la Filosofía hoy día», extraído de Grisoni, Dominique (Comp.), Políticas de la filosofía, (trad. Oscar Barahona y Uxda Doyhamboure), México, FCE, 1982, pp. 28-56.</div><br /><div>Estudiantes de la carrera de Filosofía, La carrera de Filosofía y sus tareas de legitimación , Buenos Aires, 2005.<br />Buck-Morss, Susan, Hegel y Haití. La dialéctica amo-esclavo: una interpretación revolucionaria , (trad. Fermín Rodríguez), Buenos Aires, Grupo Editorial Norma, 2005.</div><br /><div></div><br /><div>Bibliografía Optativa</div><br /><div></div><br /><div>Estudiantes de la carrera de filosofía, El conflicto de las facultades , Buenos Aires, FFyL, 2007.White, Hayden , Metahistoria (La imaginación histórica en la Europa del siglo XIX) , FCE, México, 1992</div><br /><div></div><br /><div><strong>UNIDAD II</strong>: Dialéctica del EspírituIntroducción a la dialéctica hegeliana: la dialéctica como movimiento de la Historia y del saber. Historia y Filosofía: ¿Meros sinónimos o dos momentos de una misma unidad? Alienación: Conciencia y Autoconciencia. Autoconciencia: unidad entre el sujeto y el objeto, la diferencia como falsa diferencia. La dialéctica del Señor y el Siervo. El lado negativo de la Historia: la epopeya del esclavo. La independencia: el temor absoluto (angustia), el servicio (disciplina), el trabajo (formación cultural como deseo reprimido). El concepto de «Superación» (Aufhebung): deseo, reconocimiento, intersubjetividad. Deseo animal y deseo humano. Reconocimiento de las conciencias enfrentadas (la igualdad de las diferencias). Intersubjetividad y reconciliación. Theoría y Praxis: el compromiso de la Filosofía en relación con la Historia. Crítica al subjetivismo abstracto. La imposibilidad de trascender el espíritu de la época. Unidad de la investigación de lo racional y la captación del presente real. El Estado como realidad en sí misma racional. La libertad subjetiva como reconciliación con la realidad histórica. </div><br /><div></div><br /><div>Bibliografía Específica </div><br /><div></div><br /><div>Hegel, Georg W. F., Fenomenología del Espíritu (trad. Wenceslao Roces), México, FCE, «Parte B. Autoconciencia», 1992, pp. 107-121. </div><br /><div>——————————————, Principios de la Filosofía del derecho (trad. Juan Luis Vermal), Buenos Aires, Editorial Sudamericana, «Prefacio», 2004, pp. 9-21.</div><br /><div>——————————————, «La autoconciencia que reconoce». En: Enciclopedia de las ciencias filosóficas (trad. Ramón Valls Plana), Madrid, Alianza, 2005, pp. 478-480.<br /><br />Bibliografía optativa</div><br /><div></div><br /><div>Dri, Rubén. Intersubjetividad y reino de la verdad (Aproximaciones a la nueva racionalidad) , Buenos Aires, Rubén Dri, 1993, pp. 11-90.</div><br /><div>Kojève, Alexandre. «A modo de introducción». En: La Dialéctica del Amo y del Esclavo en Hegel , Buenos Aires, Fausto, 1999, pp. 9-36.Sánchez </div><br /><div>Vázquez, Adolfo, «La concepción de la praxis en Hegel», en Filosofía de la praxis , México D.F., Siglo XXI editores, 2003</div><br /><div>Derrida, Jacques. «De la economía restringida a la economía general (Un hegelianismo sin reserva)», en La escritura y la diferencia, Barcelona, Anthropos, 1989, pp. 344-382.</div><br /><div></div><br /><div><strong>UNIDAD III</strong>: Inversión de la dialécticaLa «inversión» de la dialéctica: Feuerbach y la crítica a la religión. Crítica de Engels al idealismo hegeliano: distinción entre Método y Sistema. La crítica de Marx a la dialéctica hegeliana. Marx y el ser genérico humano: el hombre que se relaciona consigo mismo como con el género. La elaboración conciente de la naturaleza exterior e interior, la unidad mediata del hombre con su práctica vital.Alienación: El trabajo como sujeto de la producción social y su carácter alienado ( Manuscritos de economía y filosofía ). Tres perspectivas: (i) Alienación con respecto a las cosas. (ii) Autoalienación. (iii) Alienación de la esencia humana. La relación interna entre propiedad privada y trabajo alienado. El concepto de «Superación» (Aufhebung): Propiedad privada y comunismo. El trabajo como sujeto de la producción social más allá de su alienación. La superación positiva de la propiedad privada: el hombre que confirma su esencia genérica en su existencia social real, en la naturaleza, en el otro hombre, en su actividad vital. Reconocimiento y comunidad. Superación de la dicotomía entre actividad y pasividad. Theoría y Praxis. Qué organización para qué sociedad: el compromiso de la Filosofía en relación con la Historia. La crítica de la religión y la crítica de la realidad histórica. El mundo invertido y el retorno del hombre a sí mismo. La Filosofía como crítica de las ilusiones consoladoras. Emergencia del proletariado como sujeto histórico.<br /><br />Bibliografía Específica</div><br /><div></div><br /><div>Feuerbach, Ludwig. La esencia del cristianismo, Buenos Aires, Claridad, 1941, Prólogo y Capítulos I y II. </div><br /><div>Engels, Friedrich. Ludwig Feuerbach y el fin de la Filosofía clásica alemana , Buenos Aires, Editorial Ateneo, 1975. </div><br /><div>Marx, Karl. Manuscritos económico- filosóficos de 1844 , Buenos Aires, Colihue, 2004, pp. 104-121; 185-212; 138-155.</div><br /><div>————————— Crítica de la filosofía del derecho de Hegel (trad. Analía Melgar), Buenos Aires, Ediciones del signo, 2005, pp. 49-73.</div><br /><div></div><br /><div>Bibliografía Optativa</div><br /><div></div><br /><div>althusser, Louis–Balibar, Étienne. Para leer El Capital , Buenos Aires, Siglo XXI, 1969. </div><br /><div>althusser, Louis. La revolución teórica de Marx, Buenos Aires, Siglo XXI, 1968. </div><br /><div>Dotti, jorge. «El hierro de madera», en Dialéctica y Derecho. El proyecto ético-político hegeliano , Buenos Aires, Hachette, 1983, pp. 233-258.</div><br /><div>Lukács, Georg, Historia y conciencia de clase, Buenos Aires, Orbis, 1985 (selección de textos). </div><br /><div></div><br /><div></div><br /><div><strong>UNIDAD IV</strong>: Crítica de la dialéctica y transmutación de los valores Critica a la historia de la filosofía: Sentido y vinculación del presente con la tradición filosófica: lo falso, la mistificación del saber y los prejuicios filosóficos. Crítica al historicismo o la historia de la Filosofía como filosofía de la Historia. Mecanicismo, determinismo naturalista y necesidad histórica: ¿mitología de la causa y el efecto? Historización y Genealogía. La comunidad y sus valores: La voluntad de poder y su expresión jurídico/práctica. El «hombre del resentimiento» y su moral de esclavos: conciencia, deber, obligación. El problema de la ley, la falta, y el castigo: ¿búsqueda de justicia = legitimación de la venganza? El presente y el problema de la memoria histórica como «fidelidad a la promesa». El filósofo como político activo : La filosofía como disciplina inserta en el sistema social; relación contradictoria entre los discursos políticos-filosóficos y los procesos históricos. El vitalismo de Nietzsche y el problema de la vida en contradicción consigo misma; el ideal ascético como filosofía del resentimiento: «goce de la insatisfacción» y «búsqueda de la verdad como error». ¿Cómo intervenir activamente en un mundo contradictorio? El saber filosófico: ¿es la voluntad de verdad una ficción y encubrimiento de la voluntad de poder? Verdad y perspectivismo. </div><br /><div></div><br /><div>Bibliografía específica</div><br /><div></div><br /><div>Nietzsche, Friedrich. La genealogía de la moral (Un escrito polémico) , Trad. Andrés Sánchez Pascual, Madrid, Alianza, 2001.</div><br /><div>——————————————— «Los prejuicios filosóficos» En: Más allá del bien y del mal (Preludio de una filosofía del futuro) , Trad. Andrés Sánchez Pascual, Madrid, Alianza, 2003.</div><br /><div>——————————————— «Nosotros los doctos» En: Más allá del bien y del mal (Preludio de una filosofía del futuro) , Trad. Andrés Sánchez Pascual, Madrid, Alianza, 2003.</div><br /><div></div><br /><div>Bibliografía optativa</div><br /><div></div><br /><div>Deleuze, Gilles. «El superhombre: contra la dialéctica». En: Nietzsche y la filosofía, Barcelona, Anagrama, 1986, pp. 207-270.Foucault, Michel. Nietzsche, la genealogía, la historia , Pre-textos, Valencia, 2004 </div><br /><div>Nietzsche, Friedrich. «Libro Quinto (‹Nosotros, los sin temor›)». En: La ciencia jovial («La gaya scienza») , Trad. José Jara, Caracas, Monte Ávila Editores Latinoamericana, 1999, pp. 203-255.</div><br /><div>——————————————. «De la utilidad y los perjuicios de la historia para la vida» (trad. Dionisio Garzón), Madrid, Edaf, 2000. </div>J la Ratahttp://www.blogger.com/profile/16691113236926349816noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-9004830579120618079.post-1640386872151274502007-07-02T07:46:00.000-07:002007-07-02T08:04:28.323-07:00Sobre el seminario colectivo...<p>(Cumplo con difundir este excelente proyecto colectivo, que me parece del mayor interes. Adhiero a las ambiciones transformadoras de las relaciones sociales, como dicen ellos, y espero que no pasen desapercibidos, que es la única amenaza por ahora.)</p><p><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5082615448240633106" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjaPRx0CT-gmUqjWpg2x1u75KxlsiKWLMH8a6InAd5C660kPDnK43E4hOv_RsfC-PQmURCbod8h7bIXC4Np9JkuLCpgvqzsshWPSD4CQ2_7tsi2GZh4OA3ju1iR9KRqySDFYvvO9t3aeVts/s320/nie.jpg" border="0" /></p><br /><p></p><br /><p align="center"><br /><span style="font-size:130%;">Filosofía, historia y comunidad</span><span style="font-size:130%;"> </span><span style="font-size:130%;"><br /></p></span><br /><p align="justify">La Filosofía en la Historia y la Historia en la Filosofía: actualización de una problemática político-filosófica en ciertos autores del siglo XIX<br />Segundo cuatrimestre de 2007 Martes de 19:00 a 23:00 hs.<br /><br /><br /><a href="mailto:unlargosiglodiecinueve@yahoo.com.ar">unlargosiglodiecinueve@yahoo.com.ar</a> </p><br /><p></p><br /><p align="center"><strong><span style="font-size:180%;">Sobre el sentido de lo que hacemos</span></strong></p><br /><p></p><br /><p align="justify">Todos los que cursamos más de una materia en Puán sabemos lo traumático que esto puede resultar. Prácticos y teóricos llenos de gente en los que el único que habla es el docente, conceptos que vuelan para todos lados sin que uno pueda entender siquiera algo para preguntar, caras serias que aparentan tener todo muy claro, comentarios eruditos y estériles ante los cuales sólo queda poner cara de póker y asentir. Como si ya con esto no bastase para salir corriendo, también nos enfrentamos a no elegir absolutamente nada de las condiciones de cursada. No elegimos qué cursar, ni cómo. Las materias vienen prefiguradas, cada una con un programa específico, una manera de evaluar, una interpretación de los textos. Las cosas nos vienen dadas sin que nosotros podamos hacer nada al respecto. No elegimos la manera de rendir parciales ni finales, sólo debemos estar ahí, poner el cuerpo y darlos. Todo esto hace que muchas veces sintamos a la Facultad, a la Carrera como algo ajeno, algo de lo cual no somos parte. Simplemente venimos, cursamos y nos vamos. Como si la Facultad fuera un recipiente al que nosotros llenamos con nuestra presencia y vaciamos en el momento en que nos vamos sin dejar la menor huella.<br />Este sabor amargo que nos imprime nuestra cotidiana condición de estudiantes nos lleva a preguntarnos acerca del modo en que solemos habitar la Universidad, centrándonos en aquellos aspectos que nos resultan más palpables aunque no menos disimulados. Siendo así, nosotros y nosotras no sólo nos resistimos a aceptar así nomás el modo hegemónico de habitarla, sino que activamos procesos de alteración y militancia. <strong>Trabajamos con la convicción de que ningún sujeto de aprendizaje está estrictamente vacío</strong>. Esto significa que, cuando vamos a estudiar, lo hacemos cargados de toda nuestra formación previa, tanto la que adquirimos en la academia como en el resto de nuestra experiencia vital. En todo proceso de aprendizaje hay una apropiación de lo estudiado, esto es, un proceso complejo en el que se componen los textos que se leen con los saberes previos de los que intervienen allí. Leer o aprender se parece más a una ardua lucha entre la experiencia adquirida y los saberes nuevos, que al vertido de contenidos en un recipiente vacío. <strong><span style="font-size:130%;">La operación fundamental de la pedagogía académica radica en la negación de este proceso activo</span></strong>; y ésta es, creemos, la principal causa de la angustia, puesto que quien aprende queda viendo como ajeno su propio proceso de formación. Lo que queremos decir es que siempre hay un componente activo en quienes se forman, sólo que la organización jerárquica de la academia lo que hace es negar este componente de actividad atribuyéndoselo privativamente a quien cumple el rol docente. Activar procesos de alteración de dicha normalidad académica implica, entonces, generar dinámicas de producción de conocimiento basadas en la horizontalidad en la toma de decisiones, en todas las instancias del proceso de formación e investigación, desde la selección de los contenidos, hasta las formas de cursada y evaluación. Este principio de trabajo horizontal permite la elaboración activa de lo aprendido, como un emergente visible durante el proceso mismo de aprendizaje y no únicamente como un resultado."</p><br /><p align="justify"><br />El programa que presentamos por medio de este boletín es el resultado de dos años de intenso trabajo durante los cuales ejercimos y promovimos, como estudiantes, un rol activo en la toma de decisiones tanto en torno al contenido a ser estudiado como en cuanto al modo de llevar a cabo dicho estudio.</p><br /><p align="justify"><strong>¿Por qué un seminario en lugar de una materia?</strong> </p><br /><p align="justify">Con la convicción de que podemos darnos nuestras propias condiciones de cursada, de que no hace falta padecer lo que otros imponen, sino que se puede afirmar algo distinto, decidimos armar un programa para una materia. La idea era poder ir armándolo colectivamente, entre todos. <span style="font-size:130%;">No nos quedamos en la lógica infantil del reclamo, que espera que la iniciativa del cambio venga siempre de las instituciones</span>. Tomamos algunos autores que nos parecían fundamentales y que eran poco vistos en la Carrera, empezamos a ver qué problemáticas surgían a partir de la lectura de los textos que nos interesaban y, con mucha paciencia, comenzamos a armar un punteo del programa. En este sentido vale la pena mencionar que el armado del seminario se llevó a cabo de manera colectiva entre estudiantes de la Carrera. Sin tener saldadas muchas de las lecturas, nos animamos a proponer unos ejes para ir abordándolas.</p><br /><p align="justify">A lo largo de estos dos años hicimos recurrentes convocatorias tanto a estudiantes como a docentes para ampliar el espacio. Desde un primer momento supimos que la carrera de Filosofía de esta facultad es un territorio inhóspito para este tipo de intervenciones y que era mucho más viable proponer un seminario que una materia. Por este motivo escribimos en el primer volante que publicamos para socializar esta experiencia: « Pero preferimos no hacerlo (fácil). Apostamos a la materia curricular y apostamos a la construcción colectiva.» Sin embargo, con el correr del tiempo y al ir interiorizándonos de las cuestiones burocráticas y formales nos dimos cuenta de que el proyecto excedía nuestras fuerzas de modo abrumador. Por eso lo que empezó siendo un proyecto de construcción colectiva de una materia de Filosofía del siglo XIX finalmente terminó siendo la construcción de un seminario. Pasamos a detallar las principales razones del viraje de una modalidad a otra.<br /></p><br /><p align="justify"><strong>Difusión rápida y masiva de la experiencia.</strong></p><br /><p align="justify"><strong></strong></p><br /><p align="justify">Si bien repartimos mil volantes y quinientos boletines en la Carrera de Filosofía, si bien convocamos a toda la planta docente (tanto del claustro de Graduados como del de Profesores) del Departamento de Filosofía para contarles de qué se trataba nuestra experiencia, si bien nos reunimos de manera pública y abierta unas cuarenta veces a lo largo de casi dos años en aulas de Puán 480, anunciando cada fecha y horario en la cartelera del segundo piso (que está entre las aulas 231 y 232), entendemos que sólo la institución posee los medios que nos permitirán dar a conocer rápida y masivamente esta instancia de producción de conocimiento colectiva y horizontal. No se trata de pasar factura sino de asumir que este modo de hacer las cosas se encuentra actualizado sólo de modo embrionario y a la espera de ser desarrollado y profundizado.</p><br /><p align="justify"></p><br /><p align="justify"><strong>Escollos institucionales para integrar una materia a la currícula</strong></p><br /><p align="justify"></p><br /><p align="justify">En este viaje colectivo nos fuimos dando cuenta de lo inviable que resultaba, a corto plazo, insertar una materia –de lo que fuere– en la currícula de la Carrera de Filosofía. Esta convicción estaba madurando en nosotras/os cuando, en octubre del año pasado, la escandalosa reacción de la institución ante la experiencia de la pre-materia de Epistemología para la Carrera de Antropología nos terminó de convencer. [1]</p><br /><p align="justify"></p><br /><p align="justify"><strong>Viabilidad institucional.</strong></p><br /><p align="justify"></p><br /><p align="justify">La Academia prevé la posibilidad de irreverencias temáticas, por eso la aprobación de seminarios tiene una flexibilidad de la que carece la aprobación de materias. El seminario tiene, además, una dinámica, establecida por estatuto, mucho más libre de los formalismos que padece la estructura de una materia (división en teóricos y prácticos, exámenes parciales y finales o su correspondiente régimen de promoción directa, estructura de cátedra, etc.).</p><br /><p align="justify"></p><br /><p align="justify"><strong>El consecuente desgaste del colectivo de trabajo.</strong> </p><br /><p align="justify"></p><br /><p align="justify">Resulta arduo sostener espacios autónomos en el tiempo, no sólo universitarios: cualquier construcción autónoma depende, fundamentalmente, de los cuerpos que la sostienen. Dos años de labor ininterrumpida nos exigían sacar a la luz institucional nuestro proyecto, en parte para incorporar nuevos compañeros a la experiencia, en parte para afrontar el desafío de trasladar nuestro trabajo a las formas y los tiempos de la acreditación estatal, en parte para evitar caer en la perpetua elaboración y reelaboración del programa. No podíamos cumplir con las formalidades necesarias, en parte por las trabas institucionales respecto a la aprobación de materias optativas para la Carrera de Filosofía, en parte porque profesores y graduados de nuestra carrera, aunque convocados, estuvieron ausentes. Sin embargo, nuestras limitaciones no nos desalientan, ya que creemos que esta apuesta política va a permitir abrir un espacio propicio para que futuras experiencias afines puedan tener lugar. El hecho de que este tipo de prácticas puedan seguir funcionando y profundizándose depende de nosotras y nosotros. Un nosotras y nosotros mucho más amplio que el del colectivo de trabajo que hoy presenta este seminario. </p><br /><p align="justify"></p><br /><p align="justify"><strong><span style="font-size:130%;">Sobre lo que no cambia con este viraje</span></strong></p><br /><p align="justify"></p><br /><p align="justify">A pesar del viraje legal, el sentido de nuestra actividad sigue siendo el mismo. Nuestro propósito es pugnar por la trasformación de la subjetividad imperante sin quedarnos en los márgenes y, simultáneamente, evidenciar nuestro posicionamiento político en el mismísimo modo de hacer el seminario. La intención, desde el armado del programa hasta la propuesta para la cursada misma, es la de transformar las relaciones vigentes en que producimos conocimiento. Entendemos que este es un modo (parcial e insuficiente, lo sabemos) de transformar las relaciones sociales. Se trata, pues, de un experimento de autoformación a mejorar y afinar. No renegamos de las diferencias en cuanto a experiencia y conocimientos que se puedan dar en el marco del seminario, sino que apuntamos a generar un espacio en el cual la diferencia de grado en cuanto a los saberes y las experiencias no instituya una diferencia de naturaleza entre los participantes del seminario. En este sentido, laparticipación de los docentes firmantes seguirá la lógica del trabajo colectivo y la horizontalidad en la toma de decisiones. <strong><span style="font-size:130%;">Queremos estudiar de otra manera y queremos hacerlo en esta facultad. No se trata de promover circuitos alternativos de discusiones incomunicantes y externas al sistema académico sino que la verdadera apuesta en juego es la de condicionar internamente y conflictivamente las dinámicas de la reproducción social del saber que habitan nuestra facultad</span></strong>. Esto quiere decir, sustancialmente, por una parte poner en marcha un laboratorio de investigación autogestado, pero por otra, buscar el modo de que nuestro recorrido sea reconocido como formación acreditada.<br /><br />Esta es nuestra apuesta política. No nos interesa llenar la Carrera con un contenido novedoso, actualizado, políticamente correcto o revolucionario. Y no nos interesa porque la Carrera de Filosofía no es un recipiente. Tampoco nos interesa arrebatarle la Carrera a las camarillas de turno para ponerla al servicio del pueblo o al servicio de los intereses puramente académicos de los estudiantes. Y no nos interesa porque la Carrera no es un instrumento. Finalmente, no nos interesa construir una materia «por fuera» de la academia, «hacer rancho aparte» con nuestros intereses filosóficos. Y no nos interesa porque la academia no es un lugar . Ni recipiente, ni instrumento, ni lugar, la academia –y la Carrera de Filosofía como su manifestación cabal– es un determinado modo de construir relaciones sociales. Y las relaciones sociales ni se rellenan (como si fuesen un envase), ni se toman por asalto (como si fuesen una «herramienta de cambio»), ni se ocupan (como sifuesen un espacio físico). Las relaciones sociales se ejercen y se transforman.El programa que presentamos a continuación fue aprobado en los departamentos de Filosofía, Antropología, Letras e Historia. </p>J la Ratahttp://www.blogger.com/profile/16691113236926349816noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9004830579120618079.post-36061608176406697492007-05-22T10:03:00.000-07:002007-05-22T10:17:48.432-07:00Este Chabón sabe:<div align="right"><em>Del impresionante bloguero</em></div><div align="right"><em>(de quien somos apenas algo menos que epígonos)</em></div><div align="right"><em>Autor de </em><a href="http://cancerdeque.blogspot.com"><em>Cancer...de qué?</em></a></div><div align="left"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtvvWD6J_nmI286WCWvShiDY2fqAz-kjA1ZlQfuDNrdvlMvOBY3bb390Ug-_12r0jvtKScDngsKVkB9pp_vBgsqrlE3MWvk1BdtMbx26_AdB7lbTsVGSus-RjuwMIaILyz-oXRb-6s_lWU/s1600-h/canc.JPG"><em><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5067434763479543842" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtvvWD6J_nmI286WCWvShiDY2fqAz-kjA1ZlQfuDNrdvlMvOBY3bb390Ug-_12r0jvtKScDngsKVkB9pp_vBgsqrlE3MWvk1BdtMbx26_AdB7lbTsVGSus-RjuwMIaILyz-oXRb-6s_lWU/s200/canc.JPG" border="0" /></em></a><br /><div align="justify"><span style="font-size:130%;"><span style="color:#ff9900;">introspección conductista (LO IMPORTANTE NO ES LLEGAR; LO IMPORTANTE ES...UN COMINO)</span><br /><br /><br /><span style="font-family:verdana;">Indignado por vivir en una era alejada de la mano de la preservación de las privacidades (un infamante cartelito en mi casa revela que <span style="color:#ff9966;">EL PORTERO NO FUNCIONA</span> -probablemente lo deschavó su esposa, chusma y frustrada), indignado por la proliferación de filmes pornos que metafrasean títulos mainstream (Blowing for Colombine, La vida de los ortos), corro el colectivo (insuflado por una leyenda vista al pasar "<span style="color:#3333ff;">Corre, <span style="color:#ffcc00;">oh</span> argentino</span>") y asciendo al 151, advierto el letrero, me encojo de hombros y comienzo:</span><br /><br />Mi nombre es Martín, porque nací en Alemania (ius sanguini) pero de padres argentinos (ius solis) y si me ponían Andreas o Günther acá me iban a verduguear...Al principio dudaron, porque me iban a decir "Martín Cara-de-mono" en clara alusión a Martín Karadajián, pero la sorpresa fue que una vez desembarcado en Argentina, me enloquecía "Titanes en el ring", a tal punto que <span style="color:#ff99ff;">llegué a disfrazarme de momia con papel higiénico</span> <span style="color:#00cccc;">aunque quedé en calzoncillos a las dos cuadras</span>...mi destino es ineludiblemente literario, sé que me interesa escribir más que comer desde siempre, creo que la confrontación lenguaje-biología se hizo tangible cuando estudiaba Medicina (<span style="color:#ff6600;">carrera que abandoné faltándome sólo 5 años para concluir, pero de cuya impronta conservo la caligrafía</span>) al interesarme más en un libro de Helen Curtis la etimología oriunda del dios Proteo de la palabra "proteína" que el aminoácido y la meiosis mitocondrial en cuestión. Mis padres creyeron que yo era un superdotado (en el sentido intelectual, a diferencia de mis novias) porque a los cuatro años dibujaba como <span style="color:#ff99ff;">Dalí a los cuatro años</span> de quien se decía que retomaba la tradición de Raphael en el trazo...[<span style="color:#cc0000;">sigo dibujando como Dalí a los cuatro años</span>]. Sé que la docencia y la traducción-que es un traslado como lo a que a usted se dedica, son dos de mis vocaciones eudomenológicas y el humor es el motor de que no caiga en un pozo depresivo y me pregunte por qué no me suicidé cuando hubiera sido un buen momento.<br />De manera que Medicina no era lo suficientemente humanística para mí, luego Ciencias de la Educación no poseía un rango de prestigio académico suficiente, Letras me hubiera encantado si me hubiera tocado una época en la que te enseñaran el cánon y no autores periféricos descubiertos por el que ganó la Cátedra, si me hubiera tocado una época en la que la asociación libre y el delirio no estuvieran justificadas por "La muerte del autor" (cf. Roland Barthes), si uno juzgara a Melville por lo que quiso hacer y no por aquello a lo que sus palabras me hacen acordar (¿<span style="color:#6600cc;"><em>fue también una ballena la que como a Jonás, tragó a Pinocho</em></span>?¿era la hadita un colibrí?)...en fin, Derridá y su idea de que "<span style="color:#ff9900;">un texto es un pretexto</span>" mató el respeto inherente por una obra que admito es una "intervención" autoconciente, como marxistamente supo Oscar Wilde cuando dijo "<strong>Toda mala poesía es sincera"...</strong><br /><strong></strong><br /><span style="font-family:verdana;"><strong></strong>-Oíme, flaquito, a mí si sos dramaturgo y no tenés un sope no me vengás a llorar la carta, acá o ponés las ochenta guitas o te vasa tener que bajar, lo lamento pero...</span><br /><br />-Má no, Sr. Funcionario del Transporte, Monsieur le Chaffeur, yo dispongo de los ochenta centavos en effet!, simplemente trataba de complacer la demanda del cartelito que no pude evitar leer al disponerme a colocar las monedas en la máquina cultural, en el vehículo del pensamiento...<br /><br />-¿Qué <span style="color:#ffcc33;">carrrrtelito</span>, pibe?<br /><br />-"<span style="color:#cc0000;">INDIQUE SU <span style="color:#ff0000;">DESTINO</span> AL CHOFER</span>" </span></div></div>J la Ratahttp://www.blogger.com/profile/16691113236926349816noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-9004830579120618079.post-60929975665703497302007-05-11T07:16:00.000-07:002007-05-11T07:55:19.020-07:00<div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="center"><span style="font-size:180%;">Entrevista a Leonardo Funes*</span></div><div align="center"><span style="font-size:180%;"></span> </div><div align="justify"></div><div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEijq0Cp1P2YFoNnd116oWipNHm3k3mdx0Gaw-QVJEgJRxwdxfxpSEfmCLNG8sFrlB2w-Hfj90p9ysAf4_QVcZTG8BNTVITKqz-l918hzazoBizEkA9YzztcHVtAyEQfgO3QjZrDTTl_FAih/s1600-h/funes.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5063307679825939890" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEijq0Cp1P2YFoNnd116oWipNHm3k3mdx0Gaw-QVJEgJRxwdxfxpSEfmCLNG8sFrlB2w-Hfj90p9ysAf4_QVcZTG8BNTVITKqz-l918hzazoBizEkA9YzztcHVtAyEQfgO3QjZrDTTl_FAih/s200/funes.jpg" border="0" /></a><br /><div align="center"><span style="font-size:130%;"></span></div></div><div align="justify"><br /></div><div align="center"><span style="font-size:130%;"></span></div><div align="justify"><br /></div><div align="center"><span style="font-size:130%;"></span></div><div align="justify"><br /> </div><div align="justify"><br /><br /> </div><div align="right">8 de noviembre de 2006</div><div align="right">Por Martín Yuchak y Vicente Costantini</div><div align="justify"><br /><br /> </div><div align="justify"> </div><div align="justify"><br /><em>Antecedentes históricos</em><br /></div><div align="justify"><br /><strong>Para empezar, queríamos pedirte que nos cuentes qué ambiente se respiraba en general en la Facultad, la Universidad y el país cuando se lleva a cabo el cambio de plan de estudios de Letras de 1984. Y qué es lo que marca las discusiones y la posterior reforma de los planes de 1984.</strong><br /><br /><br />uisiera hablar un poco del cambio anterior [1973-1974], donde el profesor Romano estuvo involucrado como profesor, y yo estuve como alumno. Cuando yo ingresé, todavía estaba vigente el viejo plan de 1959, que tuvo el récord de duración hasta éste actual (que ya va para el libro Guinness, con más de veinte años de existencia). En ese plan donde yo comencé, la organización era por materias cuatrimestrales, con un primer año claramente introductorio: una Introducción a la historia, una Introducción a la filosofía, una Introducción a la literatura y una Gramática. Con lo cual uno tenía un año con materias cuatrimestrales, con un planteamiento de cuestiones básicas en cada una de estas materias. A mí me fue sumamente útil porque yo venía con una formación muy despareja del secundario, ¡a tal punto que ni siquiera sabía que la carrera se llamaba Letras! Cuando me fui a inscribir y llené la papeleta, yo puse Literatura. Y me dijeron, “¡Cómo, eso no existe como carrera!”: me enteré en el momento en que me inscribí, que Literatura no era una carrera, sino que la carrera se llamaba Letras. Y ese año de introducción me permitió precisamente ponerme a tono con una cantidad de cuestiones básicas, que ya en el segundo cuatrimestre me permitieron asistir a un curso revolucionario de aquel momento: el curso de Literatura hispanoamericana de Noé Jitrik (quien regresaba de Francia en ese momento), el cual planteaba una cantidad de conocimientos y perspectivas nuevas.<br /><br /><strong>Estamos hablando de principios de los ’70, ¿no?</strong><br /><br />Estamos hablando del segundo cuatrimestre de 1973. Allí se da ese curso, que se continuó luego en un seminario de verano. Fue un curso bastante importante en aquel momento, porque venía a reformular nuevos modos de acercamiento a la literatura. A pesar de estar en primer año, lo pude aprovechar porque el bagaje de lo básico que daban los cursos de Introducción a la historia, a la filosofía y a la literatura realmente te permitía entrar en un lenguaje general, en una serie de conceptos y (en la medida en que después vos siguieras las lecturas) manejarte bien. Ese plan terminó ese año porque al año siguiente empezó otro. En el año ‘74 entró otro plan, que es donde creo yo que el profesor Romano participó. Lo que trajo como novedad muy positiva ese nuevo plan frente al anterior, fue que se presentó un abanico mucho más amplio de Introducción: ya no sólo la historia, la filosofía y la literatura, sino que uno además podía optar (porque antes no había posibilidad de optar, eran todas materias obligatorias) por cuestiones de historia del arte, de antropología, de sociología… Uno podía ampliar, según los propios intereses, en qué áreas tener una formación básica con la cual avanzar.<br /><br /><strong>Siempre manteniendo esta cuestión introductoria.</strong><br /><br />Sí, pero con una oferta más amplia de posibilidades. Y además algunos cursos (como, por ejemplo, Teoría literaria) pasaron a ser de duración anual. El nuevo plan del ’74 planteó una combinación de materias anuales y de materias cuatrimestrales. Ciertas materias más básicas y “universales” como Lingüística general o Teoría literaria, ya se pensaron como anuales. Fueron los casos que recuerdo porque yo estuve allí: ya no tengo memoria exacta de cómo fue ese plan, porque duró ese año y se acabó. Fue una experiencia que terminó con la intervención en la época de Isabel.<br /><br /><strong>O sea que duró menos de un año.</strong><br /><br />Claro: duró menos de un año, desde marzo a septiembre [de 1974]. La otra novedad (y esto tiene que ver más con los contenidos) fue que ahí se pusieron en marcha las llamadas “cátedras nacionales” en los cursos de esa óptica, como el del profesor Romano de Proyectos políticos y culturales en la Argentina, que era un planteo de materia y de contenidos absolutamente novedoso en toda la jerarquización de la Facultad de entonces. Y, por último, la otra novedad que se daba allí tuvo que ver con los sistemas de evaluación… y ahí la cosa no resultó tan positiva. Los sistemas de evaluación pasaron, en muchas cátedras, a sistemas de coloquios y de discusión grupales, con lo cual desaparecieron los exámenes tradicionales (tanto los presenciales como los domiciliarios), o el examen oral individual.<br />El resultado fue una chantada total. Estudiaban dos, se juntaban diez más que no habían leído nada y, por esos dos que más o menos llevaban la cosa, zafaban en malón. Y los profesores se encontraban ahí con un problema de cómo discriminar dentro del grupo: “vos no, vos sí”... La cosa terminaba inevitablemente (tomándose así, de manera grupal), sin posibilidades de ver cuánto sabía cada uno de los alumnos.<br />El problema que traía ese tipo de cosas, donde la instancia de evaluación se reduce a lo mínimo y queda como una especie de diálogo, es el siguiente: aunque había una cantidad de temas, de lecturas y actividades obligatorias durante la cursada, si uno no tiene una obligación fuerte (que te la van a tomar, va a haber un examen, va a haber una evaluación concreta a ver si vos lo hiciste o no) a uno, más allá de la honestidad de hacerlo o no, se le cruzan veinticinco mil razones en su vida cotidiana para no hacerlo. Al no tener la obligación, se termina convirtiendo en una variable de ajuste: “Yo no tengo tiempo de leer esto justo hoy; esta semana tengo que hacer tal cosa, veré la próxima…”. Como sé que, si lo leo o no lo leo lo voy a poder negociar en algún momento, la consecuencia fue que los cursos no se aprovecharon. Para la inmensa mayoría de los estudiantes de aquel tiempo, esos cursos quedaron como una serie de lecturas que nadie pudo aprovechar. Y eso se notó, porque cuando se reabrió la Facultad en marzo del ’75 con las mesas de examen (estuvo cerrada desde septiembre hasta diciembre del ‘74), legitimaron que si la gente había cursado materias de ese plan abortado, podía presentarse a exámenes. Y prácticamente nadie lo hizo, porque nadie había estudiado ni se había enterado de lo que había pasado. No estaban en condiciones de dar un examen más o menos tradicional de esos contenidos. Ese fue el único aspecto donde la cosa no funcionó.<br />Sobre todo, hay que recordar el contexto: una situación de revulsión política muy fuerte que se estaba dando en el ’74, donde pasan la crisis y hay un neo-peronismo de Perón en persona con la izquierda peronista (y eso trajo terribles problemas y discusiones en el seno de nuestra Facultad), que culmina después con la muerte de Perón en julio y la incertidumbre de cómo eso iba a terminar.<br />Lógicamente, semejante contexto no era para un desarrollo demasiado pacífico ni normal de los cursos: eso también influyó en que la experiencia no rindiera lo suficiente. Pero la verdad que, como proyecto, no estaba mal. Si hubiera habido tiempo, hubiera habido continuidad y otro contexto, los problemas se habrían podido ajustar en algún momento, habríamos llegado a afinar mejor esas instancias de evaluación de la cursada… pero no hubo tiempo. Del ’75 al ’76 hubo una cosa intermedia, que rescataba cosas del plan del ’59, con muy pocos agregados: una materia llamada Idioma nacional, un primer intento del Ciclo básico que murió ahí.<br />Y la reacción frente al plan de 1974 fue irse al otro extremo. Llega el proyecto de materias anuales de plan de estudios del Proceso, que se implementa a partir del año ’76 (yo era alumno, me recibí en el ‘82 con ese plan del ’76). El plan de 1976 era un programa absolutamente rígido, armado por años, donde vos no podías pasar al año siguiente hasta tener casi cubierto el año anterior. Eso llevó a que mucha gente pasara años enteros con la posibilidad de cursar una sola materia; las materias, además, eran anuales, con lo cual llegabas a tener un problema a fin de año y perdías todo el laburo del año. Tenía correlatividades totalmente rígidas en su armado. En ese sentido, en su estructura (al margen del problema de los contenidos), el plan era absolutamente autoritario: el autoritarismo en general estaba plasmado allí.<br />En el fondo, era una recuperación del modelo de Profesorado en Letras de los profesorados católicos. Eso se trasplantó a la Universidad, con lo cual implicó, de hecho, un descenso de nivel absoluto: no había espacio de discusión ni de debate, planteos puramente contenidistas… Todo aquello que está unido a la palabra “oscurantismo” se realizó en ese momento.<br />No en vano fue la época de oro de las lenguas clásicas. Porque de hecho, si vos tenés que aprender latín tenés que traducir, analizar: en el fondo, no estaba tan marcado ni tan influido por cuestiones ideológicas. De hecho, al ser contenidos “clásicos”, vistos desde una perspectiva terriblemente conservadora como “el ideal clásico”, había más libertad de leer ahí cosas que en la literatura argentina no se podían leer.<br /><br /><strong>¿En qué sentido?</strong><br /><br />Podías leer a un autor marxista sobre el pensamiento griego, pero no podías leer a un autor marxista sobre la literatura argentina. No podías leer a Viñas, por ejemplo. Se daban esas contradicciones. En ese sentido me refiero a una “época de oro de las clásicas”, porque termina siendo el lugar donde se podía leer, pensar un poco… Ese era un modelo que dejaba muy pocas cosas rescatables ante el advenimiento de la democracia y el plan que se comienza a gestar en el ’84 y se pone en marcha en el ’85.<br /><br /><em>El plan de estudios de 1984</em><br /><br />Este plan rescataba cuestiones de las experiencias previas, pero, sobre todo, es un plan que reaccionaba contra lo peor del plan del ’76. Y eso se nota en dos o tres cosas bastante claras.<br />Por un lado, en una drástica reducción de los cursos de lenguas clásicas, y un mayor espacio a la literatura argentina e hispanoamericana, y a la teoría literaria. Eso en el ámbito de las literaturas y de las lenguas clásicas. Y por otro lado, el crecimiento exponencial del área de Lingüística, que anteriormente estaba absolutamente reducido a un curso de Gramática y un curso de Lingüística general: no existía un área específica de Lingüística. De modo que, precisamente del área de graduados (en aquella época los “pichones” de graduados eran Alejandro Raiter, Roberto Bein, Silvia Iparraguirre), se formó un grupo que ya venía con una idea bastante clara acerca de qué hacer, e influyeron mucho en el armado de lo que hoy es la especialidad en Lingüística, con un abanico de materias didácticas. Eso es una absoluta novedad en toda la historia de los planes de estudio de la carrera de Letras.<br />Otro de los cambios grandes es el pasaje, otra vez, a materias cuatrimestrales, y el abandono del régimen anual. Y la otra gran novedad es la liberalización realmente drástica en cuanto a las correlatividades; es decir, una reacción polarizada frente a lo que había sido el programa del Proceso. La gente que estuvo en la elaboración de ese proyecto coordinado por Enrique Pezzoni (donde participaron Josefina Ludmer, Beatriz Sarlo, Celina Sabor de Cortazar; también asesoraba Jorge Panesi, colaborador directo de Enrique Pezzoni); para esa gente, en conversación con otros profesores, la gran preocupación era: “¿Cómo hacemos que esto no se transforme en un caos de materias, todas en una gran bolsa?”. El reaseguro que surgió allí, en la organización de ese plan, fue la figura del tutor… un reaseguro que nunca funcionó.<br /><br /><strong>¿Se intentó aplicar en algún momento?</strong><br /><br />Desconozco si se llegó a avanzar sobre eso a nivel del claustro de profesores: yo empecé a ser ayudante en el ’85, y estuve allí, como pinche, hasta principios de los ‘90. A nivel visible, nunca nadie se hizo cargo de esa cuestión.<br /><br /><strong>¿Quiénes tuvieron incidencia en la elaboración, discusión e implementación del nuevo plan? ¿Con qué instancias prácticas y formales de debate?</strong><br /><br />En aquel momento, cuando se empezaron estas discusiones en nuestra carrera, desde el punto de vista de graduados, nosotros no nos encontrábamos representados por la institución tradicional del Colegio de graduados de Filosofía y Letras. Entonces intentamos armar una estructura nueva, y la llamamos Asociación de graduados de Letras. Nosotros, por iniciativa propia organizamos reuniones de discusión, replanteos acerca de nuestras ideas sobre un cambio de plan de estudios y, a través de Jorge Panesi, algunas conclusiones de esas reuniones que nosotros teníamos llegaron a la comisión que formaban los profesores. Esta comisión, como ustedes ven, estaba formada exclusivamente por el claustro de profesores. Y de hecho, una vez designada esta comisión ellos trabajaron de manera independiente: no hubo ni asambleas ni discusiones generales.<br /><br /><strong>¿En ningún momento se planteó discutir abiertamente con graduados o alumnos?</strong><br /><br />Digamos que el nuevo plantel de profesores que había entrado a partir del ’84 dio un absoluto voto de confianza a quienes se eligieron para formar esa comisión, y una vez que estuvo armado, se presentó el nuevo plan de estudios.<br /><br /><strong>¿Por parte de los estudiantes, tampoco había una presión por tener incidencia?</strong><br /><br />No, pero en ese momento veníamos de una época de inexistencia del Centro de Estudiantes. El Centro de Estudiantes estaba intentando hacer pie, ver cómo seguir, qué hacer. El movimiento estudiantil estaba muy parado. Por eso, en ese sentido, se trabajó con lo que había. En otro momento histórico hubiera sido impensable una cosa así: que el Centro de Estudiantes y el claustro estudiantil hubieran aceptado ser espectadores absolutamente pasivos de una comisión de “notables” que hace todo, un día viene y te dice “A partir del año que viene, usted tiene que hacer tal y tal cosa”. Pero fue lo que se dio en ese momento. El único diálogo fue con este grupo de graduados que hizo llegar, a través de los que teníamos contacto con el grupo de profesores, algunas ideas e iniciativas. Por ejemplo, esto de la reducción de las clásicas, aunque no fue planteado como tal, era una reivindicación de graduados y de estudiantes.<br /><br /><strong>¿Cómo se plantea y se da la división de Departamentos en Letras y Lenguas clásicas?</strong><br /><br />Una vez que el plan se aprueba con estas características, hay una reacción de la gente de Clásicas, en plan de que, si bien no como no instancia obligatoria, no podía ser que quedara afuera la posibilidad de una especialización en Clásicas. Ahí desconozco los trámites concretos. En todo eso quien funcionó de moderador, de gran negociador y feedback entre todos los sectores fue Enrique Pezzoni; por lo tanto, Jorge Panesi es quien conoce de adentro el detalle de todas esas negociaciones y conversaciones que hubo. De modo que en principio fue una especialización (así como la había en Letras modernas, Letras clásicas y Lingüística), y sólo muy posteriormente llega a constituirse ya como un Departamento central.<br />Como ven entonces, el surgimiento de este plan tuvo mucho que ver con reaccionar frente a un plan anterior, con muchos puntos negativos. De allí que lo que sirve como propuesta positiva, estaba abierta a ver cómo funcionaba la cosa, con muchas fichas apostando a que la figura del tutor lograra una articulación de eso para los estudiantes. Al no darse esa opción, ustedes vieron cómo terminó funcionando esto: el Departamento de Letras, y el Secretario administrativo o la Secretaria académica terminaron siendo el gran “tutor universal” de todo alumno despistado que caía ahí “a ver qué hago”.<br /><br /><strong>O los estudiantes avanzados o militantes que estén en el pasillo.</strong><br /><br />Exacto. Lo cual no es lo ideal para nada: todo depende con quién se cruce, ¿no? De entrada, además, había muchas cuestiones que no quedaban muy claras, por ejemplo: ¿se pueden repetir materias? ¿Cuántos seminarios de una temática se pueden hacer? Eso no estaba dictaminado por el plan. Yo tengo una amiga que se recibió después que yo ¡con seis seminarios de literatura infantil con la misma profesora! No sabés los problemas que tuvo para que le den el título… Pero de entrada la idea era “no coartar”, dejar abiertas las posibilidades para que cada uno organizara su currículum, y las cosas quedaron en estado caótico.<br />El otro problema que surgió tiene que ver con la desaparición de una instancia introductoria. Sólo quedaron las materias Teoría y análisis literario y Gramática, para empezar por ahí. El ciclo de grado no habla del nivel de complejidad de los cursos: sólo plantea una serie de materias por donde empezar.<br /><br /><strong>Claro, porque son electivas: no todos los ciclos de grado son iguales.</strong><br /><br />Exactamente. Entonces uno lee “una Literatura argentina”. Si uno lee eso, en primer año hace Teoría y análisis, y en el cuatrimestre siguiente hace Literatura argentina. Adonde, legítimamente, uno se puede encontrar con un curso de una alta complejidad: de análisis, de cuestiones ideológicas e históricas cruzadas con cuestiones literarias, retóricas y formales. Y un pibe que está en su segundo cuatrimestre de la carrera se va a encontrar que hay una cantidad de discusiones de los alumnos avanzados con los ayudantes que le pasan por arriba y él ni se entera de cómo viene la cosa. Es inevitable. A partir de los primeros años de puesta en marcha del plan, eso comenzó a ser un problema. Hay que reconocer que el curso de Teoría y análisis literario estuvo pensado durante mucho tiempo con carácter introductorio: durante la época de Pezzoni, y ya cuando la cátedra pasó a Panesi. Y aún en las otras cátedras, que eran todavía más escolares: estaban Graciela Maturo, Nélida Salvador, profesoras de la época del Proceso. No eran rémoras del Proceso en sí, pero tenían una visión sumamente conservadora, tradicional y muy escolar.<br /><br /><strong>¿La cátedra “C” de Teoría y análisis literario se planteó como cátedra paralela?</strong><br /><br />No, se planteó que hubiera dos de entrada. De hecho hubo tres: “A”, “B” y “C”. Después “A” y “B” se juntaron al año, o a los dos años. Sobre todo cuando Enrique Pezzoni pasó a ser profesor acá, porque todo el mundo quería estar con Pezzoni. Así que Pezzoni tenía tres mil inscriptos, y las otras dos tenían veinte cada una. Las cátedras “A” y “B” quedaron fusionadas por eso.<br /><br /><br /><em>Intentos de revisión</em><br /><br /><br /><strong>A principios de los ’90 ya empezaron los intentos de modificación del plan de estudios. ¿Basados en qué críticas?</strong><br /><br />Empezó a haber problemas de la gente que se graduaba con la Dirección de títulos y planes, por una cantidad de irregularidades que se veían (materias repetidas, ese tipo de cosas), que había que reglamentar de otra manera. Yo participé en algunas discusiones, en las que planteaba: “Repensemos este plan teniendo en cuenta la experiencia del plan de 1959 con sus materias introductorias, y veamos si esto puede dar origen a un cruce que permita rescatar esa idea, con todo lo bueno que tiene este plan”. Eso nunca funcionó. Porque se suponía que era “escolar” pensar en esta cuestión de “empezar por lo básico”: se supone que si uno entra en la complejidad del problema literario y lingüístico, se tira de cabeza y después ve cómo patalea y nada y se las arregla.<br />Recuerdo que Roberto Bein hizo un comentario irónico, pero de profunda verdad: “El problema que tenemos es que los profesores quieren un alumnado de primer año que escuche un curso de quinto año”. Todos querían hablar a las masas, no querían quedar en cursos especializados de nivel avanzado para no tener pocos alumnos, pero nadie se quería “bajar” a un nivel más básico, propio de los primeros años. Esa fue la primera de las revisiones, que terminó con una especie de agregado reglamentario: en qué áreas se podía repetir materias, una organización mejor de las áreas de especialización... O sea: algunos parches para impedir que el plan hiciera agua.<br />Después, ya en la época en que en la dirección del Departamento [de Letras] estuvo Melchora Romanos, también hubo allí un intento de planteo de modificación del plan.<br />Contexto político: de lo peor. Estamos hablando de mediados de los ’90. ¿Cuál es el contexto? El plan del FoMeC [Fondo para el Mejoramiento de la Calidad Universitaria], de reducción de todas las carreras a cuatro años, ajustado a las directivas del Banco Mundial: luego nos enteramos que en combinación con la Organización Mundial del Comercio. No era la mejor motivación para ponerse a discutir el plan. El tema allí era que se otorgaban líneas de crédito importantes; préstamos dirigidos a grupos de profesores universitarios, con el fin de repensar modificaciones del plan de estudios. Pero a la vez que se daba esto, no era para que cada uno pensara independientemente qué hacer, sino que pensara en un sentido, y el sentido era el siguiente: que la organización de las carreras de grado se ajustara a la tendencia del primer mundo: carreras de grado de cuatro años, de formaciones muy generales, que obligan a quien quiera tener una formación académica de cierta profundidad a hacer un posgrado, una maestría o un doctorado. Lo que le interesaba al BM, en ese sentido, no era tanto que el estudiantado se viera obligado a pagar, sino que Argentina no fuera una opción de carreras de grado de otro nivel, para que el resto de América Latina siguiera con la tendencia (que todavía existe, sobre todo en Centroamérica, Colombia y otros países) de enviar a sus estudiantes a hacer los posgrados a Estados Unidos.<br />Los ingresos de divisas de EE. UU. por alumnos del tercer mundo en carreras de posgrado son mayores a los ingresos que tiene por toda la industria cultural de Hollywood y demás. Los miles de millones que entran a EE. UU. por aranceles que pagan los estudiantes del tercer mundo para ir allá a hacer sus posgrados son un negocio que ellos no están dispuestos a soltar. Ahí se entiende por qué la Organización Mundial del Comercio metía mano en el asunto: porque se necesitaba homologar el servicio económico educativo universitario a nivel mundial para globalizar. Y que entonces uno se gradúe en cualquier lugar y pueda hacer el posgrado en cualquier otro, sin que haya tantas disparidades de formación.<br />O sea que el objetivo no era profundizar el posgrado de aquí, sino crear la necesidad de que los alumnos (en este caso, de la Argentina) siguieran engrosando la lista de ingresantes universitarios del sistema universitario norteamericano después de su ciclo.<br />Hasta donde yo sé, nunca existió gran expectativa en el BM de que los graduados argentinos fueran en masa a EE. UU. o Europa. Pero sí en que precisamente Argentina no representara una competencia para ellos.<br /><br /><strong>¿Hay una tendencia de estudiantes del resto de los países Latinoamérica de venir a la Argentina a hacer cursos de especialización?</strong><br /><br />Se abría la posibilidad. Eso es lo que pasa hoy. Fijate vos que por habernos mantenido firmes en eso, ahora están viniendo estudiantes de todas partes. Y lo que se vio, por otro lado, es que la gente de acá que va para allá, se va becada (salvo algún caso, que siempre debe haber, de una familia que decide que su hijo haga un master en Harvard en negocios). Salvo esos casos minoritarios, en nuestra Facultad hay gente que está haciendo un posgrado afuera, pero bancado por becas internas.<br />En ese contexto, en esta discusión tan complicada, se abre la discusión del plan de estudios. Yo era Jefe de trabajos prácticos en aquel momento. Nos enteramos de esta iniciativa, sin conocer esta cuestión del FoMeC, y parecía lógico: después de diez años de funcionamiento del plan, ameritaba sentarse a ver qué cosas se podían modificar. Después, cuando surgió este contexto, la experiencia murió ahí porque nadie estaba dispuesto a avanzar con esos parámetros.<br /><br /><br /><em>Algunos aspectos a discutir</em><br /><br /><br />Pero ¿qué es lo que sucedió? (Pongamos ahora al margen toda esta historia del BM y demás.) Hay reuniones de profesores y reuniones de auxiliares, separadas, para hablar de esta cuestión. Yo participé en las reuniones de auxiliares, donde se entró a pensar con bastante libertad de discusión qué cosas se podían cambiar, por qué lado se podía ampliar o modificar el plan, mejorarlo… En cambio la de profesores se cerró completamente a cualquier discusión, porque ésta se redujo a lo siguiente: “Aquí, hagan cualquier cambio que se les ocurra, mientras que mi cátedra no se toque”. Todo el mundo dijo lo mismo. Entonces, si ninguna cátedra se va a tocar, nada se puede tocar. Ese sigue siendo, hasta el día de hoy, el gran tema de fondo para que nadie se siente realmente a pensar el plan de estudios.<br />De manera tal que las condiciones de posibilidad de que todos los claustros convengan en una reforma importante del plan de estudios hoy por hoy es bastante dudosa. Evidentemente, es una demanda de los alumnos: los auxiliares son plenamente concientes de los desacomodos, los “ruidos” que produce este plan de estudios, pero el plantel de profesores, en su mayoría, no está tan dispuesto a sentarse a discutirlo por una cuestión de cuidar cada uno su “quintita”, su “kiosco”.<br />De todas maneras, sí habría posibilidades de al menos una nueva modificación parcial que reviera algunos de los aspectos del plan vigente, en un par de cuestiones que ustedes están planteando.<br />Primero: definir de una vez por todas qué es esto de la figura del tutor, que se implemente alguna forma de tutoría efectiva.<br /><br /><strong>¿Esto jamás se hizo efectivo?</strong><br /><br />Yo me enteré porque llegó una alumna y me dijo: “Mire profesor, lo elegí como mi tutor”. “Bueno, felicitaciones, espero que funcione”. Entonces pensé: Quizás sea la única de todo el plantel de alumnos de la carrera que pensó en mí. “Pero me extraña que no haya por lo menos dos o tres más: ¿por qué vos?”. Le habían dado una beca estudiantil y estaba obligada, para cobrar esa beca, a que un profesor tutor fuera certificando que ella cumpliera con un plan de avance en la carrera. Fue el único caso en que yo participé en eso. De lo que me di cuenta es que no lleva tanto tiempo como los profesores piensan. Pero aún así, yo creo que sería algo factible.<br />La otra cuestión es que habría que implementar el ámbito físico donde eso se pueda realizar. Nosotros no tenemos una oficina donde atender a los alumnos. Una vez que eso se pueda arreglar (via los Institutos, via el propio Departamento de Letras), y se habilite un pequeño espacio físico donde los profesores se turnen con un horario para recibir alumnos, eso permitiría un principio de solución, al menos en ese aspecto: que el alumno arme con cierta coherencia las elecciones de sus materias a cursar.<br />El gran problema que nos queda es esta cuestión de los contenidos, en el sentido de “contenidos básicos introductorios” de algunas materias. Eso es algo a lo que me resulta muy difícil verle una salida, pero me parece que debería plantearse como una reivindicación, como una demanda.<br /><br /><strong>¿Cómo evaluás ese tema en términos del plan actual?</strong><br /><br />Yo creo que el principio de libertad de cátedras ha llegado aquí al máximo extremo de respeto, en el sentido de que el profesor a cargo decide con absoluta “libertad” qué es lo que se debería dar en la materia, limitándose exclusivamente a su saber y entender. Hay variables. Hay profesores que tienen muy buen oído acerca de lo que los alumnos demandan, y hay otros casos que no, que no les importa en absoluto. Cosa que siempre me ha sorprendido: ¿cómo puede alguien buscar como objetivo máximo en su vida ser profesor universitario, cuando no le gusta enseñar? En fin: son cosas que se dan.<br />Desde ese punto de vista, yo creo que la demanda y el planteo de la necesidad de cubrir esos contenidos básicos, tendrá que forzar a algunas cátedras a hacerse cargo de eso, sin necesidad de volver a compartimentar el plan en años. Hay materias que ya por su propia definición tendrían que hacerlo, como Teoría y análisis literario. Yo creo que un curso de literatura argentina o hispanoamericana debería tener en cuenta dentro de sus planteos esta demanda de hacerse cargo de contenidos básicos frente al alumnado. Es complicado, pero es lo que debería hacer.<br />El otro problema que yo veo que aparece, es que “lo básico” obliga a enseñar las mismas cosas año tras año, curso tras curso: el ABC es el ABC. Es un sacrificio repetir todos los años lo mismo. Pero tampoco nos vayamos al otro extremo: que porque a mí me aburre repetir todos los años lo mismo, salgo con un programa cada vez más complicado.<br />En ese sentido, lo que he hablado con algunos profesores me ha llamado la atención, porque no es algo que suceda en mi cátedra. Algunos profesores titulares a cargo de cátedras proponen cursos con algunos contenidos básicos ¡y son los ayudantes quienes protestan y se niegan a darlos! Uno pensaría que serían más perceptivos y más receptivos a la demanda del alumno con el que trata en los prácticos, ¡y sin embargo no!<br /><br /><strong>Usaste la palabra “forzar” refiriéndote a ciertas materias básicas: forzarlas a que den ciertos contenidos mínimos. ¿Qué mecanismos vislumbrás que se podrían llegar a implementar en esa dirección?</strong><br /><br />Aún con el plan que tenemos actualmente, hay un punto donde eso se puede redactar fácilmente, y es el siguiente: cuando se ofrezca un curso para ciclo de grado, que el titular asuma la obligación de que, en los contenidos y en la metodología de desarrollo de ese programa, se haga cargo de cuestiones básicas para alumnos de primer año. Ahí tenemos una manera de plantear esto sin coartar la libertad de cátedras o el abanico de posibilidades para el alumno.<br />Porque lo que pasa es que, por otra parte, el alumnado que ingresa no es homogéneo. A vos te llega un pibe recibido del Colegio Nacional de Buenos Aires y no tiene ningún problema de hacer un curso mucho más complicado de literatura. Entonces queda abierta la posibilidad de cursar materias aunque no estén ofrecidas como materias del ciclo de grado si alumno piensa que a él “le da el cuero”. Eso queda en la decisión del alumno, en diálogo con su tutor. Ahora bien: simplemente plantear esto te imaginarás que provoca un revuelo…<br /><br /><strong>Quizás se deba a que esto abre el problema de quién establece los criterios para establecer los contenidos básicos. ¿Cómo podrían establecerse esos criterios comunes?</strong><br /><br />Eso tiene que ser fruto de un debate en el seno del claustro de profesores, que lleguen a un mínimo acuerdo acerca de qué es lo que se debe entender como “conocimientos básicos de carácter introductorio”. Nosotros tenemos la otra contra para avanzar en esa línea, que es la existencia del CBC [Ciclo Básico Común].<br /><br /><em>Un verdadero adoquín</em><br /><br /><br /><strong>¿Hace cuánto tiempo existe el CBC?</strong><br /><br />Desde 1985. Ahora lo pude ver más de cerca, porque una hija mía está cursando Letras. Viendo los programas, las lecturas y demás de las materias del Ciclo Básico Común, yo me saco el sombrero: la verdad que está perfecto. En términos teóricos, el planteo es justamente lo que se pide como un ciclo básico, común a una serie de carreras, en este caso humanísticas. El problema es que la implementación requeriría de un cuerpo de profesores mejor entrenado para dar esas materias introductorias. Requeriría una inversión en infraestructura que pudiera manejar mejor la terrible masividad de un curso de Ciclo Básico Común, y poder manejarse con grupos de alumnos de una cantidad mucho más sensata. Las comisiones del CBC son cien tipos (o más), a cargo de estudiantes avanzados, en muchos casos con muy buena voluntad, pero sin el training como para ver qué pasa allí, saber dar esos temas estando muy atentos a cómo se reciben, al feedback con los estudiantes… todo lo que sabemos del laburo docente en ese caso.<br />O directamente es gente que es un conchabo que consiguió, que está haciendo carrera por el lado de adentro, conectándose con ciertos profesores para conseguir una beca, y va ahí, dice tres pavadas, le importa un corno quién entiende, y se va. Es decir: el CBC… es una máquina de hacer chorizos. Y es, en ese sentido, una instancia totalmente desperdiciada. Pero la idea del CBC no estuvo mal.<br /><br /><strong>A esto habría que agregar que a uno no siempre le toca una orientación que se corresponda con la carrera elegida: todos los que ingresamos a Letras nos preguntamos por qué nos tocó hacer la materia Economía, que ni siquiera tiene un enfoque económico o social.</strong><br /><br />Justamente, ahí hay un error de armado del Ciclo Básico. Otra vez: con una buena intención. La idea es que si vos vas a empezar a ver enfoques marxistas de comprensión de la historia de la cultura y de la literatura, entonces necesitás del manejo de ciertos elementos de las ideas políticas y del pensamiento económico, para después hacer el salto, la conexión y la analogía, y usarlo en el campo donde a vos te interese. Porque como todos nosotros sabemos, las mejores ideas de Marx sobre la literatura no están en sus escritos sobre la literatura (él tenía una formación en clásicas de la literatura griega propia del gymnasium alemán), sino que están en sus ideas sobre economía… Así que la idea no estaba mal: dar unos elementos de economía. Pero como vos decís: esas cátedras tendrían que estar pensadas como “economía para humanidades”. En fin: tal como está funcionando de mal, a la hora de pensar en la reforma del Plan de estudios, el CBC es un verdadero adoquín que tenemos allí, que nos impide avanzar en la discusión acerca de los contenidos básicos. Nos dicen: “Bueno, ahí está, si ustedes quieren lo básico ya tienen el CBC”.<br /><br /><strong>Además, el CBC se ha autonomizado como estructura universitaria, con su cuerpo de profesores, con sus cátedras enquistadas y anquilosadas desde hace muchos años, y ha generado un sistema propio… Con lo cual modificar el CBC puede ser hasta más complicado que cambiar la estructura de cualquier carrera de la Universidad.</strong><br /><br />Y todas las veces que hubo Facultades que empezaron a descartar el CBC, siempre fue un problema que llegaba a los diarios: a ese nivel…<br /><br /><strong>Como Económicas y Medicina...</strong><br /><br />Que en el fondo lo que hicieron fue articularlo como parte de la carrera: ¡pero sigue existiendo!<br /><br /><br /><em>De la especialización a la interdisciplinariedad</em><br /><em></em><br /><br /><strong>Volviendo a lo que mencionabas al principio de la charla con respecto al plan de Letras del ’59, donde había una Introducción no sólo a la literatura, sino también a la historia, a la filosofía, yo tengo la impresión, habiendo estado siete años acá, de que en la mayoría de las materias se ha cortado todo diálogo con las disciplinas que no estén específicamente referidas a la literatura. ¿Cómo se relacionaría esto con el CBC, que se supone que también debería generar un panorama más amplio?</strong><br /><br />Pero vos fijate que en el CBC precisamente, esas materias de Pensamiento científico y Sociedad y Estado (que intenta ser también una introducción a la historia, hasta cierto punto), la idea es que el tramo introductorio estuviera ahí: lo que pasa es que no se cumple.<br /><br /><strong>¿Qué problemas se enfocaban, entonces, en las Introducciones a la historia y a la filosofía del plan de 1959?</strong><br /><br />En realidad, Introducción a la historia de aquella época terminaba siendo, en el fondo, historia argentina. En esa materia se presentaban cuestiones de método historiográfico (en qué consistía la investigación dentro de la Historia), y el objeto para ilustrar eso era la historia argentina. No era, entonces, una historia universal (no te daban el “contenido” de la Historia), sino que se hablaba de los problemas que implicaba la investigación dentro de la Historia. En cambio en el caso de Introducción a la filosofía era un curso de filosofía que comenzaba con los griegos. Normalmente el programa era presocráticos, Platón, Aristóteles, y de ahí se saltaba a Descartes (la Edad Media no existía), Kant, Hegel y algún autor del siglo XX. En cambio en Historia la materia era más metodológica.<br />Y después yo hice Antropología: era un curso que mezclaba problemas conceptuales de la investigación antropológica, con la presentación de algunas corrientes específicas: el funcionalismo, el estructuralismo…<br />Entonces cada materia tenía un enfoque diverso, pero entre todas abrían un abanico. Y estaban pensadas como una introducción. Eran profesores de Historia, de Filosofía, de Antropología, pero venían con la impronta de hablar a un público que está “en cero”, así que empezaban con el ABC de cada tema. Y aunque no era gente de tu carrera ni estaban pensando en Letras cuando te hablaban, igual estabas involucrado porque los compañeros que estaban al lado, de otras carreras, también estaban en ayunas y más o menos al mismo nivel que vos. Yo creo que en nuestro caso, en cualquiera de estas disciplinas que se piensen como un curso introductorio, lo ideal sería que estuviera precisamente enfocada a las cuestiones metodológicas y conceptuales, más que a contenidos. E ilustrada con los contenidos que proponga la cátedra. Necesitamos un curso de Introducción a Historia del arte, por ejemplo, y al tipo de análisis que se hace allí. Yo pensaba en todo este asunto cuando hablabas de la falta de diálogo: viste que ahora nos estamos abriendo lentamente al asunto de Estudios culturales, en un sentido amplio. No tanto “Yo trabajo sobre el texto”, o “sobre la lengua” como un objeto individualizado y único, sino la perspectiva amplia del contexto cultural, el contexto social en que la lengua se da o en que el texto funciona. Y ahí te puedo asegurar que las cosas que aprendí en Historia del arte me sirven muchísimo. Nosotros hablamos de la categoría de punto de vista y perspectiva narrativa, ¿y cómo no vas a saber qué es punto de vista y perspectiva en la pintura y en la fotografía? Se te escapa la mitad del problema al no tener en claro eso. Por ejemplo, si vos te ponés a estudiar realismo y naturalismo en la literatura del siglo XIX y no estudiaste los orígenes de la fotografía y el impresionismo en pintura, te quedás en ayunas de lo que querían hacer esos autores en esa representación de la realidad social de su época en el relato. Te quedás afuera de un montón de cosas. Eso es una pena: una generación de profesores formados en esta carrera ya no dialoga tanto con las disciplinas que tenemos a nuestro alrededor; y a no ser por la curiosidad personal que por algún motivo se mete, no te lo ofrece nadie.<br />Lo que se defiende mucho es esta posibilidad de especialización al elegir la orientación y el área, pero “el todo” queda muy desdibujado, y lo que me sorprende es que para muchos eso está bien.<br />En ese sentido, todavía no se nota la consecuencia (pero va a aparecer en muy corto tiempo), de la articulación de la formación que tenemos en la carrera con un trabajo posterior de investigación. Allí la tendencia es lo multidisciplinario como nota dominante. En las pautas de la Secretaría de Ciencia y Técnica, del CoNICeT [Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas] y de la Agencia de Promoción de la Ciencia, el acento está puesto en la articulación de grupos, no ya en el trabajo individual.<br />La especialización actual nos lleva a formar al investigador-individuo que trabaja en solitario con su tema de especialidad, cuando la tendencia a la investigación que se está dando en todos lados es al laburo en equipo con cruces disciplinarios. La gente aprende a los golpes: se ve obligada a dialogar porque si no se queda afuera. Pero lo ideal sería que estuviera pensado desde la formación de grado: que uno sepa que va a articular eso en el diálogo con gente que viene de otros lados, y que uno tenga la oreja parada para eso.<br /><br /><strong>Incluso si pensamos en términos abstractos y generales el espíritu de la formación nos estamos formando de esa manera: vivimos en compartimentos estancos. Nos estamos formando mal: formarse parcialmente suspende la riqueza de la comprensión de la realidad, y ese tipo de formación también es funcional a ciertos intereses: en un momento de la charla hablaste del FoMeC, del BM. En función a esto último, ¿cómo ves vos que se podrían implementar (no ya en la investigación, donde es obligatorio), este tipo de trabajo interdisciplinario o grupal?</strong><br /><br />El asunto sería que se abriera la opción de un modo más orgánico a como se da actualmente, a hacer materias de otras carreras; ahora existe la una opción de que uno haga materias de otras carreras, pero esas son incursiones individuales que uno hace asomando la cabeza y viendo qué pasa en otro lado (donde no suele ser bien recibido…).<br />Esa podría ser una línea de lo que planteaban ustedes de cómo pensar cátedras paralelas. Podría ser que esas cátedras paralelas estén ya pensadas con la obligación y el compromiso de atender a lo interdisciplinario. Otra posibilidad sería que se armara una cátedra de “Problemas filosóficos en la literatura”, de “Problemas estéticos”, “del arte” o “de historia del arte” en relación con la literatura… Que exista un curso que ya en su propia nominación indique el vínculo de la literatura con la historia, la filosofía, el arte…<br /><br /><br /><em>De la libertad democrática a la “libertad” liberal</em><br /><em></em><br /><br />Había una cosa que ustedes planteaban que estaba muy bien: “Idear mecanismos de consulta y de participación entre estudiantes y profesores para definir temas y problemas de interés a tener en cuenta para armar programas de materias y seminarios”. Al margen de nuestra discusión, sin modificar una coma del actual plan de estudios, creo que si se pudiera llegar a avanzar y que esto se haga, sería un golazo. Porque acá tenemos una herramienta para lograr que el funcionamiento concreto de las distintas materias comience a hacerse cargo de demandas que no están siendo satisfechas: cubrir lagunas que todo el mundo ve. Planteado en estos términos, nadie le impone nada a nadie, y no se avanza sobre la libertad de cátedras. Esta es una propuesta de ustedes, y a mí me parece una idea brillante.<br />Pero choca con cierto estancamiento de muchos al no querer abrir el juego. Así como lo que hablábamos antes del FoMeC se paró gracias a los estudiantes, ésta tiene que ser una iniciativa de los estudiantes, que surja como recomendación de la Junta del Departamento y cree el espacio para que los profesores tengan que definirse. Estarán los que sean permeables a esta iniciativa y la pongan en práctica, y también aquel que se cierre y diga “A mí nadie me dice nada”; a ese lamentablemente no se lo puede tocar, pero quedará en evidencia su actitud. Porque yo creo que el planteo no es ir a decirle a un docente “Mire, usted tiene que enseñar esto y lo tiene que enseñar así”. El planteo es decirle “A nosotros nos interesaría mucho que se enseñara este tema. Nos parece que nunca se dio tal cosa, ¿por qué no se incluye en un programa?”. Es un planteo de demanda, y a partir de esa demanda y de puntos se arma un programa. El problema es que inclusive ese planteamiento supera la idea de “libertad de cátedras” tal cual funciona hoy: es “libertad” en términos liberales, lo contrario a la democratización que se planteaba en la Reforma Universitaria. Claro. La cátedra como propiedad privada de sus profesores que deciden al margen de todo.<br /><br /><br /><em>Problemas de la inserción laboral</em><br /><br /><br />Un último punto, quizás a un nivel más subjetivo y personal: a mí siempre me llamó la atención que el plan de estudios, al referirse al campo laboral, habla de la docencia y la investigación y después menciona “otros ámbitos” (el mercado editorial, capacitación en lectura y escritura) en los que uno no ve un correlato o una relación en el plan de estudios y la formación que uno recibe. Incluso uno podría arriesgar y decir “Yo no veo suficiente formación a nivel docente o investigativo porque falta una materia que se trate de cómo aprender a investigar”.<br />En ese sentido, la formación que se está ofreciendo (aún a pesar de los baches y los problemas), es una formación bastante sólida en ciertas cuestiones muy relacionadas con lo específicamente lingüístico y literario, que capacita fuertemente a los graduados de Letras en una cantidad de inserciones profesionales. Yo conozco esto en el ámbito periodístico, en el ámbito editorial (pero muchísimo más amplio, que va desde ser un asesor editorial, un corrector de pruebas, un editor, hasta una persona a cargo de una publicación interna de una empresa o de una ONG). También en trabajo creativo, como trabajo de guión en todos lo ámbitos: la televisión, el cine. Y nuestros graduados son los que mejor preparados están para hacer eso; lo siguen siendo a pesar de todo los problemas que veníamos diciendo.<br />Seguimos teniendo graduados de calidad que están en condiciones de hacerse cargo muy exitosamente y sobresalen frente a los graduados de otras Universidades del país, pero aún de otras carreras, como la gente de Comunicación. La gente de Comunicación tiene una excelente formación en investigación periodística, pero no en redacción ni en la capacidad de armar textos, de cualquier naturaleza que sean. Es decir: una cantidad de cosas que de aquí, con esa formación tan caótica, a pesar de todo es una unidad que se consigue.<br />Por supuesto que no estaría nada mal que, con estructura de seminario, hubiera al final de la carrera, opciones en Metodología de la investigación literaria y de la investigación lingüística, donde distintos profesores y cátedras ofrecieran, en diferentes años, una presentación. Allí el objeto será el trabajado por la cátedra (por ejemplo, literatura hispanoamericana) para ilustrar lo central: el tema de la metodología de la investigación. Desde ese punto de vista, yo creo que eso funcionaría.<br />Respecto de lo otro, lo que tiene que ver con la capacidad docente (dado que es la salida más directa, ser profesor de un secundario): ahí tenemos un problema. Ya sabemos que ni la Didáctica general ni las Prácticas de la enseñanza son demasiada ayuda para cuando uno hace el trabajo concreto. No creo que la ampliación de las materias pedagógicas sea una solución. Y lo digo como profesor en el Profesorado del Joaquín V. González, donde la carga de materias pedagógicas es mucho mayor, y eso no mejora el desempeño. Porque lo que ha ocurrido con la disciplina pedagógica es que, paradójicamente, ha sucedido lo mismo que en todo lo que estamos hablando: se cerró en sí misma. Se ha perdido de vista ese carácter más interdisciplinario e instrumental que cualquier otro, porque uno no enseña en el vacío o en el abstracto: enseña literatura o enseña lengua. Lo ideal sería que, con estructura de seminario, se ofreciera un curso: “Problemas de la enseñanza de la literatura”, “Problemas de la enseñanza de la lengua”. Eso sería lo ideal. El problema que tenemos ahí es que le pisamos los callos a nuestros colegas de Ciencias de la educación, que no van a permitirlo nunca: “¿Cómo van a enseñar eso si no es lo de ustedes?”.<br />Es un problema histórico. De hecho, se está pensando ahora en una Maestría de Letras en investigación y enseñanza, que se haga cargo de estas cosas, pero a nivel de maestría, donde habrá cursos de Metodología de la investigación literaria, y de metodología de la enseñanza de la literatura. Lo interesante sería ver alguna forma de implementarlo en la carrera de grado.<br /><br /></div><div align="center">--------------------------------- </div><div align="justify"><br /><span style="font-size:85%;">* Se graduó como Profesor en Letras en la Universidad de Buenos Aires en 1982. Inició su carrera docente en la cátedra de Literatura Española Medieval (Facultad de Filosofía y Letras, UBA) en 1985. Se doctoró en 1997. En enero de 2000 ingresó a la Carrera de Investigador en la categoría de Investigador Independiente, y en el mismo año fue designado Profesor Adjunto a cargo de la cátedra de Literatura Española I (Medieval) en la UBA. Ha publicado un libro y unos 40 artículos sobre temas de literatura y cultura castellanas medievales. </span></div>J la Ratahttp://www.blogger.com/profile/16691113236926349816noreply@blogger.com11tag:blogger.com,1999:blog-9004830579120618079.post-35251594287233105352007-04-19T08:16:00.000-07:002007-04-22T15:47:27.092-07:00¿Qué es la SADE?<div align="justify">(Intro: Como puede leerse en <a href="http://www.clarin.com/diario/2007/04/06/sociedad/s-03705.htm">Clarín</a>, hubo complicaciones en la elección del Premio Municipal para la categoría "Novela". Al parecer, Fogwill había llegado a la final, pero en un antidopping le habría saltado un premio Nacional a la Novela que, según las bases del concurso, lo inhabilitan para ganar el premio. Fogwill discute con esta apreciación y manda una carta explicando como las normas <strong>si</strong> que le permitían participar. Sostenía que habían sido mal interpretadas, o aplicadas, en todo caso. Es muy posible que tenga razón. La cuestión es que, a partir de estos <em>malentendidos</em> Quique, enojado, hizo algunas investigaciones iluminadoras. Fogwill mata enanos a garrotazos como pocos, y su estilo está bien representado por esta cartita...)</div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><br /><br /><div align="justify"><strong>Info y doc. adicional:</strong></div><br /><br /><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify">1- <a href="http://arsewacodos.googlepages.com/laexperienciasensible.doc">La Experiencia Sensible</a> -la novela en cuestión</div><div align="justify">2- <a href="http://www.fogwill.com.ar/premiomunicipal.html">Crítica de La Experiencia Sensible </a>- por Beatríz Sarlo </div><div align="justify">3- <a href="http://www.fogwill.com.ar/critica.html#laexpe">Críticas de otros libros de Fogwill</a> - recopilación de Fogwill, actualizada.</div><div align="justify"></div><div align="justify">Otras Novelas de Fogwill para descargar:</div><div align="justify">4- <a href="http://arsewaco.googlepages.com/Vivir_afuera.rar">Vivir Afuera </a>- Premio Elsa Kalish a la mejor novela de los 90'.</div><div align="justify">5- <a href="http://arsewaco.googlepages.com/UrbanaFogwill.zip">Urbana</a></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="right"></div><div align="right"></div><div align="right"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEge9eIZzUwIsisfq7Epysq0wiWydtegOGVEk2yXKSQ7TeA0xCzEMq2VCCI6T0erXVsVfuyYcWHlcohGi8VOrR2ovQRLXWJOAq3n2o5bfb_pi3v_5mUT5iredvaadMbJZiWmeWCBPI-S-Lg/s320/fog.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; width: 200px; text-align: center;" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEge9eIZzUwIsisfq7Epysq0wiWydtegOGVEk2yXKSQ7TeA0xCzEMq2VCCI6T0erXVsVfuyYcWHlcohGi8VOrR2ovQRLXWJOAq3n2o5bfb_pi3v_5mUT5iredvaadMbJZiWmeWCBPI-S-Lg/s320/fog.jpg" border="0" /></a><span style="font-size:85%;">(by: Rodolfo Enrique Fogwill) </span></div><div align="justify"></div><div align="justify"><br /></div><div align="justify">SADE, (sociedad argentina de escritores) es una de la dos organizaciones que lleva ese nombre, y una de las tres que pretende representar a los escritores de la Argentina. La otra es la SEA (sociedad de escritores y escritoras de la argentina), fundada hace siete años por el matrimonio Redondo-Araoz que desde entonces se alternan como presidente y vice de esa organización. La SEA cuenta con el reconocimiento de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que le concedió un piso de oficinas en la calle Bartolomé Mitre, propiedad de la Ciudad y, por decisión de la legislatura, un fondo de cuarenta mil pesos para sus gastos de mantenimiento. Funciona tres días por semana solamente en horas de la tarde. Actualmente, no se sabe cuantos autores adhieren a la SEA. Sus paginas web en <a style="color: blue; text-decoration: underline;" href="http://www.lasea.org/new/adherentes.html">http://www.lasea.org/new/adherentes.html</a> hace tiempo que informan que su lista de socios y directivos se encuentran actualizándose, aunque se sabe que tiene un poder de convocatoria, que aunque ínfimo, es muy superior al de la desacreditada SADE. Esta se encuentra desde hace años bajo sospechas, denuncias y ajetreos judiciales a causa de su manejo de fondos y sus dudosas prácticas electorales.<br /><br />He realizado (R.F.) dos experimentos con la lista de dirigentes de la SADE ocupa la casona de la calle Uruguay, en Barrio Norte.<br /><br /></div><strong></strong><div align="center"><strong>Presidente</strong><br />Jorge A. Giorno</div><div align="center"><br /><strong>Vicepresidente</strong><br />César A. Cabral</div><div align="center"><br /><strong>Secretarios</strong><br />Eduardo Callaey, Eduardo R. Arenaza, Nina Thürler Martín Acuña<br /></div><div align="center">T<strong>esorero</strong><br />Abelardo García</div><div align="center"><br /><strong>Protesorero<br /></strong>Claudio Brindesi,</div><div align="center"><br /><strong>Vocales<br /></strong>Andrew Graham-Yooll, Rubén D. Gasparini, Alba Yobe de Abalo,<br />Carlos Cúccaro, Antonieta P. de Ferreyra, Jorge Lomuto, Zulma Nicolini Rollano,<br />Mario Moral, Norberto Pannone, María E. de Marco Tullio, y Victoria De Lorenzo</div><div align="center"><br /><strong>Revisores de cuentas</strong><br />Eduardo Arranz, Mirta Martínez,Ceferino Lazcano</div><div align="center"><br /><strong>Tribunal de disciplina</strong> </div><div align="justify">Rubén Vela, Miguel Martínez Márquez, Alberto Del Mar, Aníbal Vélez y María D. Nuevo Mardones<br /><br />La primera experiencia fue imprimir esta lista difundida en el 2006 y consultar a una decena de críticos y escritores de primer rango. Casi todos conocían al Rubén Vela por su trayectoria poética y diplomática y a Graham-Yoll, por su actividad cultural en The Buenos Aires Herald. La mitad conocía entre uno y dos miembros más, por haber compartido algunas mesas redondas (organizadas por la misma SADE) o funciones de jurados en premio literarios. Salvo en el caso de Vela, nadie recordaba haber leído ni oído hablar de obras de los restantes veinticinco miembros de la comisión.<br />La siguiente prueba se realizó buscando en la web. Se sabe que Internet es pródiga en referencias. Por ejemplo un autor nuevo, como Cucurto, aparece en 31000 entradas de google, alguien mas maduro, como “Martin Kohan”, aparece en 39000, “Daniel Link” en 68000 y “Fogwill” en 128000. Pues bien, con la excepción del poeta Vela (101000 entradas), ninguno de los miembros de la dirección de la SADE aparece en mas de cincuenta. Siete miembros no aparecen. Veinticinco de ellos, y sus probables obras, no figuran en los catálogos de la librerías on line de la Argentina. Muchos de los aparecen en diez o más entradas de Google, llegan allí por razones extraliterarias: Martinez Marquez, ex diputado nacional por la UCR, entra como auspiciante de la Ley de Punto Final, y como conferencista sobre un libro sobre detección de OVNIS escrito por Las Heras, otro conspicuo dirigente histórico de esta Sociedad. El tesorero García entra en su carácter de diputado metropolitano por el Partido de la Ciudad que promovió la candidatura de Ibarra, y que fue fundado y presidido por el actual Presidente de SADE, Dr. Giorno, que también fue diputado local. Uno de los pocos miembros que supera las veinte referencias es el vicepresidente Cabral, que también se destaca por su obra publicada toda ella del rubro psiquiatría y neurociencias. El secretario Callaey entra en Google en su gran carácter de Gran Consejero de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones. Otros miembros que superan las siete menciones, obtienen ventaja por la fama de homónimos. Un homónimo, y colega contable del actual protesorero Claudio Brindesi aparece en un antiguo número de Clarin del 2005, vinculado como gerente financiero de una empresa de la Armada, en la desaparición de un millón y medio de dólares de su caja de seguridad. La SADE fue repudiada por la mayoría de los escritores y editores cuando intentó monopolizar la recaudación de los derechos de todos los autores, mediante un proyecto de ley presentado por la diputada Olijella del Valle Rivas. Patética fue su intervención –suscrita por varios de los actuales directivos- solicitando a la Academia Sueca el Premio Nobel para un sr. Perez Pardella, que era el presidente de Argentores cuando esta otra corporación acudió en auxilio de las finanzas drenadas de la SADE con un préstamo de honor de cuarenta mil dólares.<br /><br />Esta es la Entidad Representativa de los Escritores a la que consulta para proveer jurados de sus premios, la Dirección de Premios y Concursos del Gobierno de la Ciudad. Esta vez, en su representación -y con el mismo poder de voto que escritores tan conocidos como Dal Masetto y académicos como Horacio Requeni- la SADE envió a Jorge Lomuto, del que se conoce un solo libro publicado por la editorial Dunken, y nunca llegado a las librerías.</div>J la Ratahttp://www.blogger.com/profile/16691113236926349816noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-9004830579120618079.post-60234865995689106122007-04-18T23:48:00.000-07:002009-09-06T11:28:31.441-07:00Garrotazos intelectuales: Di Nucci<div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: right;"><div style="text-align: center;"><br /></div><span style="font-size:78%;"><br />"Rehúye, dentro de lo posible, las enfermedades<br />venéreas,pero si alguna vez necesitas optar<br />entre un premio a la virtud y la sífilis,<br />no trepides un solo instante: ¡El mercurio es<br />mucho menos pesado que la abstinencia!"</span><br /><span style="color: rgb(255, 0, 0);font-size:78%;" >Oliverio Girondo</span><br /><span style="color: rgb(255, 0, 0);font-size:78%;" >Espantapájaros, XIV<br /><br /></span> <div style="text-align: justify;"><br /><div style="text-align: justify;"> Si no sos un viajero frencuente en el maravilloso mundo de las letras, a lo mejor durante febrero o marzo, mientras usabas algún suplemento sabático para prender el fuego dominguero, quizás te distrajiste inocentemente con una página que se salvó del destino ígneo y leiste dos nombres pintorescos: Sergio Di Nucci y Carmen Lafouret.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br />¿Quién es Sergio Di Nucci?<br /><strong></strong>Y, más importante, ¿a quién mató?<br /><br />Te contesta Daniel Link:<br /></div><br /><div style="text-align: justify;"><strong style="font-style: italic;">Sergio Di Nucci</strong><span style="font-style: italic;"> se presentó a la edición 2006 del premio anual de novela La Nación-Sudamericana con el seudónimo </span><strong style="font-style: italic;">Bruno Morales</strong><span style="font-style: italic;"> y obtuvo el primer premio por </span><em style="font-style: italic;">Bolivia Construcciones</em><span style="font-style: italic;">, novela que se publicó firmada con el mismo seudónimo, a pedido de </span><strong style="font-style: italic;">Di Nucci</strong><span style="font-style: italic;">, quien declaró que donaría el premio (un anticipo en conceptos de derechos de autor) a una asociación de migrantes bolivianos.</span><br /></div> (...)<br /><div style="text-align: justify;"><span style="font-style: italic;">Meses después, el jurado revocó su veredicto cuando un joven lector de 19 años remitió al diario </span><em style="font-style: italic;">La Nación</em><span style="font-style: italic;"> un prolijo relevamiento de los muchos párrafos (sin referencia explícita) que </span><em style="font-style: italic;">Bolivia Construcciones</em><span style="font-style: italic;"> literalmente incluia de la novela </span><em style="font-style: italic;">Nada</em><span style="font-style: italic;"> de </span><strong style="font-style: italic;">Carmen Laforet</strong><span style="font-style: italic;">. Fue entonces cuando estalló un escándalo de proporciones.</span><br /><br />Acá dejo enlaces a buena parte de los debates que se desarrollaron entre variadas figurillas de este <span style="font-style: italic;">maravilloso mundo</span> y que fueron alojadas en Nación Apache, ordenados del más reciente al más antiguo (o sea que tenes que empezar por el de abajo de todo, petrimete).<br />Y de bonus-track, selección de algunas disquisiciones de <span style="font-style: italic;">chicos de letras</span>.<br /><br /><a href="http://www.nacionapache.com.ar/archives/1586">Demoliendo nuevas construcciones</a><br />Por Norberto Cambiasso<br /><br /><a href="http://www.nacionapache.com.ar/archives/1585">Sergio Di Nucci, autor de Nada</a><br />Por Estanislao Figueroa Washington<br /><br /><a href="http://www.nacionapache.com.ar/archives/1575">Menemismo permanente (respuesta a Susana Santos)</a><br />Por Elsa Drucaroff<br /><br /><a href="http://www.nacionapache.com.ar/archives/1572">Don Sergio Di Nucci: un perezoso desvergonzado</a><br />Por Leonardo Sai<br /><br /><a href="http://www.nacionapache.com.ar/archives/1567">Literatura interrumpida</a><br />Por Susana Santos<br /><br /><a href="http://www.nacionapache.com.ar/archives/1558">El futuro de la literatura</a><br />Por Daniel Link<br /><br /><a href="http://www.nacionapache.com.ar/archives/1555">Qué supone defender un plagio</a><br />Por Elsa Drucaroff<br /><br /><a href="http://www.nacionapache.com.ar/archives/1551">Con las manos en la masa III</a><br />Por Julio Zoppi<br /><br /><a href="http://www.nacionapache.com.ar/archives/1526">La literatura considerada como suspensión de la moral</a><br />Por Jorge Panesi<br /><br /><a href="http://www.nacionapache.com.ar/archives/1514">Con las manos en la masa II</a><br />Por Julio Zoppi<br /><br /><a href="http://www.nacionapache.com.ar/archives/1513">Vindicación del copy/paste (aka: "La carta de Puan")</a><br /><br /><a href="http://www.nacionapache.com.ar/archives/1512">Con las manos en la masa</a><br />Por Julio Zoppi<br /><br /><a href="http://www.nacionapache.com.ar/archives/1509">Homenajes, copias e inspiraciones</a><br />Por Maximiliano Tomas<br /><a href="http://www.nacionapache.com.ar/archives/1508"><br />Premoldeados. A propósito de Bolivia Construcciones y la revocación de un fallo</a><br />Por Gabriel Báñez<br /><br /><br /><br /><div style="text-align: justify;" class="subject root grey"> Re: [KLEO] Qué supone defender un plagio, por Elsa Drucaroff </div><br />Gracias por el artículo. Sin duda la polémica es mucho más edificante, sobre todo para aquellos a los que nos interesa la literatura. De cualquier modo, encuentro que no siempre la ilustración es sabiduría. Si hacen falta tantos argumentos, de un lado y del otro, para iluminar el tema, dan ganas de decir "no aclaren que oscurece". Un plagio es un plagio, no hay muchas vueltas. Intertextualidad es intertextualidad, inclusive es una palabra mucho más técnica, está bien<br />definida. Y para aclarar esto no hace falta haber leído la novela de Di Nucci, que no leí, como tampoco la de Laforet, por lo cual no opino sobre ellas. Pero sí sobre el tema de debate; aquí se habló desde el lugar del escritor, del crítico o del académico. No desde el del lector. Que es mucho<br />más simple, y si leyó a Laforet y luego a Di Nucci sabrá juzgar, más allá de teorías e ideologías, si el autor es un chorro y si tiró a la basura el dinero que pagó por el ejemplar, así, en términos bien concretos.<br />Quisiera pensar que un robo es un robo, y cuando Brecht habla de robar un banco está hablando de expropiación, no hace falta haber leído a Marx para saberlo. Por eso me apena que Panesi hable la literatura como territorio del robo, un término mucho menos técnico que intertextualidad e incluso que plagio, pero mucho más cargado de connotaciones, para seguir a Bajtin. Tantas, que algunos interpretaron que incluso toda la facultad es territorio de robo. Te roban en baños o pasillos, se roban el presupuesto, te roban el espacio con puestos y carteles, te roban puestos que no se concursan... todos roban, roba el chorro y también roba el cana, roba el asaltante pero también roba el comerciante, ladrón que roba al ladrón tiene cien años de perdón... y allá en el horno se vamo a encontrar.<br />Darle un status del tipo que sea al robo es lamentable, aunque se trate de una figura. Me parece que es algo de sentido común y me da un poco de cosa que la gente que manya de verdad sobre el tema que estudiamos muestre tan poco sentido común. Así estamos. No hace falta nombrar teorías literarias, ni cuestiones de derecho, ni hablar de ideología. Si uno se sintió defraudado con lo que leyó, debería alcanzar y sobrar, es la postura del lector. Si un jurado decide que encontró un plagio, y se siente responsable ante una comunidad de lectores que pueden sentir lo mismo, no veo por qué no va a retirar el premio. Otro jurado, con otra postura, quizá podría justificarlo, hablar de intertextualidad o lo que fuera. Pero especular con que el lector no haya leído una novela olvidada para alzarse con los laureles (y la mosca), no creo que sea parte de un mundo mejor, y no creo que pueda encontrarse mérito en eso. Es una cuestión de intenciones, que las<br />argumentaciones casi nunca consiguen explicar. Sin hacer referencia, insisto, ni a Di Nucci ni a Laforet, que en paz descanse.<br />Mis respetos a todos,<br />Carlos Capella<br /><br /><br /><div class="subject root grey"> Re: [KLEO] Ahora Elsa le responde a Susana </div><br />Lo que me impresiona de la postura de Drucaroff es la mezcolanza que hace. Según ella de un lado estaría la gente lúcida y honesta (como ella) y del otro los sofistas, los “afrancesados” (“ja, ja”, qué gracioso), los noventistas, los menemistas. ¿No es una estupidez insólita declarar “menemista” a una postura frente a este tema? Ya sé, para su mirada, acá hay un “afano”, por lo que lo que aquellos que no opinan así son defensores de este afano, o sea, menemistas, canallas,<br />cuneolibaronas (¿y por qué no, ya que estamos, lavadores de dinero, traficantes de armas y asesinos de Carlitos Jr?).<br />Claro está que la nefasta década del noventa y la cultura menemista marcó una execrable forma de ser en la Argentina pero de ahí a pensar absolutamente todo en relación a eso me parece, por lo menos, injusto para la gente que no opina como Drucaroff.<br />Con respecto al concurso, no sé como funcionan, pero supongo que exigirán que la obra a presentar sea totalmente original; si es así me parece que no hay manera de negar que el autor de “Bolivia Construcciones” cometió una falta. Pero eso en relación a la legalidad del concurso y de lo extraliterario. Lo literario parece ser de segundo orden para Drew. Está bien, es su visión. Está muy preocupada por el destino del dinero, por los derechos de una autora muerta cuyo texto fue publicado en 1944 (que recibió un premio y que cobró por su trabajo). Claro, eso seguramente no importa para ella, seguramente es lo mismo que un texto sea de 1944 o de 2004 o de 1844. Lo que importa es que “alguien presentó el trabajo ajeno como propio”. Aunque, para mí (que no sé nada), presentarlo de esa manera falsea la cuestión porque la reduce. Claro, ¿quién podría decir que “está bien” decir que lo que es de otro es de uno? Pero más allá de este caso puntual podría uno pensar en lo siguiente: supongamos que yo escribo una novela y que en el medio (o en otro lugar) injerto diez páginas tomadas y modificadas de “La peste” ¿Qué pasaría? Creo que puede ser interesante, porque me imagino que sería como abrir una línea de fuga, un conducto que desplaza el texto hacia otros lugares. En fin, sólo es una impresión que tengo. Pero cito este pasaje de Daniel Link al respecto: “Lo que me pregunto es: dado que las concepciones de la literatura son históricas, y dado que en el horizonte de los jurados del premio La Nación-Sudamericana consideran que Bolivia Construcciones no puede formar parte del sistema literario tal y como ellos lo imaginan: ¿en qué sistema literario (si es que hay alguno) Bolivia Construcciones sería un libro no sólo posible sino legítimo?”<br />Yo pienso que no es lo mismo haber hecho esto (más allá de los resultados estéticos, que no parecen ser los mejores, según algunos amigos que leyeron la novela) con Laforet que haberlo hecho con un escritor que estuviese produciendo ahora. Pero repito: es sólo una impresión que tengo. Y en todo caso dudar no lo convierte a uno en un imbécil ¿no?<br />El final del texto de Drucaroff es una perla negra: me parece que subestima innecesariamente a los estudiantes. Y sobreestima su propia posición de docente (y en esto me gustaría conocer la opinión de Augusto): muy pocos profesores son dignos de “admiración”, así en esos términos tan absolutos. Uno escucha y piensa, acuerda a veces y a veces no.<br />Apena ver la opinión que tienen algunos docentes de sus alumnos. En fin.<br />Alejandro Henchoz<br /><br />Más en: <a href="http://fyl.21.forumer.com/viewtopic.php?t=21">Polémica veraniega</a><br /></div> </div></div>chicoverdehttp://www.blogger.com/profile/03529406440487048448noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-9004830579120618079.post-22686113500322729582007-04-16T05:17:00.000-07:002007-04-22T15:48:54.879-07:00Carta a un escritor Latinoamericano<div align="justify"><span style="font-size:85%;">Nota Preliminar (by J):</span></div><br /><br /><br /><div align="justify"><span style="font-size:85%;"></span></div><br /><div align="justify"><span style="font-size:85%;"></span></div><br /><div align="justify"><span style="font-size:85%;"></span></div><br /><div align="justify"><span style="font-size:85%;">Leo Masliah, aparte de ser un excepcional compositor -diría contemporaneo, pero como tiene muchas piezas musicales que nos son, ni atonales, ni arrítimcas, ni a-armónicas, a lo mejor se ofende algún contemporaneofílico- es un regio escritor. Para colmo, es un narrador fantástico. O, como nos gusta decir a los fetichistas de las letras, es uno de los mejores sobrevivientes de la tradición narrativa oral. Yo accedí a sus textos vía casettes de mis padres, y conocí algunos relatos ya clásicos del uruguayo como "Cambio de cabezas", "La cita" y aquél relato del que se compró un nuevo <em>multiprocesador de acción interna</em>... </span></div><br /><br /><br /><div align="justify"><span style="font-size:85%;"></span></div><br /><div align="justify"><span style="font-size:85%;">Muchos de estos textos son leídos por él mismo en sus recitales. Yo había leído dos libros -La miopía de Rodriguez y la Historia Transversal de Floreal Menendez (estoy citando de memoria)- cuando, en un recital que estaba dando a puro piano y órgano en el (ex?)club del vino, se detuvo y leyó lo que transcribo aquí. Otro día contaré de como, borracho y nostálgico lo importuné en La Vaca Profana y lo puse, seguramente, muy incómodo, felicitándolo y le pregunté sobre este texto hasta que él mismo me dijo como se llamaba y donde lo podía conseguir.</span></div><br /><br /><br /><div align="justify"><span style="font-size:85%;"></span></div><br /><div align="justify"></div><br /><div align="justify">--</div><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5054010948398609122" style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center;" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGP_SV60atJNdpQSQHd9mlj_gj7VNMG3Tgd_1PEwxRtdSj-rozpZ80uiPAVB66HCBB6MwJyYvPsgEhCl_BeEzIIZc2nAhJ-E1YomvHAg9aUA_TAF4ITrHsIlkWJLra9y8AcaLmTUwkd8SO/s200/leo2.jpg" border="0" /><br /><br /><div align="justify"></div><br /><div align="center"><span style="color: rgb(255, 0, 0);font-family:georgia;font-size:180%;" >Carta a un escritor</span></div><br /><div align="center"><span style="color: rgb(255, 0, 0);font-family:georgia;font-size:180%;" >Latinoamericano</span></div><br /><br /><br /><div align="center"></div><br /><div align="justify"><span style="font-family:georgia;"></span></div><br /><div align="justify"><span style="font-family:georgia;"></span></div><br /><div align="justify"><span style="font-family:georgia;">Querido escritor latinoamericano:<br /><br /><br />Hemos venido siguiendo tu carrera durante las últimas décadas y tenemos algo importante que comunicarte.</span></div><br /><div align="justify"><span style="font-family:georgia;">Descontamos que será de provecho no solamente para ti y los tuyos, sino para mantener el sano equilibrio existente dentro del rico espectro de formas, géneros y estilos que articulan el vasto mundo de la literatura.<br />Sabemos que tienes talento, pero ¡cuidado! Utilízalo con tacto. No intentes incursionar en roles que no te han sido asignados. No vanguardices, porque te vamos a boicotear. No vamos a avalar tus inventos.<br />Debes usar tus dones en la tarea de aplicar las técnicas poéticas y narrativas que nuestros escritores consagraron como válidas. Sólo que ellos se valieron de esas herramientas para describir nuestra realidad, y tú debes describir la tuya. Hay por aquí un grupo de intelectuales que asumen, en nombre de toda Europa occidental, la culpa que ella tiene de que en tu país la gente viva mal. Y esta gente necesita documentación. Necesita testimonios directos de las atrocidades que la colonización y el imperialismo, a lo largo de los siglos y a cargo de sucesivas metrópolis, han cometido en tu tierra. Y necesitan que esos testimonios estén bien escritos, para demostrar su tesis de que los latinoamericanos no son criaturas inferiores, anormales bastardos nacidos ilegítimamente del cruce de dos especies no compatibles (la cultura metropolitana y la autóctona con injertos de aquella otra trasplantada desde África por la fuerza). Es solo que el clima tropical los hace ser un poco mas remolones, y bueno, en la economía de mercado el que no se apura va al muere.<br /></span></div><br /><div align="justify"><span style="font-family:georgia;">Así que tratá de escribir bien, idiota.* Escribí cosas que nosotros podamos entender. Color local sí, podés ponerle todo lo que quieras, girós idiomáticos característicos, voces indígenas, porque ya sabés eso de “pinta tu aldea y pintarás el mundo”. Pero pintalo con el pincel que nosotros te damos. Sólo así te vamos a sacar buena crítica en “Le Monde” y en “Cambio 16”. Sí escribís cosas raras, nosotros no nos vamos a esforzar en lo mas mínimo por descifrarlas, y tus coterráneos, aunque les vean cualidades, igual van a hacer la vista gorda ante ellas y van a desconfiar, porque no van a estar seguros de que son buenas, a menos que nosotros así lo decretemos.** Te lo advertimos de nuevo: portate bien. Tenés que ser la voz de la conciencia culpable de Europa. Si nos hacés caso, te prometemos para siempre un lugar allá abajo en nuestra lista de lo más vendidos, y te vamos a pasear de una ciudad a otra del primer mundo, para que des charlas sobre tu literatura y las desgracias de tu gente. Y en las revistas literarias europeas van a salír artículos sobre vos, escritos por nosotros. Reservá tu ejemplar con anticipación.<br /></span></div><br /><div align="justify"><span style="font-family:georgia;"></span></div><br /><div align="justify"><span style="font-family:georgia;">Firmado:</span></div><br /><div align="justify"><br /><span style="font-family:georgia;"><strong>Asociación de Críticos Literarios de Europa y Tribunal de Geopolítica Literaria</strong><br /></span></div><br /><div align="justify"><span style="font-family:georgia;"></span></div><br /><br /><br /><div align="justify"><span style="font-family:georgia;">---<br /></span></div><br /><br /><br /><div align="justify"><span style=";font-family:georgia;font-size:85%;" >* A veces solemos recompensar estos esfuerzos con el premio Nobel.<br /><br />** Hay una sola excepción; un único permiso ha sido expedido a un escritor de tu subcontinente, habilitándolo a ingresar en lo que llamamos “literatura universal” (o literatura en serio, o gran literatura): Jorge Luis Borges. Pero te confiamos secretamente que eso se debe a que para nosotros él es inglés.</span></div>J la Ratahttp://www.blogger.com/profile/16691113236926349816noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-9004830579120618079.post-47389793660887687442007-04-15T19:15:00.001-07:002007-05-31T18:43:11.388-07:00Artistas Profesionales<div xmlns="http://www.w3.org/1999/xhtml"><br /><object width="300" height="290"><param name="movie" value="http://media.imeem.com/pl/XMbG6LG8rM/aus=false/"></param><param name="wmode" value="transparent"></param><embed src="http://media.imeem.com/pl/XMbG6LG8rM/aus=false/" type="application/x-shockwave-flash" width="300" height="290" wmode="transparent"></embed></object><br /><br /><br /><br /><br /><img style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 200px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGP_SV60atJNdpQSQHd9mlj_gj7VNMG3Tgd_1PEwxRtdSj-rozpZ80uiPAVB66HCBB6MwJyYvPsgEhCl_BeEzIIZc2nAhJ-E1YomvHAg9aUA_TAF4ITrHsIlkWJLra9y8AcaLmTUwkd8SO/s200/leo2.jpg" border="0" /><br /><div style="FONT-STYLE: italic; TEXT-ALIGN: justify">Yo tengo un estilo propio,<br />soy pintor.<br />Lo defiendo ante cualquiera, si señor<br />Y no pinto porque sí,<br />pinto porque es mi forma de comunicar,<br />lo que siento,<br />lo que pienso, en fin<br />los pocos elementos que puedo aportar.<br /></div></div><br /><div style="TEXT-ALIGN: justify"><span style="FONT-STYLE: italic">Pinto toda la mañana sin parar.</span><br /><span style="FONT-STYLE: italic">Y, después, cuando termino de almorzar,</span><br /><span style="FONT-STYLE: italic">me voy a la agencia de publicidad y empiezo meta dibujar</span><br /><span style="FONT-STYLE: italic">macacitos, chotos y carteles, que de alguna forma vienen a enfrentar</span><br /><span style="FONT-STYLE: italic">mis conceptos sobre la pintura y sobre las funciones que debe tener:</span><br /><span style="FONT-STYLE: italic">¡Tengo que comer!</span><br /><br /><span style="FONT-STYLE: italic">Tengo formación de escuela,</span><br /><span style="FONT-STYLE: italic">soy actor.</span><br /><span style="FONT-STYLE: italic">Y me exijo siempre para ser mejor.</span><br /><span style="FONT-STYLE: italic">Me paso estudiando la conducta de la gente y su forma de hablar,</span><br /><span style="FONT-STYLE: italic">porque quiero que el teatro forme sus raices con la savia popular...</span><br /><span style="FONT-STYLE: italic">Y después de alguna noche de función,</span><br /><span style="FONT-STYLE: italic">realizado,</span><br /><span style="FONT-STYLE: italic">lleno de satisfacción,</span><br /><span style="FONT-STYLE: italic">me levanto, muerto de hambre, y me voy al estudio</span><br /><span style="FONT-STYLE: italic">para preparar:</span><br /><span style="FONT-STYLE: italic">Una toma en la cual aparezco con una sonrisa para declarar,</span><br /><span style="FONT-STYLE: italic">con la cara más imbécil que me salga y que te puedas imaginar tú:</span><br /><span style="FONT-STYLE: italic">¡Use esté champú!</span><br /><br /><span style="FONT-STYLE: italic">Yo no soy de los que cantan por cantar.</span><br /><span style="FONT-STYLE: italic">Ni me importa cuanto me van a pagar.</span><br /><span style="FONT-STYLE: italic">Quiero que mi canto sirva como un instrumento para interpretar</span><br /><span style="FONT-STYLE: italic">de una nueva forma las vivencias cotidianas</span><br /><span style="FONT-STYLE: italic">de mi gente y mi ciudad.</span><br /><span style="FONT-STYLE: italic">Aunque digan que no soy un escritor,</span><br /><span style="FONT-STYLE: italic">ni un poeta, no me importa, soy cantor.</span><br /><span style="FONT-STYLE: italic">Y en mis letras no persigo la posteridad, sino la claridad.</span><br /><span style="FONT-STYLE: italic">Quiero que toda la gente entienda, siempre, mis mensajes</span><br /><span style="FONT-STYLE: italic">sin dificultad.</span><br /><span style="FONT-STYLE: italic">Y no solo las estupideces que en los jingles tengo que vociferar,</span><br /><span style="FONT-STYLE: italic">¡Pa' poder morfar!</span><br /><br /><span style="FONT-STYLE: italic">Yo no tengo plumas por casualidad,</span><br /><span style="FONT-STYLE: italic">soy un indio apache puro, de verdad.</span><br /><span style="FONT-STYLE: italic">Soy una de tantas víctimas de la afición del blanco</span><br /><span style="FONT-STYLE: italic">por andar expandiendo sus dominios</span><br /><span style="FONT-STYLE: italic">sin respeto por la gente que pueda encontrar...</span><br /><span style="FONT-STYLE: italic">Quieren hostigar mi raza hasta el final,</span><br /><span style="FONT-STYLE: italic">ignorando nuestro acervo cultural.</span><br /><span style="FONT-STYLE: italic">Nos persiguen y nos hacen la vida imposible,</span><br /><span style="FONT-STYLE: italic">ya no hay que comer.</span><br /><span style="FONT-STYLE: italic">Y por eso ya firmé un contrato,</span><br /><span style="FONT-STYLE: italic">para una película en que voy a hacer,</span><br /><span style="FONT-STYLE: italic">de indio malo, bruto y asesino</span><br /><span style="FONT-STYLE: italic">de los pobres blancos que andan por allá...</span><br /><span style="FONT-STYLE: italic">de casualidad!</span> </div>J la Ratahttp://www.blogger.com/profile/12315854835740124371noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-9004830579120618079.post-46521884154622225152007-04-12T06:09:00.000-07:002007-04-12T08:30:44.609-07:00¿Por qué un blog?<div align="right">(El discurso del <a href="http://linkillo.blogspot.com/2005/01/por-qu-empezaste-llevar-un-blog.html">Método</a>, pero por Daniel Link)</div><br /><div align="right"></div><div align="right"></div><div align="justify"></div><div align="justify"><br /> </div><div align="justify"></div><br /><div align="justify"></div><br /><div align="center"><span style="font-size:130%;"><em>"¿Por qué empezaste a llevar un blog?"</em></span></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><br /><div align="justify"></div><br /><div align="justify"></div><br /><div align="justify"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5052564119945474738" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; CURSOR: hand; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgt4VKCOKU-BBL59e6yAN4bkeV9qeGSZ6NSPpw_KxrgY1ZjO-QN8p8n0PleDdgJOhoKrQiBvJaSkATArE2nalK-1Itsyq0n-mXd4As277YYWm6LJ-Nryv1zooeZiQnAdNHRDGsxmux1zxy7/s200/link.jpg" border="0" /><br />Se pregunta, nos pregunta, <a href="http://pont_des_arts.blogspot.com/2005/01/por-qu-empezaste-llevar-un-blog.html">Gabriela</a>. Lo que nos reclama, sabiamente, es un ensayo (matutino) sobre el método. En mi caso, es como si me preguntaran por qué escribo, por qué empecé a escribir. Naturalmente, empecé a escribir por presión (o demanda) institucional. No sólo ejercicios escolares del tipo "Sonia asea la sala" sino, como conté en <a href="http://www.zapatosrojos.com.ar/Biblioteca/Daniel%20Link.htm">La clausura de febrero y otros poemas malos</a>, poemas para festividades escolares (a cambio de los cuales obtenía "privilegios"). A partir de ahí, todo fue experimentación. Cuando las "escrituras on-line" se desparramaban por el mundo como una epidemia viral (y al mismo tiempo que las epidemias virales) yo estaba entusiasmado en pensar la relación entre escritura y nuevas tecnologías (en la estela benjaminiana, naturalmente). En Brasil, donde los blogs se siguen como telenovelas desde mucho antes que en Argentina, interesaron <a href="http://www.elperiodista.cl/newtenberg/1477/article-41204.html">mis hipótesis</a> y allí me hicieron conocer las "<a href="http://www.pagina12web.com.ar/suplementos/libros/vernota.php?id_nota=954">biblogtecas</a>" y la "blogger revolution" que hoy son el pan nuestro de cada día.</div><br /><div align="justify"></div><br /><div align="justify">Cuando me enteré de que un representante de la más rancia cultura letrada como <a href="http://www.ultimasdebabel.blogspot.com/">Guillermo Piro</a> tenía un blog me decidí a inaugurar el mío, sobre todo porque ligaba bien con la ética de la literatura (como experiencia) que yo venía sosteniendo: diarios, o fragmentos más o menos falsos de diarios, <a href="http://www.terra.com.ar/canales/latido/fiaca/nota2.shtml">ya había publicado varios</a>. ¿Por qué no hacerlo on-line? </div><br /><div align="justify"></div><br /><div align="justify">Empecé, pues, con un diario de viaje (siempre es más cómodo remitir a los amigos a una dirección electrónica que andar contando en cada correo electrónico las mismas nimiedades). Vuelto de ese viaje más o menos mágico (en realidad, fue un viaje de trabajo, pero entre la magia y el trabajo yo no sé bien qué diferencias hay) <a href="http://www.rojas.uba.ar/kuitca/grupos/suscripcion/">Andi Nachon</a>, que había venido siguiendo mis peripecias italianas, me pidió el texto para la instalación "Algún jueves, un domingo. Usted está aquí" que estaba preparando. Como me parecía chanta republicar algo ya leído (al menos, en mi imaginación) por todo el mundo, le propuse a <a href="http://sebastianfreire.blogspot.com/">Sebastián Freire</a> que armáramos un libro en conjunto y así surgió <a href="http://www.rojas.uba.ar/programacion/fotogaleria/2004/sept-04/pop-up-freire.htm">Diario de un reciencasado</a>, que fue expuesto primero junto con el grupo Suscripción y después en la Feria de Libros de Fotografía del Espacio Ecléctico. Alberto Goldenstein tuvo la generosidad suficiente como para ver en ese libro <a href="http://sebastianfreire.blogspot.com/2004/12/diario-de-un-reciencasado.html">una muestra</a> para la Fotogalería del Rojas, que dirije. Allí fuimos.</div><br /><div align="justify">Entre unas cosas y otras (mis cursos en la UBA, el suplemento que dirigí hasta su desaparición, la publicación de <a href="http://www.elcuencodeplata.com.ar/l00003.asp">mi segunda novela</a>), no tuve mucho tiempo para seguir alimentando el blog. Cuando resultó que tuve un poco más de tiempo, una vez más, fue Piro quien me puso ideas en la cabeza y me esclavizó a blogolandia (decir "blogosfera" me resulta, todavía, un poco petulante). Hace unos días, una lectora fiel me felicitaba y se asombraba por mi productividad diaria. En verdad, debo confesar que lo que hago ahora es republicar (con pequeñas variaciones) los textos que ya salieron en diferentes medios pero que, por una razón o por la otra, no están en la red. Agrego, cada tanto, cosas nuevas (después de todo, no he dejado de vivir, ni de leer, ni de escribir, ni de complicarme la vida con proyectos que, siempre, siento que están fuera del alcance de mi fuerza y mis posibilidades). Sí, hago del blog una "central de operaciones", un "motor" de escritura. Naturalmente, mi curiosidad me ha llevado a descubrir sitios, prosas, problemas y (tal vez) autores que ligan bien con mis preocupaciones. </div><br /><div align="justify"></div><br /><div align="justify">Otro lector se refiere a este espacio como "La casa del gran agitador". Buah. Sea. En todo caso, la ventaja de un blog respecto de otros medios (los diarios, las revistas), es que uno puede agitarse como loco sin tener que responder a compromisos ajenos (espurios). Un poco por eso (y porque realmente me fastidia la incompetencia y la mala fe de nuestros gobernantes, sobre todo los municipales) es que vengo agitándome contra el alcalde y sus secuaces. </div><br /><div align="justify"></div><br /><div align="justify">Otras secciones más o menos fijas de mi bitácora son "Diario de un televidente", "Galería" y "Fan Club". Las dos primeras son bastante obvias. La tercera está dedicada por entero a César Aira (como chiste, pero también como homenaje). La "Correspondencia" que publico es, naturalmente, muy parcial, lo mismo que las "Conversaciones". En "Papeles viejos" voy publicando algunas páginas que encuentro en mis archivos pre-computadora. ¡Oh, la digitalización del mundo! </div><br /><div align="justify"></div><br /><div align="justify">Experimento, investigo, curioseo. Como le pasa siempre a quienes escriben diarios, mientras tanto me transformo. Después de todo la primera etapa de mi bitácora fue un diario de viaje que recién cuando se transformó en libro adoptó un título ("Diario de un reciencasado") que me obligó a responder al significante. Antes del blog, podría decirse, yo era una máquina sino célibe, al menos soltera.</div><br /><div align="justify"></div><br /><div align="justify"><a href="http://sebastianfreire.blogspot.com/2004/12/la-foto-de-la-polmica-quiroga.html">Mme. Oswalda</a>, la madama del prostíbulo cultural, me recrimina que confundo lo público y lo privado. Tiene razón, salvo en un punto: la confusión no es mía, sino de la época. Que se quede ella con sus sucios secretitos. Yo prefiero decirlo todo. Lo que no es adecuado hacer público en una clase o no cabe en un libro... pues bien: aquí está. </div>J la Ratahttp://www.blogger.com/profile/16691113236926349816noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-9004830579120618079.post-63135834366062628982007-04-08T19:50:00.000-07:002007-04-08T20:16:33.929-07:00Josefina Ludmer<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://cablemodem.fibertel.com.ar/ceciliasuarez-online/ludmer.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer; width: 193px; height: 228px;" src="http://cablemodem.fibertel.com.ar/ceciliasuarez-online/ludmer.jpg" alt="" border="0" /></a><br /><span style="color: rgb(192, 192, 192);font-family:Verdana,Arial,Helvetica,sans-serif;font-size:78%;" ><b>Realizada por Magalí Ventura y Karina Micheletto para <a href="http://www.educ.ar/educar/superior/biblioteca_digital/verdocbiblio1.jsp?url=S_B_P_PENSAR/LUDMER.HTML&Padre=">educ.ar</a><br /></b></span><br /><span style="font-size:130%;"><br /></span><br /><br /><div style="text-align: justify;"><span style="font-size:85%;">En un rincón de la sala puede verse el pequeño cuadro autografiado de la genealogía de los Buendía, la célebre familia de la novela Cien años de soledad. "Me lo regaló García Márquez después de leer mi libro Cien años de soledad, una interpretación, por haber podido descifrar la estructura de la novela", cuenta, con orgullo algo disimulado, Josefina Ludmer.<br /></span><span style="font-size:85%;">Esta reconocida crítica literaria nació en San Francisco (Córdoba), y se recibió de profesora en Letras en la Universidad Nacional de Rosario. Entre 1984 y 1991 tuvo a su cargo la cátedra de Teoría Literaria II de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Fue investigadora principal del Conicet y profesora visitante de las universidades de Princeton, Harvard y Berkeley (EE.UU.). Desde 1992, es Full Professor de la prestigiosa Universidad de Yale (Connecticut, EE.UU.), donde enseña literatura latinoamericana.<br /></span><span style="font-size:85%;">Esta vasta e imponente trayectoria contrasta con la figura menuda y sencilla de Ludmer, quien dialogó con educ.ar mientras se encontraba en la Argentina disfrutando del semestre sabático que le otorga la universidad.<br /><br /></span><span style="font-size:85%;"><span style="font-weight: bold;">¿Por qué decidió estudiar Letras?</span><br /><br /></span><span style="font-size:85%;">En realidad, yo entré a la facultad para estudiar Filosofía; siempre me interesó, y me sigue interesando, el ejercicio del pensar. Pero apenas empecé a estudiar me hice amiga de un grupo de chicas que estudiaba Letras que empezaron a presionarme; me decían "¿no ves que las mujeres de Filosofía son feas y no se visten bien?" Y me convencieron de que las de Letras tenían mucho más charme. En realidad, a los 17 años una no sabe muy bien qué es lo que quiere. Aunque yo sabía bien qué era la literatura porque en casa se leía mucho, mi papá era director de una biblioteca. Mi vocación estaba entre Filosofía y Letras. Por algo están juntas, ¿no?<br /><br /></span><span style="font-size:85%;"><span style="font-weight: bold;">¿Cómo era estudiar Letras en Rosario y en los años 60?</span><br /><br /></span><span style="font-size:85%;">En esa época la Facultad de Rosario estaba pasando por un período conocido como "el siglo de oro". Mis profesores fueron David Viñas, Tulio Halperín Donghi, Eduardo Prieto —casi todo el grupo Contorno—, gente que ya en ese momento era destacada. Yo tuve la mejor formación que podía haber en la Argentina. La Universidad de Buenos Aires tenía la fama de ser una institución llena de ancianos agarrados a sus cátedras. Y creo que en general sigue pasando eso. Hay una estructura más anquilosada, la gente se queda y se eterniza. En el interior hay más recambio. Cuando viajo, noto que allí hay mucha más efervescencia, pasión, y menos complicidades y luchas por el poder.<br /></span><span style="font-size:85%;"></span><span style="font-size:85%;"><br /></span><span style="font-size:85%;"><span style="font-weight: bold;">¿Y el pasaje de estudiante en Rosario a docente en la UBA?</span><br /><br /></span><span style="font-size:85%;">Yo me mudé a Buenos Aires ya casada y recién recibida, con el golpe militar del 66. Empecé a trabajar en editoriales, leyendo manuscritos y haciendo traducciones. Me las rebuscaba. En el 72 fui jefa de Trabajos Prácticos en la universidad montonera, hasta que nos echaron. Ahí empecé a crear grupos de estudio y a viajar al exterior. Mi vida fue una especie de entrar y salir de la universidad, haciendo dos tipos de tareas totalmente definidas: trabajar en la universidad y en el Conicet, o hacer cosas afuera. En ese sentido, estoy muy agradecida —no a los militares, lógicamente— de haber tenido la oportunidad de salir del espacio cerrado de la universidad, algo que considero beneficioso. La universidad es necesaria, por supuesto, pero también hay que trabajar en la cultura viva.<br /><br /></span><span style="font-size:85%;"><span style="font-weight: bold;">¿Cómo es enseñar literatura latinoamericana en Estados Unidos?</span><br /><br /></span><span style="font-size:85%;">Yo enseño literatura latinoamericana, pero con un componente teórico, que es un poco mi base. Cuando uno está afuera tiene otra perspectiva. Se ve más el conjunto de América latina y no tanto la Argentina como una especie de coto cerrado, como se ve desde acá. A mí me ha ayudado mucho moverme. Cuanto uno más cambia, cuanto más aventurero es, más se amplían los horizontes y más se aprende.<br /><br /></span><span style="font-size:85%;"><span style="font-weight: bold;">¿Encuentra diferencias en los tipos de discusión o debate que se producen en el ámbito académico norteamericano y el argentino?</span><br /><br /></span><span style="font-size:85%;">Sí, son bastante diferentes. En la Argentina los debates están todos volcados hacia adentro. La fama de los argentinos es que se miran a sí mismos; eso es algo que circula no sólo en Estados Unidos, sino en toda América latina. Acá solamente se fomenta la literatura argentina, pero es paradójico porque al mismo tiempo que se lee eso se valora más todo lo que venga de afuera. El trabajo especializado también es hacia adentro; se miran poco las conexiones de la Argentina con el resto de Latinoamérica, cuando en realidad son procesos totalmente paralelos, semejantes. No se conocen demasiado los nuevos escritores latinoamericanos, las nuevas tendencias. Parece que estamos obedeciendo a la consigna de dividir para reinar y no nos relacionamos con nuestros hermanos. Argentina ha acatado totalmente la orden de no ligarse con otros países latinoamericanos de modo cultural.<br /><br /></span><span style="font-size:85%;"><span style="font-weight: bold;">¿Cómo llegó a Estados Unidos?</span><br /><br /></span><span style="font-size:85%;">Durante la dictadura empecé a viajar como invitada. Había grupos de norteamericanos que ayudaban a los latinoamericanos expulsados de las universidades y los laboratorios. Yo empecé a viajar primero con estos grupos y después en forma independiente; desde el año 77 lo hice casi cada año y medio. Recorrí un montón de universidades, entre ellas Berkeley y Harvard, dando clases durante un semestre. Ahí empecé a conocer el funcionamiento del sistema: cómo eran las bibliotecas, cómo se hacía investigación. Cuando volvió la democracia seguí yendo, no quería cortar los vínculos que había establecido. Hasta que finalmente me ofrecieron un trabajo permanente en Yale. Había rechazado otros ofrecimientos, pero allí me tentaron. Yo conocía otros departamentos de español, y el de Yale era muy superior.<br /></span><span style="font-size:85%;">Por otro lado, vi claramente lo que era esto, hacia dónde se dirigía la universidad pública en la Argentina. Ya se veía venir una brutal restricción económica y una proletarización de los docentes. Los sueldos no alcanzaban para comprar libros, las bibliotecas de las universidades tampoco los compraban... Además, mi hijo estaba estudiando cine en Nueva York, y era mi única familia. Entonces dije "bueno, yo me voy a ver qué pasa".<br /><br /></span><span style="font-size:85%;"><span style="font-weight: bold;">En la decisión ¿pesaron más las restricciones locales o los beneficios foráneos?</span><br /><br /></span><span style="font-size:85%;">Ambas cosas. Yo conocía los dos sistemas. Por un lado, ya me había acostumbrado a la investigación en grandes bibliotecas. Además, sabía que para poder trabajar acá, uno tiene que comprar todo, y que no te alcanza el dinero. En esa época yo estaba en el Conicet y en la universidad y, como cobraba en la universidad, en el Conicet no me pagaban.<br /></span><span style="font-size:85%;">Aparte, en Yale me dieron una oportunidad que no a cualquiera le ofrecen: un puesto de por vida, que es un cargo máximo. Eso significa que ellos no me pueden tocar a mí, pero que yo, si quiero, me voy. Un privilegio.<br /></span><span style="font-size:85%;">"La cultura universitaria norteamericana es competitiva; la argentina, en cambio, no sólo es jerárquica, sino profundamente autoritaria."<br /><br /></span><span style="font-size:85%;"><span style="font-weight: bold;">¿Y cómo se componen las cátedras?</span><br /><br /></span><span style="font-size:85%;">No existen las cátedras. Todo aquel que se gradúa y hace el doctorado —sin doctorado no hay docencia— tiene tres categorías docentes: Asistent Professor, Asociated Professor y Full Professor. Estas categorías son independientes, es decir que cada profesor tiene su curso, así tenga treinta años o sesenta. No existen las jerarquías, algo que me parece terrible de la universidad de acá: cátedras con poca posibilidad para los más jóvenes de tener lugares que no sean subalternos. Y eso es algo que está inculcado en la cultura, que no sólo es jerárquica, sino profundamente autoritaria. Es una cultura española. En realidad, toda Latinoamérica es así. Pero no todas las universidades latinoamericanas tienen, como en la Argentina, una especie de pirámide donde por un lado está el jefe y abajo todos los empleados, que no cobran nada. En otra parte, trabajar gratis es inconcebible.<br /><br /></span><span style="font-size:85%;"><span style="font-weight: bold;">Un cargo inamovible como el suyo, ¿no implica algún grado de jerarquización?</span><br /><br /></span><span style="font-size:85%;">No. La organización de los cursos es un ejemplo. Tienen un sistema que llaman shopping mediante el cual, durante la primera semana, los estudiantes visitan cursos, estudian el programa para ver si les gusta, y en la segunda semana recién se tienen que inscribir. Todos los cursos tienen el mismo puntaje, los dicte un Asistent Professor de 30 años o un profesor de 50. Ellos eligen, y sobre todo lo hacen por el tema. Ahí también la libertad de cátedra es total, porque podés poner cualquier tema. Es una cultura competitiva, pero no jerárquica.<br /></span><span style="font-size:85%;"><span style="font-weight: bold;">¿Encuentra grandes diferencias entre el sistema universitario argentino y el norteamericano?</span><br /><br /></span><span style="font-size:85%;">Son totalmente distintos, no se pueden comparar. Acá son 5 años de carrera; en cambio allá son 4 años de college —una especie de secundario desarrollado—, y después viene el doctorado. Ahí es donde empiezan a estudiar literatura en serio. Pero los seminarios de doctorado, que son bastante especializados, abarcan nada más que dos años. En realidad tienen una formación menor, lo que pasa es que después tienen que hacer la tesis.<br /><br /></span><span style="font-size:85%;"><span style="font-weight: bold;">Enseñar literatura latinoamericana a un público predominantemente anglosajón, ¿implica, también, un ejercicio de adaptación?</span><br /><br /></span><span style="font-size:85%;">Mi experiencia es bastante instructiva. Yo me muevo con jóvenes, y ellos reaccionan muy abiertamente ante lo que consideran aburrido o divertido. En general, los grandes escritores argentinos les resultan pesados, muy "culturosos". Y esto tiene coherencia en la cultura norteamericana, que es mucho más ágil, rápida, narrativa y con menos referencias culturales que la argentina. Mi hijo incluso, que estudió cine en Estados Unidos, piensa que la literatura argentina está llena de palabras, que es puro trabajo verbal sin ningún tipo de acción, de movimiento.<br /><br /></span><span style="font-size:85%;"><span style="font-weight: bold;">¿Qué escritores son recibidos con más interés?</span><br /><br /></span><span style="font-size:85%;">Les encanta Laura Esquivel e Isabel Allende. Laura Esquivel, por ejemplo, dio en Yale la conferencia en español con más publico de la historia: había más de mil personas. De la literatura argentina prefieren a César Aira y a Manuel Puig, dos escritores de los que nunca se aburren ni se quejan.<br /></span><span style="font-size:85%;">Pero lo que más los seduce es Latinoamérica, con toda la cosa exótica. Y en ese sentido, la Argentina resulta el país más aburrido: no tiene indios, no tiene negros... Lógicamente, les interesa el Boom, y son apasionados de García Márquez. En general, les interesa un tipo de universo cultural que por ahí acá es despreciado.<br /><br /></span><span style="font-size:85%;"><span style="font-weight: bold;">Es como si hubieran "comprado" una imagen de Latinoamérica, ¿no?</span><br /><br /></span><span style="font-size:85%;">Sí. El tema de la exportación e importación cultural es bastante complejo. Obviamente, no les atrae nada que se parezca a ellos. Uno no importa cosas que son iguales en otros países, sino cosas que son distintas. Digamos que, simplificando, lo que les interesa es la barbarie latinoamericana: las dictaduras, el realismo mágico...<br /><br /></span><span style="font-size:85%;"><span style="font-weight: bold;">Lo incomprensible...</span><br /><br /></span><span style="font-size:85%;">Todo lo que es excesivo, incluida la violencia. O sea, lo que no tienen. Eso es lo que les interesa importar y leer, para qué van a leer cosas parecidas. Acá no hay mucha conciencia de ese fenómeno.<br /><br /></span><span style="font-size:85%;"><span style="font-weight: bold;">En una entrevista realizada por Guillermo Saavedra, usted hablaba de la necesidad de los intelectuales argentinos de salir del ámbito académico e interactuar con otros sectores de la sociedad. ¿Cree que esa suerte de "encierro" ocurre solamente acá?</span><br /><br /></span><span style="font-size:85%;">No, pasa en todas partes. Pero especialmente en la Argentina el ámbito académico se está "degradando". No en el sentido moral, sino fundamentalmente en el sentido económico; eso lo vuelve cada vez más limitante para poder pensar.<br /><br /></span><span style="font-size:85%;"><span style="font-weight: bold;">Por otro lado, la gran profesionalización que existe, ¿no contribuye, también, a formar un espacio demasiado autorreferente, como produciendo únicamente para sí mismo?</span><br /><br /></span><span style="font-size:85%;">Sí. La diferencia es que en EE.UU., como el proceso es muy anterior al de la Argentina, ya hay muchísimas reacciones contra eso. Incluso en la escritura misma. Mi libro El cuerpo del delito es un intento de un texto que no quiere insertarse totalmente en la universidad.<br /></span><span style="font-size:85%;"><span style="font-weight: bold;">En la misma entrevista, decía que la libertad de tener cierta heterogeneidad en la forma y en el modo de aproximación a un problema no es algo dado, sino algo que debe conquistarse. ¿Cómo describiría ese recorrido desde su propia experiencia?</span><br /><br /></span><span style="font-size:85%;">Toda mi carrera puede definirse como un "hacer los deberes": partir de dominar las técnicas de análisis de un texto, luego extender eso a la obra de un autor, después ampliarlo a las técnicas de análisis de un género, y por último a un corpus heterogéneo. El cuestionamiento de una institución requiere haber demostrado el dominio o el conocimiento de las reglas de esa institución. Si yo viniera de afuera, no siendo universitaria, e hiciera lo que hice en El cuerpo del delito, alguien podría decir "esta está loca". Pero es distinto si uno lo hace habiendo demostrado que conoce perfectamente las reglas. Un poco como hizo Picasso, que primero pintó como académico y después dijo "bueno, basta, ahora voy a inventar algo". Obviamente, un estudiante no puede hacer una tesis así; no se la aprobarían.<br /><br /></span><span style="font-size:85%;"><span style="font-weight: bold;">O sea que las normas son positivas en la enseñanza.</span><br /><br /></span><span style="font-size:85%;">Por supuesto. La enseñanza tiene que transmitir reglas también. Uno no puede hacer nada si no aprende las reglas básicas. Lo que tendría que enseñarse en la universidad son técnicas de análisis, teoría de la literatura, modos de leer... Y además, por supuesto, conocer a aquellos que han cambiado eso; una especie de enseñanza de la transgresión. Las teorías no son eternas.<br /><br /></span><span style="font-size:85%;"><span style="font-weight: bold;">¿Cuál fue el momento más feliz de su carrera?</span><br /><br /></span><span style="font-size:85%;">Cuando terminé mi libro El género gauchesco. Sentí una gran liberación. Poder formular algo diferente en un campo tan clásico y saturado de lecturas, me demandó años de mucho esfuerzo y trabajo. Cuando lo terminé, me parecía que era la entrada a otra dimensión. </span><br /></div>chicoverdehttp://www.blogger.com/profile/03529406440487048448noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-9004830579120618079.post-86775244385671004912007-04-07T17:02:00.000-07:002007-04-07T21:37:27.569-07:00Una (des)orientación para la carrera.<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgaa-pY7Q8sDwgJ9et83kjvM8jJTJPgHE4A2ph09586ezhkszmnp6kGrXhMnFfGI84lMWkrhjiekaNNB4DTiYWWUnfrPhIWDnjYBxj16U6FIhJrPG31I5ZSI74WZcUYsy1Tgtc9cwbFJq37/s320/trom.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer; width: 200px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgaa-pY7Q8sDwgJ9et83kjvM8jJTJPgHE4A2ph09586ezhkszmnp6kGrXhMnFfGI84lMWkrhjiekaNNB4DTiYWWUnfrPhIWDnjYBxj16U6FIhJrPG31I5ZSI74WZcUYsy1Tgtc9cwbFJq37/s320/trom.jpg" alt="" border="0" /></a><br /><div style="text-align: right;"><span style="font-size:85%;">(By Augusto Trombetta / 2-4-07)<br />(Compilación robada del grupo Kleopatra de Yahoogroups, Coordinado por Augusto M. Trombetta)<br /></span></div><br /><br />Hola, gente<br /><br />El sábado pasado me reuní en Sócrates con Carolina, una estudiante que está terminando el ciclo de grado y quería saber cómo continuar. Me dio algunas preferencias y me contó lo que hacía. A partir de eso le di mi sugerencia para el resto de la carrera, que hago común por este medio<br />por si alguien la puede encontrar de utilidad.<br /><br />Perfil y preferencias iniciales: estudiante de Letras como segunda carrera; ya posee el título de profesora de Inglés por un profesorado de la zona oeste del GBA y se desempeña profesionalmente en la enseñanza de la lengua inglesa; pensaba seguir el área de literaturas extranjeras o una de gramática, sintaxis y demás yuyos.<br /><br />Mi sugerencia: que siga el área formal dentro de la orientación en Lingüística y que haga una concentración menor de literaturas en lengua inglesa. El plan sugerido es más o menos el siguiente:<br /><br />a) dos materias del tramo puente: Sintaxis + Fonología y Morfología;<br />b) cuatro materias obligatorias del área formal de la orientación en Lingüística: Lingüística Chomskiana + Modelos Fromales No Transformacionales + Teoría Léxica + Filosofía del Lenguaje;<br />c) dos materias optativas de la orientación en Lingüística: Semántica y Pragmática + Dialectología Hispanoamericana / Piscolingüística I + Piscolingüística II;<br />d) dos materias optativas del departamento de Filosofía: Lógica + Historia de la Filosofía Moderna;<br />e) tres materias optativas de la orientación en Modernas: Literatura Inglesa + Literatura Norteamericana + Literatura del Siglo XX;<br />f) dos seminarios de grado: cualquiera que dé la gente de Gramática (Albano, Borzi, Ferrari, Giammatteo, Kornfeld, Lieberman) + seminario Beckett.<br /><br />Besos y abrazos,<br /><br />Augusto M. Trombetta<br /><br />--<br /><br /><div style="text-align: center;"> <span style="font-size:130%;">Información adicional:</span><br /></div><br /><span style="font-weight: bold;">Augusto M. Trombetta:</span><br /><br />1- Teoría Léxica la van a dar este año, en el segundo cuatrimestre, Guiomar Ciapuscio y Laura Ferrari; supongo que en los prácticos va a estar Laura Kornfeld.<br />Modelos Formales No Transformacionales, en cambio, tiene un dictado muy irregular y, de hecho, hace tiempo que no se dicta.<br /><br /><span style="font-weight: bold;">Sebastianbartis@gmail.com</span>:<br /><br />Me parece muy acertada la sugerencia, de filo ademas de Historia de la Filosofia Moderna otra materia interesante para hacer es Filosofia Politica. Lo que se ve en Antigua,por ejemplo, se lo puede leer los fines de semana tirado bajo el sol-nada mas divertido que leer Platon o Aristoteles- ademas en la cursada bajan los temas a una simplificacion ridicula como si los<br />alumnos fueran de segundo grado, en cambio, Moderna es una materia muy jugosa y rica en contenidos.<br /><br />Besos S.<br /><br /><span style="font-weight: bold;">Augusto M. Trombeta:</span><br /><br />Moderna y también Política tienen un valor agregado para el perfil en cuestión: se suelen ver autores de lengua inglesa (Locke, Hume, Berckeley, Hobbes). O sea, es una forma de sumar en dos sentidos diferentes. Me inclino por Moderna por una cuestión temática.<br /><br /><span style="font-weight: bold;">SebastianBartis@gmail.com:</span><br /><br />Si y para seguir un poco todo el debate acerca del quiebre del sujeto moderdo y las criticas al racionalismo es importante tener fresco Kant, Descartes, Leibniz y compañia. (por ejemplo para entender las criticas que recibe la concepcion de sujeto-neocartesiana- de Chomsky por parte del<br />postestructuralismo)<br /><br />S.<br /><br /><span style="font-weight: bold;">Augusto M. Trombetta:</span><br /><br />Muy bien, Sebastián. Además, la polémica racionalismo-empirismo es clave para entender el desarrollo de la epistemología del XIX y del XX.<br /><br /><span style="font-weight: bold;">Augusto M. Trombetta:</span><br /><br />El otro día hablaba con Yepru en Sócrates, una gran persona a la que ya me referí en este foro, y me decía que a ella le gustaba el mundo medieval, así que estaba haciendo la materia del departamento de Artes correspondiente a ese período. Entonces me puse a repasar mentalmente todo lo que tenemos relacionado con el período medieval en nuestra Facultad:<br /><br />a) Letras: Literatura Española I; Literatura Europea Medieval; Historia<br />de la Lengua;<br />b) Clásicas: Latín Posclásico;<br />c) Historia: Historia Social General; Historia Medieval; Historia de España;<br />d) Filosofía: Filosofía Medieval;<br />e) Artes: Arte Medieval (no sé justo el nombre).<br /><br />Y hay más, desde luego, metido en los programas de las literaturas extranjeras (Francesa, Alemana, Italiana e Inglesa); creo que hay una materia que es Problemas de la Filosofía Medieval. Más los seminarios...<br /><br />Fíjense que empalma perfectamente el área de Literaturas Extranjeras con una fuerte concentración de materias optativas del período medieval en otros departamentos de la Facu.<br /><br />Es decir, una persona con una determinada inclinación estética, cultural, epistemológica puede hacerse una interesantísima concentración de materias que, gracias a la flexibilidad que propone el plan de estudios, le permita construir una faceta de su yo. Nada que ver con una vocación, por cierto, apenas un gusto, una chispa, una iluminación que nos mostró algo intereasante, y decidimos seguir por ese camino.<br /><br /><span style="font-weight: bold;">ccaimiacc@yahoo.com.ar:</span><br /><br />Para los que gusten de medieval, les aconsejo Literatura Española 1 con Funes, realmente es increíble. Se disfruta la cursada de principio a fin. Yo me anoté de casualidad, pensando que tenía que pasar una española obligatoriamente y me aluciné, creo que voy a hacer esa orientación. La materia de arte medieval que dice Augusto creo que se llama Evolución de los Estilos.J la Ratahttp://www.blogger.com/profile/16691113236926349816noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-9004830579120618079.post-60791239895923992412007-04-07T15:58:00.000-07:002007-04-08T03:32:40.503-07:00Lecturas políticas<div style="text-align: center;">(o "como hacer cosas con palabras")<br /><br /><br /></div><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://arsewaco.googlepages.com/foucault.jpg/foucault-medium;init:.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer; width: 200px;" src="http://arsewaco.googlepages.com/foucault.jpg/foucault-medium;init:.jpg" alt="" border="0" /></a><div style="text-align: justify;"><br /><br /><br />I.<br /><br /><br />Primero es necesario apuntar el terreno en el que me meto.<br /><br />Según el DMR (Diccionario del Mundo Real), la palabra "<span style="font-weight: bold;">política</span>" es una mala palabra. Significa engaño, treta. Significa tener otros intereses, actuar a escondidas, negociar, buscar el poder. Si querés hacer amigos, o bien ser electo Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, lo último que vas a hacer es usar la palabra política en tu campaña. Vas a decir "propuesta republicana". O bien "contrato moral". O "Buenos Aires también en serio" o, por fin, "Actitud Buenos Aires". Si querés hacer amigos, vale más hablar del Pity, porque el chabón es <span style="font-style: italic;">de verdad</span>. No como los políticos.<br /><br />Incluso, para dejar más en claro este punto, podemos ahondar en el ejemplo <span style="font-style: italic;">peladil</span>. ¿Cómo es que un tipo al que <span style="font-weight: bold;">nadie</span> conocía hasta la destitución de Ibarra, de repente tiene la popularidad para pelear -y, creo yo, ganar- la Jefatura? Creo que la respuesta está contenida en la pregunta: a Telerman <span style="font-weight: bold;">no lo conocía nadie</span>. Nadie lo recuerda en campaña. Nadie lo recuerda haciendo promesas. Nadie lo recuerda hablando mal de otros, y nadie recuerda a otros hablando mal de él. Telerman llegó a Jefe de Gobierno "limpio". Es verdaderamente admirable la campaña que viene haciendo desde la destitución de Ibarra. Mientras Macri y Filmus se queman vivos en los diarios eligiendo vices, haciendo declaraciones típicas (típicas de la política, en el sentido del DMR) Telerman se da el lujo de decir que "aun es prematuro" elegir un vice. Lo que hace es evitar, notablemente, los actos que lo introducirían dentro de ese conjunto imaginario que son los políticos. Sin embargo hace campaña, ¡y como! A + BA es Telerman puro. El peladín está haciendo campaña hace años, y se las arregló para darse el lujo de criticar a los competidores que comenzaron con la campaña ahora.<br /><br />Me extendí demasiado sobre esto. Me interesaba nada más que remarcar la <span style="font-weight: bold;">connotación </span>que la política -que la palabrita- tiene. Dejemos a Telerman en paz, por ahora.<br /><br /><br /><br />El mundillo de las Letras no es ajeno a esta repulsión. Es una postura muy común. "No me interesa la política, me interesa la literatura". Para otros, todo lo que importa es la política y el resto es paja burguesa. La mayor parte -me gusta creer- está en el medio.<br /><br /><br /><br />¿Cuál postura es la correcta? Me imagino que vos ya tenés una. Me imagino también que no estás muy dispuesto a negociarla. No importa lo bien que yo pudiera argumentar aca.<br /><br />Así que ya está señalado el terreno en el que me meto.<br /><br /><br />II<br /><br /><br />Pero es todavía mucho más complicado. Tanto que no voy a hacer ni el amague de abarcar el problema completo. Simplemente no se puede buscar una solución ya que ni siquiera existe una definición nítida, común a todos los hablantes y convenida, del concepto de "política". Es connotación pura. Se puede usar como sustantivo, adjetivo, y si me apuran, como adverbio.<br /><br />Así que no voy a ser necio. Para empezar, no hay que caer en el problema de definir la política. Habría que leer bibliotecas enteras y, de todos modos, aun y si leyéramos <span style="font-weight: bold;">todo</span>, no veo como podrían llegar a conciliarse, por ejemplo, una definición de Foucault con una de Marx.<br /><br />Así que, en vez de buscar la definición correcta, prefiero jugar a armar una.<br /><br />Usualmente se dice que Fulano obtuvo los votos de la gente porque <span style="font-style: italic;">representaba sus intereses</span>. O bien porque la gente <span style="font-style: italic;">se siente identificada</span> con él o ella. No nos convence.<br />No nos convence la explicación de que millones de personas piensen que tal o cual sujeto Represente sus intereses. Para empezar, nadie (nunca) lee la propuesta completa de los candidatos. Si es que existe tal cosa. Los diarios y la tele -el lugar desde donde se convence al público de que los vote- nunca hablan de los intereses concretos y puntualizados que serán defendidos por el candidato si gana.<br /><br />Y respecto de la identificación... ¿Qué incluye ésta identificación? ¿Qué comprende? Evidentemente nadie nunca se comería el bolazo de que Macri es un tipo como vos, con el que cualquier día te sentás a tomar mate.<br /><br />Si pensás que el edificio de Puan es un hervidero donde reina la agitación, te vas a desilusionar bastante. Los alumnos de la Facultad de Filosofía y Letras suelen poner cara de fastidio cuando alguien del centro de estudiantes entra y detiene una clase para comentar algo. Al menos el espíritu combativo del alumnado de Letras está bastante desmotivado (por no decir muerto, inánime, inerte o pudriéndose en un cajón 15 metros bajo tierra).<br /><br /><br /><br />III.<br /><br /><br />Supongamos que vos creás un blog. Supongamos que la idea es llegar a un público adolescente, indeciso de cuál carrera seguir. Supongamos que, junto con vos, hay un grupo de colegas, o compañeros, o amigos. Supongamos que compartís una serie de criterios con estos colegas. No todos, ni los mismos con cada uno.<br /><br />De lo que se trata, es de generar una <span style="font-weight: bold;">identidad imaginaria</span>.<br /><br />Es posible que, estrictamente hablando, toda identidad sea imaginaria. Vos te llamás Javier Gómez, te gusta Bersuit Bergarabat y <span style="font-style: italic;">la Peti</span> Marcela te tira onda pero no te animás. Sin embargo, el año pasado, no conocías a la Bersuit y <span style="font-style: italic;">la Peti</span> se lo comía a Pancho. ¿Dirías que ese Javier es otro? ¿Que es otra persona?. A lo mejor el año que viene ya nadie te dice Javier, sino Turco. O Renguito. ¿No vas a seguir siendo la misma persona?.<br /><br />Estrictamente, no. Pero imaginariamente, creas una identidad que se mantiene mas o menos inalterable. Ese que escuchaba Fito Páez (no te preocupes, no le vamos a decir a nadie) también eras vos. Imaginariamente, el que se encame con la hermana menor de <span style="font-style: italic;">la Peti</span>, que será más feúcha pero es re gauchita, también vas a ser vos. El mismo vos. Pero esa identidad, es imaginaria. Existe solo en tu mente, en tu imaginación.<br /><br />Tu blog crece. Hay algunos alumnos de Letras, ya cursando, que eligieron la carrera sacándose las dudas de encima gracias a las charlas que tuvo con tus amigos, con tus colegas. Con tu grupo. Algún profesor de la carrera accedió generosamente a aportar una nota. Un escritor, incluso, se divirtió polemizando sobre algo que escribiste. Incluso hay una parejita en primer año que se conoció estando en el CBC gracias a tu blog.<br /><br />Algo te une a toda esa gente. No los representás. No representás sus intereses. No se identifican con vos.<br /><br />Se identifican con la identidad imaginaria. Y eso es política.<br />Comparten una serie de criterios, no todos, ni los mismos con cada uno. Eso es política.<br /><br />Tienen diferentes ideas sobre lo que es la Literatura. Más todavía: sobre lo que debe ser. Eso es política.<br /><br />Piensan que <span style="font-style: italic;">Borges es mejor que Cortazar. Que Cortázar les gusta más que Borges</span>. Eso es política porque, más allá del desacuerdo puntualizado, hay un acuerdo sobre el tema a polemizar. Y hay una identidad imaginaria en común.<br /><br />¿Qué resultados pueden derivar de estas lecturas políticas que tienen en común?<br /><br />En eso no voy a profundizar porque -ojalá...- la idea es que la Comandante en Jefe, Ailin, organice esa serie de discusiones. Pero, a mi modo de ver, desde un círculo de poesía hasta un partido político (de nivel universitario o bien comunal, o civil), pasando por reuniones de sexo grupal, una revista literaria o un conjunto de cumbia villera-pop, las posibilidades son infinitas.<br /><br />De lo que se trata, repito, es de crear una identidad imaginaria que permita generar una identificación.<br /><br />Eso es la política, desde mi punto de vista. Y así como no tenemos por qué dejar que los marxistas se queden con la palabra <span style="font-weight: bold;">Revolución</span> como si Marx la hubiese inventado y definido para siempre, tampoco deberíamos regalarles la palabra <span style="font-weight: bold;">Política</span> a los diarios y a la tele.<br /><br />La política no se reduce a la sección "política" del Clarín. La política abarca la sección "Deportes", "Interés General", y ciertamente las secciones "policiales" y "ciencia" son muy, muy políticas.<br /><br />La política abarca, incluso, a aquellos que deliberadamente tratan de salirse de esa problemática. Un ejemplo siempre usado en la Literatura Argentina es el grupo de los poetas de Florida -Borges y Girondo, las divas-<br /><br />Ellos pueden haber dicho en todos los manifiestos que quisieran, que la política no les interesaba. No por eso dejaban de hacer política. La revista SUR también era política. Porque la selección del canon -lo que es "bueno" y lo que es "malo"- de la literatura, también es política.<br /><br />A la hora de hacer amigos, de comerse a <span style="font-style: italic;">la Peti</span>, o de ser elegido para Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, te recomiendo que no uses la palabra política.<br /><br /><br />A la hora de hacer un análisis (literario o de los otros, si es que hay "otros"), es inevitable.<br /></div>J la Ratahttp://www.blogger.com/profile/16691113236926349816noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9004830579120618079.post-23414218108914105502007-03-25T19:39:00.000-07:002007-03-25T19:55:43.603-07:00Roberto Fontanarrosa<div align="right">(x Vicente Muleiro para Clarín 17/12/2005)</div><br /><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhtQAaDkry9JhEuEZ_ERQjKyFNDLwHIBYcQDqHdwLw5L4D_aWZyXuS5tyFHKyPQhvJskQbrxUFM8doDQstKSqv9xzBceiPkBLFUEI7bSOniQqnwC-5irUxX30pJF4aLVZ-iWHvcAmGh3oPE/s1600-h/fontana1.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5046060632797026834" style="FLOAT: right; MARGIN: 0px 0px 10px 10px; CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhtQAaDkry9JhEuEZ_ERQjKyFNDLwHIBYcQDqHdwLw5L4D_aWZyXuS5tyFHKyPQhvJskQbrxUFM8doDQstKSqv9xzBceiPkBLFUEI7bSOniQqnwC-5irUxX30pJF4aLVZ-iWHvcAmGh3oPE/s320/fontana1.jpg" border="0" /></a> <span style="font-size:130%;color:#ffcc00;"><br /><br /></span><span style="font-size:130%;color:#ffcc00;"></span><br /><em>El hombre que se ríe de lo pomposo<br />El dibujante y narrador celebra que su circulación en los medios masivos le sirva para vender más libros, como su novísimo tomo de cuentos "El rey de la milonga". En estos relatos reaparecen sus típicos cruces entre el mundo popular y la cultura, su mirada sobre el hombre gris enfrentado a situaciones que lo superan, su desopilante sociología sobre los sectores medios bajos donde a su criterio se juega todo: "celos, ambiciones, quiero y no puedo".</em><br /><br /><p></p><br /><br /><p></p><br /><br /><p>Estoy nada menos que con Roberto Fontanarrosa. ¡Cuando se lo cuente a los muchachos! Hay un cuento suyo "Cuando se lo cuente a los muchachos" que habla de ese criterio: más que vivir las cosas lo importante es contarlas. Hay un chiste que dice que en este país hay eyaculación precoz porque los hombres consuman rápido para ir a contárselo a los amigos."Y está aquel otro —dice él—: un tipo cae en una isla con una mina despampanante, y después de unos días con la mina, le pide que por favor se disfrace de tipo. Entonces, cuando está disfrazada de hombre, se acerca y le dice: ''Vos no sabés la mina que me estoy cogiendo''. Lo que quería era contarlo, ¿no?" - </p><br /><br /><p><strong>—Bueno, es una pasión nacional y masculina. Focalizás mucho en eso. ¿Se transforma en una concepción literaria?-</strong> </p><br /><br /><p>—Puede ser. Son tantas las motivaciones que puede generar un cuento... Una vez Cipe Lincovsky me hablaba de sus actuaciones en países extraños. Ella pensaba que todo lo que hacía era para volver y contárselo a la madre. Contárselo al círculo íntimo. Y bueno, es un poco el caso este. Hay veces que uno se encuentra en lugares muy particulares, o exóticos, y parte del disfrute es eso: "Uy, mirá cuando se lo cuente a los muchachos" Compartirlo con la gente habitual. Volver a la casa o al barrio a contar eso tan particular que se ha vivido. - </p><br /><br /><p><strong>—Y a veces pareciera que se estuviera jugando un eterno truco: "Ahora vuelvo con el as de espada y los mato".-</strong> </p><br /><br /><p>— Es lo que ocurre cuando vas a contar un buen chiste. Saber que por un minuto o dos minutos vas a ser el centro de atención. Lo mismo que tener una gran anécdota. Es esa atención que se pone sobre el narrador. Hay un regodeo en eso, una satisfacción. Estimo que debe ser universal. Y en la tradición de tertulia nuestra, de los bares, de los cafés, del grupo de amigos, tener algo importante para contar te hace por un ratito el rey de la milonga.- </p><br /><br /><p><strong>—En "El rey de la milonga" hay un cuento, "Retiro de Afganistán, ya", que confronta al hombre común con los VIP''s.-</strong> </p><br /><br /><p>— Claro, y es un pobre infeliz. Eso: tipos comunes puestos en situaciones extrañas. Me gusta mucho encontrar esa vuelta, porque hace que el personaje esté mucho más cerca de nosotros. A mí nunca me atrajeron los superhéroes. O sea: si tenés superpoderes, tenés una ventaja enorme. Y además, yo no tengo superpoderes, así que no me puedo imaginar qué le pasa por la cabeza al superhombre. Jamás me atrajeron estos héroes, fundamentalmente de películas norteamericanas, que no demostraban miedo, que nunca tienen miedo. Están muy lejos de mí. Yo me cago en las patas con cualquier circunstancia de peligro o de riesgo. Por eso me parece mucho más excepcional el tipo común y silvestre a quien de golpe le pasa algo extraño y se encuentra frente a personajes de mucho poder, o mucha fama, o de mucho prestigio. Me gusta ese contraste.-</p><br /><br /><p><strong>—Tenés una galería de esos personajes, que están satelitando el poder y lo miran de una manera muy golosa. ¿Qué ves en ese hombre medio? ¿La lucha por sus quince minutos de fama de la que habló Andy Warhol?.-</strong> </p><br /><br /><p>—Puede ser. Pero también hay cosas que uno ha visto en los demás y en uno. En un cuento del libro anterior, hay un pibe que se roba una tostadora eléctrica, y el padre lo caga a pedos por una cuestión moral, y después descubre que el pibe también se ha robado un millón de dólares, y entonces le arroja: "Bueno, no es para tanto". A uno le asalta un poco eso: me resisto a hacer publicidad, no con mis personajes, pero a aparecer yo recomendando un yogur, no me cierra. Ahora, después digo: "¿Y si me ofrecen un millón de dólares?" Ahí te entra el conflicto. Y el conflicto es la base de los cuentos. -</p><br /><br /><p><strong>—Llama la atención esa capacidad para acercarte a esa especie de hombre gris.-</strong></p><br /><br /><p>—Es por donde estamos circulando. Uno no tiene mucha cercanía con héroes o gente demasiado estrafalaria o particular; y me interesa la reacción del hombre gris ante una situación fuera de lo común. Incluso, sin ser amante de la ciencia ficción, por ahí he hecho algunas cosas con extraterrestres pero que siempre parten... bué, cómo en el Eternauta: cuatro tipos jugando al truco en un chalé. Y eso creo que te da una proximidad Son los mundos con los que uno convive.-</p><br /><br /><p><strong>—Ese mundo de la clase media baja que es por el que más transitamos, un mundo popular argentino que posiblemente sea el mayoritario.-</strong></p><br /><br /><p>—Sí. Le veo muchas posibilidades. Porque toda esa trama de envidias, de celos, de ambiciones, de quiero y no puedo, se da en esos niveles.-</p><br /><br /><p><strong>—Hay un cuento "Bahía desesperación", donde se pone en juego la ambición familiar de unas vacaciones distintas, típico del que está metido en una masa humana y quiere diferenciarse siquiera un poco, y se encuentra con una tremenda frustración.-</strong></p><br /><br /><p>—Y que además son también exageraciones de situaciones que le han pasado a uno. O sea, eso de ir al mar argentino, que es tan inhóspito, tan áspero. Porque me acordaba, me reía de la última vez que fui a la playa, porque siempre te decían "y bueno, estuvo nublado", o llovió, o no llovió. Y nunca te hablan del viento. Y el viento te caga una vacación igual que la lluvia, o que el cielo nublado. Me acuerdo de días que no se podía bajar a la playa. El Atlántico argentino tiene un enorme atractivo, por la inmensidad y todo eso pero yo no me meto al agua ni en pedo, porque es helada. Pero además, el viento, que vos ves las banderas y parecen de lata. Ni aletean. Esas cosas a mí me causan gracia. Una vez me acuerdo fuimos a una playa de esas con el Negro Caloi y con Brócoli, que todavía vivía. Y bueno, llegábamos a la playa, acomodábamos las cosas, aun en días lindos, y decíamos "¿Y ahora? ¿Qué se hace ahora en la playa?. ¿Cuál es la joda?" Y por ahí te empiezan a caer unos goterones helados Y vos decís "¡La puta!"-</p><br /><br /><p><strong>—En esa exploración de estos mundos populares tenés dos cuentos de futbolistas "Los heraldos negros" y "El pensador". Los jugadores son visualizados, sobre todo en el primer caso, casi como humanoides. Pero después nos encontramos con tipos que se aparecen con una riqueza cultural muy fuerte ¿De dónde sale esa constante?-</strong></p><br /><br /><p>—Estuve dudando mucho de "Los heraldos negros" antes de escribirlo, porque me parecía una relación muy primaria, muy fácil. O sea, el defensor central, que es una bestia, y que por el otro lado es poeta. Sería como un poco grosero, la solución; muy fácil. Como decir: "Bueno, pero él tiene otra vida, es bailarín de ballet". Esto lo hablábamos siempre con el Gordo (Osvaldo) Soriano: sucede que antes no había mucha literatura sobre fútbol y ahora sí la hay. Entonces me veo obligado a explorar por otro lado. Por ejemplo ahí está ese jugador excesivamente reflexivo de "El Pensador", casi un intelectual. Como si Sabato estuviera jugando de número diez mortificado por la condición humana y la marcha del mundo.-</p><br /><br /><p><strong>—El punto que los hila es éste: un deporte popular y un mundo popular y conectado a su vez con la cultura.-</strong></p><br /><br /><p>—Bueno, hay personajes como Jorge Valdano, como Juampi Sorin. Mirá Sorin. El otro día comentábamos con (Roberto) Perfumo: ¿Cómo puede ser?, este pibe, capitán de la Selección Argentina, pintón, inteligente, buen pibe, lo único que falta es que cante. Si canta, nos recontracaga a todos. En el mundo del fútbol, los que más han progresado desde un punto de vista —no sé— intelectual, de manejo y todo, han sido los jugadores. Más que los periodistas.-</p><br /><br /><p><strong>—¿Cómo te sentís en esa permanente oscilación entre mundos populares y referencias culturales? -</strong></p><br /><br /><p>—A mí me divierte. Me atrae la figura del... bueno, hay una figura caricaturesca del intelectual, ¿no? Woody Allen, suponete. Bueno, esa posibilidad o esa controversia entre lo popular y lo restringido... Nunca leí ensayos ni cosas por el estilo, y ahora me interesa leer a tipos que tienen otro punto de vista, que te explican las cosas diferente. Pero siempre que manejen una información a la cual yo tenga acceso. Leo a (Fernando) Savater, por ejemplo y a este inglés... Hobsbawn, Eric Hobsbawn. Pero en el ámbito intelectual me parece muy pasible de humorizar, me hace gracia. Porque, como dice mi amigo Samper, lo contrario de lo humorístico no es lo serio, porque Woody Allen es un tipo muy serio para trabajar, y Les Luthiers son tipos muy serios para trabajar. Lo contrario de lo humorístico es lo pomposo. Entonces, todas esas instituciones que son altamente pomposas —el ejército, la Iglesia, los círculos intelectuales—, se prestan. Se prestan para cagarse de risa un rato. Realmente. -</p><br /><br /><p><strong>—Muchas veces pareciera que tenés que decir que te gusta el fútbol y que vas a la cancha, como si tuvieras miedo de que por escribir libros los muchachos te pudieran tomar por maricón.-</strong></p><br /><br /><p>—Hay algo de eso. No de que tengo miedo de que me digan maricón, pero... yo me doy cuenta. Mirá, yo tengo muy buena relación con algunos escritores. Tengo buena relación con Juan Martini, desde hace mil años, con Sasturain, con Feinmann, con Saccomanno, con el Tano Dal Masetto. No nos vemos con frecuencia, pero cuando nos encontramos hay buena onda. Pero a veces leo algunas de estas polémicas entre escritores y me pasa esto: están muy cargados de una información que yo no conozco. Me quedo afuera. -</p><br /><br /><p><strong>—¿Y qué les pedís? Porque manejan un saber y se supone que tienen derecho a manejarlo. -</strong></p><br /><br /><p>—Obviamente. No, lo que pasa es que yo no les pido nada.-</p><br /><br /><p><strong>—Que lo comuniquen, que socialicen su conocimiento...-</strong></p><br /><br /><p>—Te repito, no les pido nada. En mi caso se da la casualidad que a mí me gusta el fútbol y a la mayoría de los argentinos les gusta el fútbol. Así como no se puede impostar un estilo no le puedo pedir a un tipo que se maneja con una información altamente intelectual que escriba para mí. Buscaré los autores que son más allegados a mí. Pero en todos los órdenes, lo más difícil es conseguir el equilibrio. Está toda esa controversia de que si vos aparecés en la televisión sos mediático, estás robando, estás haciendo circo. Yo me complazco en ser mediático, en el sentido de que hace treinta años que publico en Clarín. Mirá qué pavada. Y yo sé que es una gran ayuda para poder vender este libro. Ahora, que yo publique o no publique no va a hacer que este libro sea mejor o peor, pero va a acercar a la gente al libro. Ahora —por eso te digo lo del equilibrio— yo no voy a ir a un programa de entretenimiento a comer una torta sin tocarla con la mano, esas boludeces. Iré adonde pueda hablar de lo mío. Eso me parece totalmente válido.-</p><br /><br /><p><strong>—Ahí se esconde un reproche al campo intelectual. -</strong></p><br /><br /><p>—Es que me causan gracia algunas posturas.-</p><br /><br /><p><strong>—Hay una mirada tuya sobre el campo cultural, que aparece en otros cuentos Recuerdo uno de un lector que manda una carta furibunda a la página literaria de un diario...-</strong></p><br /><br /><p>—... y que en realidad lo que quiere es escribir para el diario.-</p><br /><br /><p><strong>—Y en este nuevo libro de cuentos está "Sara Susana Báez, poetisa". Son personajes que tienen una alta ambición y una crasa mediocridad. ¿Cómo ves ese mundo de poetas opacos, aspirantes a una gloria que no van a conseguir?-</strong></p><br /><br /><p>—Son cosas como enternecedoras. En ese cuento yo arranco de la imagen de una tía de mi vieja, que realmente era poetisa, tengo entendido que era buena poetisa. Hay otra atracción: me contaban que Gabriela Mistral, Juana de Ibarbourou, movían multitudes, metían gente en los teatros como si fueran Fito Páez. Y vuelvo a lo que hablábamos antes: lo enternecedor y lo apto para el humor es lo pretencioso. Y también esa cosa de la poesía, de la selección de determinada palabra, y de esos ámbitos muy espirituales. A mí me causan gracia. -</p><br /><br /><p><strong>—Veo que también te causa gracia la especialización crítica sobre Borges, según se desprende del cuento "El especialista o la verdad sobre "El Aleph"-</strong></p><br /><br /><p>—La idea de "El Aleph" siempre me pareció maravillosa, por inexplicable, también, eso de que en un puntito así se dieran todas las cosas del universo al mismo tiempo. O sea, desde el punto de vista práctico es imposible. Y después, releyéndoló para escribir este libro, uno vuelve a decir: "¡Cómo escribía este hijo de puta, Dios mío!" Y era sencillo. Pero bueno, es lo que siempre se dice, ¿no?: la simplicidad es un punto de llegada, no un punto de partida. -</p><br /><br /><p><strong>—Otra línea que reaparece es la del sueño y la realidad en "Nada más que un sueño" -</strong></p><br /><br /><p>—Me apoyé en tantos y tantos relatos que a mí me decepcionaban muchísimo cuando leía una situación interesantísima que terminaba así: "Y de repente se despertó, había sido nada más que un sueño". Y yo digo: ¡Viejo, no me hagás entusiasmar para terminar así!. Entonces traté de darle otra vuelta, de desafiar ese facilismo.-</p><br /><br /><p><strong>—Teniendo en cuenta que una vez me insultaste con ese texto que empezaba "Puto el que lea esto" ...-</strong></p><br /><br /><p>—Es popular eso, eh. Te aclaro que eso lo hemos leído todos.-</p><br /><br /><p><strong>—Ahí hay algunas frases que hablan de la eficacia del escribir esa que dice que el escritor tiene que apuntar: "Pum y a la cabeza. Palo y a la bolsa." ¿Es una enunciación estética?-</strong></p><br /><br /><p>—Es gracioso lo de ese cuento, porque era un cuento, entre tantos otros. Como se llamaba "Palabras iniciales", lo puse al principio. Entonces, parecía un mensaje del autor, un prólogo. Pero hay muchas cosas que son ciertas. A mí me encantan esos libros que los agarro y no los puedo dejar de leer. Y desde el primer momento puteo cuando los tengo que dejar, y estoy ansioso por terminarlo, por saber qué va a pasar. Entonces... Lo que pasa es que es muy difícil conseguir eso. Es muy difícil ¿no? En ese aspecto, yo creo ser un lector clásico: quiero saber qué va a pasar. O sea, quiero que haya una cierta intriga, que haya un crecimiento, que haya un desenlace...-</p><br /><br /><p><strong>— ¿Intentaste otro tipo de lectura y fracasaste?-</strong></p><br /><br /><p>—Me pasa esto: desde hace muchos años no leo ficción, aunque he leído mucha. Leo periodismo. A mí me deslumbró la cosa periodística. Mailer, Capote, Walsh, el Gordo Soriano. Pero por ahí... leí a Pavese, que no tiene eso, y tenía un clima. que vos decís: ¿cómo mierda consigue esto? ¡Esa tristeza!. Uno ha tomado de todos ellos. Pero si tengo que elegir, prefiero lo periodístico, lo activo, donde no sé qué va a pasar. Y me remito un poco a lo que hablábamos antes: la alegría que te da cuando vos tenés algo digno de ser contado. El tipo que te cuenta: "¿Sabés lo que me pasó cuando venía para acá?" Y ya te agarró, ¿no? Y hay otros libros, que vos te preguntás: ¿Dónde está la parte atractiva de este relato? ¿Viste cuando te ponen una pequeña reseña?: "Fulanito de tal conoce a una mujer, ella se recibe de economista, y luego se van a vivir a tal parte" Y vos decís ¡este tipo es un fenómeno si me atrapa con eso!.-</p><br /><br /><p><strong>—Hay una constante en tu narrativa y es cómo parodiás discursos de ámbitos absolutamente diferentes. O sea, tomás a un relator de fútbol y le encontrás el tono. Tomás en solfa las leyendas también. E inclusive hay ciertos acercamientos a discursos científicos o pseudocientíficos.-</strong></p><br /><br /><p>—Absolutamente mentirosos, siempre se nota el barrio atrás.-</p><br /><br /><p><strong>—¿Pero te entrenás para conseguir el tono?-</strong></p><br /><br /><p>—Y... sí. -</p><br /><br /><p><strong>—Por ejemplo, los diarios de las batallas argentinas.-</strong></p><br /><br /><p>—Claro. Es que he leído mucho de eso. Este libro último está teñido de periodismo. Y bueno, es lo que te digo, desde hace muchos años estoy leyendo no ficción. Entonces, quieras o no aparece. No me lo propuse, pero la forma periodística de narrar me resulta cómoda y atractiva. Y lo que no leí en la escuela sobre los relatos históricos, bueno, lo leí fuera de la escuela. Félix Luna... Incluso, siempre menciono, de (Marcos) Aguinis, La batalla perpetua, sobre la vida de Guillermo Brown, (Felipe) Pigna, ahora. Y a mí me causa gracia cuando escriben en presente. Dicen: "El general San Martín piensa...". Me causa gracia el uso del presente histórico.-</p><br /><br /><p><strong>— ¿Tiene una marca especial el trabajo sobre este libro? -</strong></p><br /><br /><p>—Hay más presencia de Rosario. Y después, hay un rasgo que es absolutamente personal, que creo que no trasciende: para mí fue muy satisfactorio poder sacar un libro en estas circunstancias de salud.-</p><br /><br /><p><strong>—¿Cómo te llevás vos, precisamente un dibujante y escritor con esa enfermedad que te complica la motricidad? -</strong></p><br /><br /><p>—Mal pero acostumbrado, como dice Inodoro Pereyra. Porque ha sido muy paulatino, y vos te vas ajustando el bocho, pero... es difícil convivir con la preocupación constante. Una cosa es que vos tengas un accidente y pierdas un brazo, y otra cosa es una enfermedad que puede ser progresiva, puede seguir, puede detenerse, se puede difícilmente controlar. Entonces, yo digo: ¿Y antes de qué me preocupaba? Obviamente, de cómo iba a salir Central el domingo, de mi laburo, del quilombo afectivo. Y ahora, siempre atrás está eso, la esclerosis. O sea, por ahí estamos acá y charlamos, y me cago de risa, y hablo con los muchachos, y vamos a un partido de fútbol, y de golpe decís mierda, ando con este asunto. Pero tengo una expectativa esperanzada. Me hice un tratamiento de células madres en Uruguay, que es quasi experimental pero tiene fundamentos que hacen decir a algunos médicos, "debería funcionar". Y bueno, estoy esperando a ver qué pasa con eso.-</p><br /><br /><p><strong>—A los 61 años cambia el sentido del tiempo, supongo. -</strong></p><br /><br /><p>—Y sí... Ya no hay tanto tiempo para adelante. Y encima me cae esto. Pero nosotros no somos tenistas, que a los veinticuatro años ya no pueden jugar... El viejo (Alberto) Breccia dibujó hasta tres días antes de morirse. Yo he perdido fuerza del brazo derecho, entonces, ya te entran... Estoy tratando de poner la mejor buena voluntad y el mejor optimismo, y decirme que la vamos a pilotear. "Vamo'' arriba", como dicen los uruguayos: "Vamo'' arriba la celeste". </p>J la Ratahttp://www.blogger.com/profile/16691113236926349816noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-9004830579120618079.post-42384354556988050492007-03-23T05:51:00.000-07:002007-03-23T06:05:27.466-07:00Rodolfo Enrique Fogwill<div align="right"><span style="font-size:85%;">(x Silvina Friera - Página/12 - 20-3-2005)</span></div><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEge9eIZzUwIsisfq7Epysq0wiWydtegOGVEk2yXKSQ7TeA0xCzEMq2VCCI6T0erXVsVfuyYcWHlcohGi8VOrR2ovQRLXWJOAq3n2o5bfb_pi3v_5mUT5iredvaadMbJZiWmeWCBPI-S-Lg/s1600-h/fog.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5045105042666345426" style="FLOAT: right; MARGIN: 0px 0px 10px 10px; CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEge9eIZzUwIsisfq7Epysq0wiWydtegOGVEk2yXKSQ7TeA0xCzEMq2VCCI6T0erXVsVfuyYcWHlcohGi8VOrR2ovQRLXWJOAq3n2o5bfb_pi3v_5mUT5iredvaadMbJZiWmeWCBPI-S-Lg/s320/fog.jpg" border="0" /></a><br /><div align="center"><span style="font-size:130%;"></span></div><br /><div align="center"><span style="font-size:130%;color:#ff6600;">“No inventé un personaje, soy así”</span></div><span style="font-size:130%;"><br /><p align="justify"></p><br /><p align="justify"><br /></span></p><strong></strong> <p align="justify"><strong>Autor de culto, admirado por algunos, temido por otros, ninguneado por el “mercado”, dispara contra todos: los escritores, la carrera de letras, y, por supuesto, no se olvida de sí mismo: “Para escribir hay que ser un gran mentiroso”, señala.</strong></p><br /><p align="justify"></p><br /><p align="justify">Los ojos desorbitados acentúan la maldad, o la locura, del poeta que escribió que se necesitan malos poetas. Hay que aguantarle la mirada a este señor delgado, vestido como un dark, aunque un tanto deportivo: zapatillas, pantalón, remera y campera negras. Fogwill representa el papel del eterno díscolo de la literatura argentina, devenido en autor de culto, el lenguaraz que ataca a los chicos “tontos” de la Facultad de Filosofía y Letras, a la que define como un “cotolengo”. Pero él desmiente su condición de buen actor, sacudiendo la cabeza. “No inventé un personaje, soy así”, dice. Y, parafraseando a Flaubert, agrega: “Madame Bovary soy yo”. La excusa de la entrevista con Página/12 es la salida de Ultimos movimientos, un notable libro de poemas publicado por Paradiso. “Lo empecé a escribir cuando me encontraron la aorta inferior tapada –confiesa el escritor–. Yo caminaba veinte metros y me agarraba un dolor que me paralizaba. Me querían cortar la pierna; pensé ‘ahora me muero’, ‘de esta no me salvo’, y me salieron estos poemas”. Aunque aún no se operó, decidió cuidarse con las comidas, fumar menos y seguir nadando y haciendo gimnasia. “Estoy escribiendo un ensayo sobre los diarios y los sueños –cuenta el escritor–. Tengo un cuaderno desde el año 72 en donde anoto todos mis sueños; son unas quinientas páginas apretadas, con muchas palabras en clave. Me está costando entenderme la letra porque es lo único que conservo manuscrito.”</p><br /><p align="justify"><strong>–¿Qué importancia tienen los sueños para usted?</strong></p><br /><p align="justify">–Cuando empecé con el cuaderno llevaba siete años de análisis, pero me seguían sorprendiendo los sueños, y empecé a anotarlos en realidad porque tuve muchos sueños anticipatorios. Por ejemplo, a principios de los ’70 soñé que las madres de todos los que habían muerto formaban una organización; soñé con las Madres de Plaza de Mayo. Las madres, en mi sueño, iban a rodear la Facultad de Derecho y llevaban una gran valija que se transformaba en un banquito de lustrabotas. En el banquito había un yunque y con él picaban piedras como los picapedreros de Tierra del Fuego. De este tipo de sueños que se correspondieron después con la realidad tengo muchos.</p><br /><p align="justify"><strong>–Quizás esto se perciba en alguno de sus libros, como en Los Pichiciegos.</strong></p><br /><p align="justify">–Sí, qué joder, yo anticipo el futuro. En 1980 nadie imaginaba que los radicales iban a ser gobierno y yo escribí un cuento sobre un personaje medio borracho que dice que los radicales van a volver. Lo mismo sucedió con la mitología posterior a la guerra de Malvinas en Los Pichiciegos.Aunque Fogwill escribió su primer poema a los ocho años cuando vivía en Bernal (titulado A Nuestra Señora de Fátima en la entronización de su imagen divina en la Iglesia de la Inmaculada Concepción de Quilmes), recién a los 38 publicó su primer libro de poesía. “Me di cuenta de que escribir era una de las mejores cosas que hacía”, asegura.</p><br /><p align="justify"><strong>–Por lo visto hay que tener ego para ser escritor, ¿no?</strong></p><br /><p align="justify">–Si no tenés ego no estás vivo. ¿Hay que considerarse el mejor? No. Creo que nadie sabe lo que es el ego. ¿Existe el ego?... Son todas construcciones del lenguaje que no tienen nada que ver con la realidad de los procesos mentales.</p><br /><p align="justify"><strong>–En uno de los poemas de Ultimos movimientos señala que se necesitan poetas malos. ¿A qué se refiere?</strong></p><br /><p align="justify">–Pensaba en el paradigma de la poesía cuando yo tomé el primer contacto con la literatura en el ’52: los que hoy nos parecen los grandes poetas argentinos, chilenos, brasileños y americanos serían considerados poetas malos, no poetas menores.–Porque escribían “mal”...–Gelman, Leónidas Lamborghini y Fogwill son los malos poetas de ese poema. Ninguno de nosotros podría haber pasado el examen básico de profesionalidad literaria en la Unión Soviética para ser considerado amigo de los soviéticos o de los chinos. Ni hubiésemos llegado nunca a la academia americana, británica, española o francesa.</p><br /><p align="justify"><strong>–Pero, sin embargo, usted llegó a la academia.</strong></p><br /><p align="justify">–Con llegar a la academia me refiero a adquirir el status de poeta nacional. No sé si sigue existiendo en Francia, pero en España todavía conservan el status de pintor de corte: te nombran y te dan un sueldo de por vida, y hasta te hacen la ropa. Las boludas que están en la Facultad de Letras dan clases para chicos tontos; que escriban o den dos clases teóricas sobre Fogwill no es llegar a la academia. Porque Puán no es la academia... es lacamierda. Puán me parece un cotolengo...</p><br /><p align="justify"><strong>–¿Para tanto? ¿Por qué ese rechazo?</strong></p><br /><p align="justify">–Lo digo con conocimiento de causa porque soy egresado de esa facultad, y trabajé en Puán durante siete años, en la fábrica de cigarrillos que estaba antes de la facultad. De ahí sí salían cosas buenas como cigarrillos (risas). Mi rechazo es estético: no censuro lo que hacen, censuro lo que se hacen. Se hacen pelota, son unos idiotas; quieren la ayudantía, la jefatura, la beca y después quieren ser vitalicios de la facultad, todos sin excepción. En las revistas de la facultad siempre hablan de Aira, Laiseca, Fogwill y se olvidan de los escritores que tienen la edad de ellos. Ahora empiezan a considerar a (Rafael) Pinedo porque lo empezamos a nombrar (Marcelo) Cohen y yo, y de todos modos lo van a tomar con sospecha.Fogwill no tiene quien le gane en su capacidad de intimidar o imponer respeto. Se calla, pero se queda pensando. No puede con su genio, algo le quedó en el tintero, algo que no dijo y pide salir de su boca para estimular la provocación. “Además, tienen guantes blancos, quieren estar bien con todo el mundo”, añade.</p><br /><p align="justify"><strong>–¿Se considera un escritor realista?</strong></p><br /><p align="justify">–No, porque no creo en la realidad. Estoy con San Martín y el edicto que escribió en el campo de Córdoba, donde estaba convaleciente. Decía que a todo realista que usara mal las palabras con los peones de la estancia se lo condenaba a días de celda. La mayoría de los escritores son monárquicos porque todos quisieran tener un Reina Sofía, un Príncipe de Asturias, entrar en la Real Academia, exponer una tesis sobre no sé qué carajo...</p><br /><p align="justify"><strong>–¿Por qué no cree en la realidad?</strong></p><br /><p align="justify">–Por razones epistemológicas que no son fáciles de transcribir en una entrevista grabada. La realidad es lo que a la gente le dicen que tiene que ver. Todo este asunto es por culpa de Kant (risas). En ese sentido soy kantiano: la realidad está compuesta de noúmenos que no son accesibles a nosotros.</p><br /><p align="justify"><strong>–¿Cómo explica que en sus libros, que se acercan al realismo, haya historias que parecen verosímiles?</strong></p><br /><p align="justify">–Eso es por destreza mimética. Para escribir hay que ser un gran mentiroso. En mis libros hay un noventa y nueve por ciento de mentiras. Eso es la literatura, por suerte. Me siento muy frustrado porque para estar bien hay que tener la cabeza libre durante un día entero. Descubrí tiempos verbales que son solamente argentinos, los inventé yo. Se llama condicional imposible, como el pagariola. No existe en ningún idioma. Pero esos descubrimientos son producto de largas horas de ocio. El otro día mientras caminaba por el puente que cruza Figueroa Alcorta inventé un cubo que explicaba todo, ahora lo estoy escribiendo, pero me está costando un huevo reconstruirlo. Es un cubo con tres ejes que sirve para clasificar la literatura. Volví contentísimo a mi casa con mi cubo.</p><br /><p align="justify"><strong>–¿Y cómo es ese cubo?</strong></p><br /><p align="justify">–La literatura argentina se extiende doscientos cincuenta kilómetros más allá de la costa, o sea llega a Montevideo, si no cagamos... porque tiene que entrar Mario Levrero y Felisberto Hernández, sin Felisberto no existimos. Y tiene que llegar a Córdoba para que estén (Juan) Filloy y (Silvio) Mattoni, y a Mendoza para que entre (Antonio) Di Benedetto.Fogwill reconoce a Osvaldo Lamborghini como uno de sus maestros. “Te cautivaba con su escritura; de golpe dos o tres señalamientos de él alcanzaban para transformar a nadie en un escritor. Era como esos psicoanalistas que con una sesión te cambian la vida”, compara el escritor.</p><br /><p align="justify"><strong>–¿Psicoanalizarse le ayudó a escribir?–</strong></p><br /><p align="justify">No, fue una traba en la vida durante muchos años. Uno de mis analistas era un escritor frustrado (risas). Creo que se divertía conmigo, me imagino.“Yo no construyo las novelas, las escribo –advierte Fogwill–. De golpe se puede notar algún déficit de ingeniería, por ejemplo en Vivir afuera. Pero no me importa, si hubiera tenido un principio mínimo de construcción, cagaba esa novela.”</p><br /><p align="justify"><strong>–¿La imperfección de la estructura hace que algunas obras resulten mejores?</strong></p><br /><p align="justify">–Sí, siempre creí que era un descubrimiento mío, y después lo leí en autores clásicos. En un libro de Levrero, El discurso vacío, hay un tipo que piensa que si corrige su letra podrá cambiar su personalidad. Y entonces empieza a llenar un cuaderno de textos bien escritos, con buena letra, y va sintiendo la mejora, aunque después se vuelve a derrumbar. A mí me interesa trabajar con el error.</p><br /><p align="justify"><strong>–¿Qué es lo que hace que el error sea tan atractivo?</strong></p><br /><p align="justify">–Pienso en el tipo que se perdió en el bosque y decide tomar para cualquier lado. Siempre hay estrategias caprichosas que son mejores que el dudar. Por otra parte, el error en la estructura tiene dos procedencias: la incapacidad, que puede ser la más frecuente, o el fallido, o la cosa que salió torpe porque no te atreviste a pensarla del todo. La tolerancia del error y del capricho ayuda a escribir mejor. De la contemplación del error, surge “la verdad”.</p><br /><p align="justify"><strong>–¿Qué tipo de verdad le interesa alcanzar cuando escribe?</strong></p><br /><p align="justify">–Cuando sea rico voy a ser filósofo, y recién entonces voy a escribir un libro sobre la verdad (risas). Cuando uno escribe busca la verdad de uno mismo. La verdad tiene un componente cognoscitivo en tanto persigue la concordancia entre la proposición y la cosa, pero ésa no me interesa tanto como la concordancia entre el comportamiento del que formula la proposición y el comportamiento que él considera lo debido. Y más aún: el comportamiento que él considera no debido, pero que reconoce incurrir. Esto vale para los fallos editoriales. Un escritor no debe comprometerse jamás con un fraude editorial, o ser jurado de un premio trucho.</p><br /><p align="justify"><strong>–En sus obras hay una constante presencia del cuerpo y el sexo, algo que suele escasear en la literatura argentina.</strong></p><br /><p align="justify">–Los escritores son chicos reprimidos que no saben contar una relación sexual. Pero así como no saben eso, tampoco pueden contemplar la explotación capitalista. El único que puede hacer parar una pija en la literatura soy yo. </p><br /><p align="justify"><strong></strong></p>J la Ratahttp://www.blogger.com/profile/12315854835740124371noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-9004830579120618079.post-14252894751828987522007-03-23T05:15:00.000-07:002007-03-23T05:19:15.595-07:00¿Para qué sirve este Blog?<p align="justify"> </p><p align="justify"> Este blog tiene aspiraciones bastante humildes. La idea es, simplemente, hablar de la carrera de Letras de la Universidad de Buenos Aires. La mayoría de las carreras universitarias tienen proyecciones laborales específicas. Más allá de que luego se concreten o no, en teoría existen. Esta "intensión de operatividad específica" es cada vez más común, sobre todo en las universidades privadas. Las Facultades tienden a armar sus programas y su oferta de carreras y títulos teniendo en cuenta ese criterio operativo. Tal vez sea por esto que existen tantos prejuicios y mitos sobre las carreras de Letras y Filosofía. La literatura y la filosofía, en sí mismas, tal como se las concibe, no tienen un ámbito laboral específico, más allá del académico (básicamente, investigar o enseñar) . Esa falta, para el criterio común con el que se juzga una carrera, las hace parecer carreras sin razón de existir, ni de cursarlas. Y lo que es aún peor: ni la literatura ni la filosofía pretenden ser "ciencias". Aunque el estudio de las mismas (piensan algunos) sí puede ser científico (¡y todavía no nos hemos metido a pensar si esta cientificidad es deseable!). </p><p align="justify"><br /> Detrás de estos conceptos, al parecer bastante simples, se esconde un mundo de malentendidos y toda una historia de escuelas y discusiones larga y problemática (¡y hasta entretenida! A la larga, la historia de las ideas no es tan diferente del programa de Jorge Rial).<br /></p><p align="justify"> Por ejemplo, las diversas ramas en la carrera. Las enormes diferencias entre especializarse en lingüística o especializarse en letras clásicas. Las posibilidades reales de "morirse de hambre". Las cosas que se leen. La <strong>forma en</strong> que se lee. La institución y la gente con la que te encontrás. Las posibilidades de acercar ese mundo al parecer tan alejado, a la calle. A la realidad que te rodea. A la política...</p><p align="justify"> Por eso, se nos ha ocurrido que no es mala idea contar un poco de qué se trata esto de estudiar letras. Porque hasta hace meses (veinte, treinta, cien meses...) nosotros también teníamos 17 años y estábamos aterrados. Y cuando decidimos estudiar esto hubimos de escuchar todos el conocidídicimo slogan de nuestra carrera: </p><p> </p><p align="center"><br /><span style="color:#cc0000;">¿Letras? ¿Y eso para que sirve?<br /></span></p><p> </p><p align="justify"> No prometemos explicar <strong>para que sirve</strong> estudiar letras. Pero a lo mejor logramos hacer que puedas superar esta pregunta.</p>J la Ratahttp://www.blogger.com/profile/12315854835740124371noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-9004830579120618079.post-38426334741130039542007-03-22T16:16:00.000-07:002007-03-30T05:22:45.101-07:00Augusto Trombetta<div align="center"><span style="font-size:130%;"><span style="color:#33cc00;">En el país faltan políticas públicas para los terciarios</span> </span></div><p align="justify"><br /><br /><br /><br /> </p><div align="justify"><strong>En su investigación, Augusto Trombetta asegura que este nivel del sistema educativo no es visto como una alternativa a la universidad sino como una segunda opción. Y sostiene: "El terciario es invisible, tiene poca relevancia social".</strong></div><div align="justify"><strong></strong></div><div align="justify"><strong></strong><br /><br /><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5047686811827051570" style="FLOAT: right; MARGIN: 0px 0px 10px 10px; CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgaa-pY7Q8sDwgJ9et83kjvM8jJTJPgHE4A2ph09586ezhkszmnp6kGrXhMnFfGI84lMWkrhjiekaNNB4DTiYWWUnfrPhIWDnjYBxj16U6FIhJrPG31I5ZSI74WZcUYsy1Tgtc9cwbFJq37/s320/trom.jpg" border="0" /><br><br /><br /></div><span style="font-size:85%;"></span><div align="justify"><span style="font-size:85%;"></span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;"></span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;"></span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;"></span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;"></span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;"></span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;"></span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;"></span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;"></span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;"></span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;"></span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;"></span></div><div align="justify"><br /> </div><br /><br /><br /><p align="justify"><br /></p><div align="justify"><br /><br><br /><br /> </div><div align="justify"> </div><div align="justify"><em>Nota de Liliana Moreno</em><a style="COLOR: blue; TEXT-DECORATION: underline; text-underline: single" href="mailto:Morenolimoreno@clarin.com"><em>limoreno@clarin.com</em></a><em> (dicen que es del 27 de febrero del 2007 pero yo no la encontré)</em> </div><br><br><div align="justify"> </div><div align="justify">La educación terciaria –profesorados, tecnicaturas, cursos de capacitación- no goza de buena prensa. En términos sociales su hermana mayor, la educación universitaria, ocupa un lugar hegemónico en la llamada formación superior. Augusto Trombetta -profesor terciario y universitario- la puso bajo la lupa en una investigación que realizó en 2000 desde el Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES), cuyos resultados siguen vigentes. Su objetivo: Construir el perfil de los estudiantes que ingresaban a los institutos terciarios de la Ciudad de Buenos Aires. Ahora está a punto de repetir la experiencia en su colegio, el Joaquín V. González.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>-¿A qué atribuye la imagen devaluada que tienen los terciarios?<br /><br /><br /><br /></div></strong><p align="justify"><br /></p><div align="justify"></div><p align="justify"><br /></p><div align="justify">El terciario es invisible. No se lo ve como una alternativa a la enseñanza universitaria sino como una segunda opción: <em>Me va mal en la universidad y sigo el profesorado</em>. Es que la universidad, claramente, ocupa el lugar de referencia de la educación superior en la Argentina. Otro factor es la ausencia de políticas específicas para este sector y esto tiene su correlato en cómo se caracterizó históricamente a los terciarios. En los años 40, por cierre por ejemplo, se lo caracterizaba como una secundaria especial porque no estaba claro su lugar en el sistema educativo. La calificación de terciaria es de los años 60 y 70.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>-Dice que frente a la universidad los terciarios son invisibles. Sin embargo, son dos modalidades de educación muy diferentes.</strong></div><p align="justify"><br /><br /><br /></p><div align="justify"></div><p align="justify"><br /><br /><br /></p><div align="justify">Lo son. La universidad ofrece de manera característica una modalidad académica, profesional y científica muy estructurada. Forma académicos, profesionales y científicos de alta jerarquía. La modalidad terciaria tiene que ver con una formación de profesionales en competencias más técnicas, más específicas, no tan generalistas. Pensemos en la diferencia, por ejemplo, entre Ciencias de la Educación de la Universidad de Buenos Aires (USA) donde se estudian todas los teorías de la educación y un profesorado terciario donde esto se trasmite en una mínima fracción porque el profesor tiene la misión específica de dar clase, de contacto y transferencia con el alumno que un teórico de la educación no necesariamente la tiene.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>-Qué motivaciones -su objeto de estudio- observa en los jóvenes que ingresan en las instituciones terciarias?</strong></div><p align="justify"><br /><br /><br /><br /><br /></p><div align="justify"><br />Los institutos terciarios están divididos en dos grandes grupos. Uno son los profesorados (de enseñanza preprimaria, primaria y secundaria) y otro las carreras no docentes como Psicopedagogía y las de áreas comerciales como puede ser Marketing u Operador en turismo. En este último grupo los ingresantes tienen un perfil más profesional que tiene que ver con avanzar en la carrera, ganar plata, tener un futuro asegurado o poder armarse un futuro.<br />En general, estos chicos son trabajadores que estudian porque muchos quieren el título como forma de progresar en su trabajo para darse el lujo de tener una actividad independiente.<br /><br /><br /><br /><strong>-¿Y el perfil de los aspirantes a profesores?</strong></div><p align="justify"><br /><br /><br /><br /><br /></p><div align="justify"><br />Es más vocacional. Tiene que ver con "Estudio lo que Me gusta". Abarca a todos los profesorados pero de manera clara y singular a los de enseñanza secundaria porque ahí no estudias para ser profesor sino profesor de Matemática o de Historia. Ahí tiene que gustar la disciplina y entonces el impacto de lo vocacional es importante.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>-También observó la existencia de perfi1es mixtos</strong></div><p align="justify"><br /><br /><br /><br /><br /></p><div align="justify"><br />En cuanto a lo vocacional se suma la dimensión social. La respuesta típica de los alumnos de profesorado de enseñanza preprimaría y primaria es "Me gusta trabajar con chicos" a lo que muchas veces agregan que es algo: socialmente necesario porque si hay un cambio en el futuro tendrá que ver con la educación. No sabemos si tendrán una actuación profesional en este sentido pero así piensan su rol docente.<br />El otro perfil mixto (económico, vocacional y social) es el de la Psicopedagogía. Aquí el discurso es: Hago lo que gusta, mi función tiene que ver con atender los problemas de los chicos en las escuelas y también crezco profesionalmente. A esta carrera, en particular. la siguen chicas que primero hicieron el profesorado de preprimana, donde las mujeres son mayoría absoluta.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>-El predominio femenino entre los estudiantes, como comenta en la investigación, es una constante en la educación de nivel terciario ¿Cómo lo interpreta?</strong></div><p align="justify"><br /><br /><br /><br /><br /></p><div align="justify"><br />Hay quienes creen que este es uno de los factores que le da menos visibilidad o relevancia social al nivel terciario. Es difícil de aceptar. Mi interpretación es que este sector le dio una oportunidad muy grande de educación a las mujeres en la Argentina. A tasas que recién hoy están llegando, muchos países de la región.</div>J la Ratahttp://www.blogger.com/profile/16691113236926349816noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-9004830579120618079.post-20571718112555771002007-03-22T07:27:00.000-07:002007-04-07T17:23:49.006-07:00Vi luz y entré<div align="justify">¡Hola!<br /><br /><br /><br />Esta primera entrada, la voy a usar para "explicar" el título que lleva (hoy, al menos) el blog.<br /><br /><br /><br /><a href="http://z8.invisionfree.com/NAMBLA_UndergrounD/index.php?showtopic=365&st=0"><span style="color: rgb(204, 0, 0);">Matando Enanos a Garrotazos</span></a> tiene por nombre un precioso libro de cuentos de Alberto Laiseca.<br /><br /><br />Personalmente, estoy de acuerdo con algunos señores que dicen que Alberto Laiseca está entre los autores más personales de la literatura nacional. Si bien no estoy muy seguro de qué diablos es ser un escritor personal, y mucho menos sé si eso es bueno o es malo.<br /><br /><br /><br />Lo cierto es que sus libros son maravillosos. Y si no fuera porque me faltan kilos y kilos de lectura, afirmaría -como Ricardo Piglia<span style="color: rgb(255, 0, 0);font-size:78%;" >1</span>- que es el mejor novelista argentino desde Roberto Arlt.<br /><br /><br /><br />Esto es algo que el joven inciante en el universo de la crítica literaria debe saber: Si algo nos gusta a nosotros los <em>posmodernos<span style="color: rgb(255, 0, 0);font-size:78%;" >2</span></em>, es encontrar relatos, metáforas y parábolas <strong>dentro</strong> de la literatura, que "hablen" <strong>sobre</strong> la literatura misma<span style="color: rgb(255, 0, 0);font-size:78%;" >3</span>.</div><div align="justify">Es decir: casi todos creen saber qué es la literatura; pero lo cierto es que, al igual que con las ciencias exactas, esta seguridad se vuelve menor a medida que uno lee y conoce a los que más saben. Para algunas de estas personas, es como si la respuesta a "¿Qué es la literatura?" solo pudiera responderse <strong>desde</strong> la literatura.<br /><br /><br /><br />Esto tiene que ver, posiblemente, con las leyes que ordenan los universos que leemos en cuentos y novelas. Leyes más elásticas, o quizá diferentes a las que regulan el lenguaje que se usa en otras <em>esferas discursivas</em>. Se pueden decir <strong>otras cosas</strong>. Se puede también, no decir. Y también se puede decir transversalmente, de costado, amagando. Se puede sugerir, y aceptar la sugerencia o no, es cuestión del lector.<br />Por lo menos, repito, esto es lo que creen algunos.<br /><br /><br /><br />Uno de esos algunos, vengo a ser yo.<br /><br /><br /><br />Y el que les <em>sugiero </em>que lean, es uno de esos cuentos que dice algo, pero no obliga a leer eso que dice. Vos podés leer lo que se dice y suspender cualquier lectura paralela. Se trata del último de los cuentos de "Matando Enanos a Garrotazos", llamado <a href="http://arsewaco.googlepages.com/inventandotitulosenlacavernadelinvierno">Inventando Títulos en la Caverna del Invierno</a>. Ahí se los dejo.<br /><br /><br /><br />Hay gente que cree que todo puede ser dicho. Como diría un francés muy copado, tienen la prepotencia de creer que el universo está conformado de tal manera que los humanos puedan pensarlo todo, y luego explicarlo con sus idiomas.<br /><br /><br /><br />Hay gente que cree que no. Y que hay cosas que solo pueden ser sugeridas. No por miedo. No por desconocimiento -o quizá si. A mi me gusta creer que hay cosas que se dicen mejor cuando se sugieren, que cuando se explican.<br /><br /><br /><br />-J. </div><div align="justify"><br /></div><br /><br /><div align="center"><em><span style="font-size:130%;">"<span style="color: rgb(0, 153, 0);">Moyaresmio acompañaba el puño-grafiado con gritos de combate</span>"</span></em><br /><br /><br /><br /><br /><br /><span style="font-size:85%;"><span style="color: rgb(255, 0, 0);">1.</span> Si estás por entrar en el mágico mundo de las letras, no te preocupes, pronto conocerás a este señor. Si no, entonces no creo que te interese perder el tiempo conociéndolo.</span><br /><span style="font-size:85%;"><span style="color: rgb(255, 0, 0);">2.</span> Prometo crear pronto una polémica entrada sobre la posmodernidad. Por ahora, basta con que sepan esto: si alguien le dice posmoderno a otra persona, es porque no lo quiere, o no le gusta como escribe.</span><br /><span style="font-size:85%;"><span style="color: rgb(255, 0, 0);">3</span>. Sin embargo hay diez mil maneras de entender la tarea del crítico literario, así que a no asustarse ni creer que te van a obligar a internarte en esa dirección. Existen grandes críticos que van por una vía completamente diferente, sin interesarse tanto por estas cuestiones y enfocando otros puntos de contacto. Como un ejemplo reconocido por todos, está la crítica literaria de David Viñas, que podríamos considerar que se especializa en hacer lecturas políticas, y muy buenas.</span></div>J la Ratahttp://www.blogger.com/profile/16691113236926349816noreply@blogger.com2